La única opción para salvar al rinoceronte blanco del norte es un vientre de alquiler

La única opción para salvar al rinoceronte blanco del norte es un vientre de alquiler

El último macho murió en 2018 y sólo quedan dos hembras vivas.

Fatu y Najin en 2014, en la reserva natural Ol Pejeta Conservancy de Kenia.Georgina Goodwin /Barcroft Media via Getty Images

Cuando el 20 de marzo de 2018 falleció el último macho de rinoceronte blanco del norte del mundo, parecía obvio que el destino de este mamífero no era otro que la extinción. El hecho de que sólo quedaran dos hembras envejecidas de esta especie, Najin y Fatu, ensombrecía aún más el futuro del animal.

Pero existía un plan B. BioRescue es su nombre comercial, pero en lengua vernácula se trata de utilizar reproducción asistida y un vientre de alquiler para salvar al rinoceronte blanco del norte, una aplicación novedosa que también plantea algún debate moral.

Será la primera vez que se usen tecnologías de fertilidad para salvar a una especie animal en riesgo de extinción —concretamente, al mamífero más amenazado del mundo—, y no será fácil. Pero (casi) todo está previsto: antes de morir, se extrajeron espermatozoides del último macho, Sudán, y, como la avanzada edad de las hembras les impedirá llevar en el vientre a las futuras crías, se implantará el embrión a una hembra de rinoceronte blanco del sur que hará de madre subrogada.

“La idea de usar reproducción asistida para conservar la biodiversidad surgió desde el desarrollo de la técnica en los años 80, pero, por diversos motivos, la mayoría de intentos no tuvo éxito”, explica a El HuffPost Jan Kirsten, responsable global de Fertilidad de la multinacional farmacéutica Merck, que colabora con el proyecto aportando software especializado y una incubadora de última tecnología para el almacenamiento de los embriones.

  Una cría de rinoceronte blanco del sur con su madre en la reserva natural Ol Pejeta Conservancy de Kenia en 2015.TONY KARUMBA/AFP/Getty Images

Sí se ha utilizado con éxito la inseminación artificial e in vitro en ganadería desde los años 70, “con la intención de reproducir a los animales con una genética superior para la producción de carne o leche”, aclara Kirsten en un correo electrónico. Pero nunca como última opción para salvar de la extinción a una especie.

La historia del rinoceronte blanco del norte es especialmente dramática. Si en los años 70 había unos 500 ejemplares repartidos entre Uganda, República Centroafricana, Sudán y Chad, una década después sólo quedaban 15. La caza furtiva “por la demanda de cuerno de rinoceronte para la medicina tradicional china y para las empuñaduras de daga en el Yemen” aniquilaron a esta población, explica National Geographic.

No obstante, los métodos de conservación y protección lograron que a principios de los 90 se empezara a recuperar la especie y, para el año 2003, la población de rinocerontes blancos del norte se había duplicado. Pero los furtivos no pararon y la situación se volvió crítica de nuevo, con sólo cuatro ejemplares vivos. Los últimos individuos que vivían en libertad fueron erradicados en República Democrática del Congo en el año 2008. Desde entonces, el rinoceronte blanco del norte sobrevive sólo en cautiverio, y tras la muerte de Sudán, el último macho de la especie, sólo quedan Najin, la hija de Sudán (de 30 años), y Fatu, su nieta (de 20).

  Sudán, con su cuidador, en la reserva de Kenia en 2015. El último macho de rinoceronte blanco del norte murió en 2018, con 45 años.Nichole Sobecki for The Washington Post via Getty Images

“Todos los enfoques convencionales que se han utilizado en las dos últimas décadas para mantener una población autosostenible de rinoceronte blanco del norte han fracasado”, apunta Jan Kirsten. Siendo la reproducción asistida la última opción, el Instituto Leibniz de Berlín planteó el proyecto BioRescue con la colaboración del también alemán Centro Max Delbrück de Medicina Molecular y de la compañía Merck. 

Cuando sólo quedan 3, 4 o 5 ejemplares de una especie, hay un empobrecimiento genético y la reproducción es más complicada
Luis Suárez, WWF

Luis Suárez, responsable del programa de Especies Amenazadas de WWF, reconoce el mérito de esta estrategia —“no hay muchas experiencias anteriores similares, es algo muy novedoso”—, pero también admite que le plantea dudas. “Hay que tener en cuenta que se va a trabajar con animales en estado semisalvaje con una variabilidad genética muy baja”, advierte. Dicho de otra manera: “Cuando sólo quedan 3, 4 o 5 ejemplares de una especie, hay un empobrecimiento genético [por la endogamia] y la reproducción es más complicada, hay una desventaja”. “Es lo que se conoce como cuello de botella, que llega un momento en el que todos están emparentados. Si hubiera un banco de muestras amplio, sería diferente”, señala el experto de WWF.

Suárez celebra cualquier técnica para la conservación o recuperación de las especies, pero recalca que la prioridad de su organización es “que se conserven en su hábitat natural”. “Para nosotros, el manejo en cautividad es complementario”, apunta, y cita como ejemplo el caso del lince ibérico

“Cuando quedaban menos de 100 ejemplares de lince ibérico, solicitamos un plan de cría en cautividad, y ahí ya nos parecía que íbamos justos. Entonces el Gobierno español y la Junta de Andalucía lo pusieron en marcha”, recuerda. Y ha sido todo un éxito. “Hemos recuperado terreno. Y los cachorros que nacen en cautividad se sueltan luego al campo. Así se agiliza la repoblación”, explica. “Es una forma de tener riqueza genética y, al mismo tiempo, si ocurre un problema con los ejemplares del campo, es como si tuviéramos una copia de seguridad”.

Intentar recuperarlo es nuestra obligación moral como especie responsable de su extinción

“En el caso de la reproducción asistida, es como trabajar con las brasas o las cenizas que han quedado”, compara. “Pero si esa es la única posibilidad, claro que hay que llevarla a cabo. Y, si no funciona, siempre servirá para adquirir conocimiento sobre la especie y sobre las posibilidades disponibles para salvar a otra”.

  Las únicas supervivientes: Najin (i) y Fatu (d), el 20 de marzo de 2018 en la reserva de Kenia.TONY KARUMBA/AFP/Getty Images

Consciente de que la reproducción asistida en humanos plantea muchos debates éticos, Luis Suárez explica por qué el proyecto para rescatar al rinoceronte blanco del norte no debe mirarse desde esa perspectiva. “En este caso específico, no se deberían plantear cuestiones éticas. Intentar recuperarlo es nuestra obligación moral como especie responsable de su extinción. Además, no se está eligiendo el color de ojos o la estatura”, señala.

“Lo que sí me parece importante es valorar el coste, y si merece la pena invertir ese dinero en tratamientos de fertilidad o si, por ejemplo, convendría más invertirlo en mejorar el hábitat de otras especies”, matiza. “Para mí, ese el debate”.

Esta fase es demasiado temprana como para especular sobre cuándo nacerían los rinocerontes bebés y si llegarían a nacer
Jan Kirsten, responsable de Fertilidad de Merck

De momento, todas las esperanzas están puestas en la recuperación de esta especie, aunque cuesta mucho hablar de fechas y, sobre todo, de probabilidad de éxito.

Jan Kirsten confía en que, al utilizar “uno de los sistemas de incubación más avanzados del mundo, aumenten las posibilidades de éxito”. “Tenemos un largo recorrido por delante, pero esperamos que este proyecto allane el camino para dar la bienvenida a la primera cría de rinoceronte blanco del norte del mundo desde el año 2000”, señala el experto.

Al mismo tiempo, Kirsten se muestra muy cauteloso: “Esta fase es demasiado temprana como para especular sobre cuándo nacerían los rinocerontes bebés y si llegarían a nacer”. “Seamos prudentes y esperemos”, zanja.

Cómo será el proceso

El equipo de investigadores fecundará los óvulos de las hembras con espermatozoides obtenidos del último macho antes de su muerte. A continuación se emplearán una incubadora y software avanzados para el seguimiento, evaluación y valoración de los embriones en tiempo real en un laboratorio de Italia. Por último, los embriones se transferirán e implantarán en una hembra de rinoceronte blanco del sur, la especie más similar a la de rinoceronte blanco del norte.

El BioRescue Project se lleva a cabo por un consorcio científico internacional liderado por el Instituto Leibniz para la Investigación de Zoológicos y Vida Silvestre. El programa ha recibido 4,2 millones de euros del Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania.