Sánchez se enfrenta a una amarga victoria por no haber recuperado Madrid

Sánchez se enfrenta a una amarga victoria por no haber recuperado Madrid

No han logrado un triunfo tan grande como esperaban.

GTRES

La victoria conseguida por el PSOE en las europeas, municipales y autonómicas de este domingo no ha sido tan rotunda como esperaban en la dirección del PSOE. Ha sido una victoria amarga, marcada por la gran decepción de no haber podido recuperar la Comunidad de Madrid tras 24 años de hegemonía del PP.

El sueño que los socialistas tocaron con la punta de los dedos de recuperar Madrid para la izquierda, con el socialista Ángel Gabilondo al frente, no solo se ha desvanecido, sino que la distancia de un escaño con el bloque de la derecha a la que se quedaron en 2015 ha aumentado a tres.

De poco sirve que el PSOE haya ganado los comicios en esta Comunidad por primera vez desde 1991 y así se reflejaba esta noche en los semblantes serios del presidente Pedro Sánchez y los ministros y dirigentes del PSOE que le han acompañado en una breve comparecencia sin preguntas en Ferraz.

Los malos resultados también del candidato a la alcaldía de la capital, Pepu Hernández, la apuesta más personal de Sánchez en estas elecciones, suponen otro problema para él, porque reflejan que no ha sabido aprovechar el desencanto del electorado con Carmena ni el efecto contagio de las generales.

El entrenador de baloncesto ha empeorado los datos obtenidos hace cuatro años por el defenestrado Antonio Miguel Carmona, ya que ha obtenido un concejal menos y con él el PSOE ha pasado de tercera a cuarta posición, al sufrir el ‘sorpasso’ de Cs.

En el otro extremo, la mayoría absoluta del extremeño Guillermo Fernández Vara y el castellanomanchego Emiliano García-Page afianzan dos bastiones históricos, y todo apunta a que el PSOE mantendrá el gobierno con pactos por la izquierda en Asturias y Baleares.

En Aragón, sin embargo, el socialista Javier Lambán solo podría seguir gobernado si pacta con Cs, igual que le ocurre en Castilla y León a Luis Tudanca, cuyo hito de haber ganado unas autonómicas por primera vez desde 1986 podría resultar infructuoso.

Victoria en 10 de 12 comunidades

De las doce comunidades en las que había elecciones el PSOE ha ganado en todas menos en Cantabria, Navarra y Murcia.

A excepción de Aragón, puede mantener los gobiernos que tenía, continuar cogobernando en Cantabria con el regionalista Miguel Ángel Revilla, y sumar dos gobiernos autonómicos nuevos: el de la Rioja, Canarias.

Por debajo de las expectativas han quedado también los socialistas las diez principales ciudades del país: en Barcelona pasa a ser tercera fuerza política al lograr ocho concejales (tres más que en 2015) y, pese a ganar en Zaragoza y Santiago de Compostela, no logra el número de ediles suficiente para formar un gobierno de coalición.

Sí mantiene el liderazgo en Sevilla, Palma de Mallorca y Las Palmas de Gran Canaria, donde repite en la alcaldía Antonio Hidalgo, y en Bilbao arrebata la segunda posición a EH Bildu, que se queda en cuatro ediles mientras que el PSOE se hace con cinco.

Aguantan también los alcaldes de Valladolid y Toledo, en este caso con mayoría absoluta, incorpora la localidad extremeña de Cáceres a la lista de gobernables y elimina nombres de Andalucía al perder las ciudades de Córdoba y Granada.

El silencio y la falta de afluencia de militantes a Ferraz ya apuntaban durante la tarde que la ‘ola de ilusión’ que despertó Sánchez el 28 de abril no ha llegado al 26 de mayo.

La cautela de los dirigentes socialistas ante los buenos resultados que mostraban los sondeos a pie de urna indicaban también que la victoria no iba a ser tan contundente.

Sí lo ha sido en el Parlamento Europeo, donde Josep Borrell ha conseguido pasar de 14 a 20 eurodiputados y el PSOE se sitúa como la delegación socialista más amplia y el referente de la socialdemocracia europea.

Mañana se reunirá la ejecutiva federal para analizar los resultados, pero Sánchez ya ha avanzado su mensaje y ha pedido a Cs que no pacte con Vox y levante el cordón sanitario al PSOE.

Fuentes de la ejecutiva han avanzado una segunda idea: con la debacle que esta noche ha sufrido de Podemos, Pablo Iglesias ‘está como para pedir’ ministerios en un gobierno de coalición.