Seis factores que pueden acabar con tu deseo sexual

Seis factores que pueden acabar con tu deseo sexual

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Se supone que el sexo está para pasarlo bien. Es un modo estupendo de estar más sanos y felices en todos los sentidos. Sin embargo, si alguna vez te has sentido sin deseo sexual, sabrás que el organismo es tan delicado como una flor y que hay que tratarlo igual si quieres que esté a tope. Aunque mi problema suele ser que tengo “demasiadas” ganas, los siguientes seis factores han conseguido frenarme alguna vez a mí, la reina de lo obsceno.

Hay que asumirlo: el mundo es un lugar agotador, incluso en los días buenos. Muchas personas no pueden practicar sexo hasta que salen de trabajar “hechos polvo”. Puede que lo de estar muy cansados para practicar sexo sea un tópico, pero lo cierto es que los tópicos tienen un origen. Según Sleep Council, casi la mitad de la gente duerme solamente seis horas al día o menos. Y, lo que es aún más impactante: cuatro de cada cinco personas se quejan de la calidad de su sueño. Esto afecta a todos los aspectos de la salud y el bienestar, incluido el sexo.

Yo soy una persona con mucha ansiedad y es extraño que mi deseo sexual aumente cuando me estreso. Quizás por eso el sexo se ha convertido en mi mecanismo para afrontar el estrés y otros problemas. Sin embargo, no pocas veces, si te sientes bajo presión en el trabajo, si discutes con algún amigo o si afrontas diversas situaciones estresantes, tus niveles de cortisol se disparan. El cortisol, por su parte, tiende a reducir el deseo sexual, ya que reprime la producción de testosterona y otras hormonas que provocan la lujuria.

¿Alguna vez has notado que a lo largo del mes tienes más ganas de sexo en determinados momentos? Aunque varía muchísimo entre una mujer y otra, el estrógeno, la progesterona y la testosterona afectan al deseo sexual y a las reacciones físicas del cuerpo. El deseo sexual fluctúa a lo largo del ciclo menstrual debido al aumento y descenso de esas hormonas. Suele suceder que a mitad del ciclo, con la ovulación, te subas por las paredes de lo excitada que estás.

La precaución para no tener embarazos indeseados empuja a muchas mujeres a tomar anticonceptivos hormonales, que logran detener la producción de testosterona. Dado que la testosterona es necesaria para excitarse, no sorprende que algunas mujeres afirmen tener menos deseo sexual. También pueden influir en tu salud otros medicamentos, como los antidepresivos, los betabloqueantes y los inhibidores de la ECA, entre muchos otros. Si piensas que tus medicamentos son el problema, investiga sus efectos adversos y habla con tu médico.

Si por el motivo que sea no tienes una dieta sana y equilibrada, tu deseo sexual puede sufrir las consecuencias, entre muchos otros aspectos de tu salud. Para empezar, los fritos y los alimentos salados te hacen sentirte hinchado, e hinchados no apetece el sexo, la verdad. Los estudios demuestran que una dieta equilibrada puede aumentar tu deseo sexual, y hay ciertos alimentos que influyen aún más. Si no tienes suficientes motivos para mantenerte hidratado, toma uno más: la falta de hidratación puede provocar dolores de cabeza e incluso sequedad vaginal, que incomoda las relaciones sexuales y las hace menos placenteras. Así que a beber. Es bueno para la salud.

No hace falta explicar mucho esto, pero a veces, si tu pareja sexual no satisface tus necesidades, no hay mucho misterio. Lo único que puedes hacer es hablarlo. Puede haber varios motivos: ¿es por algo que hace o no te hace tu pareja? ¿Es algo específico que no has podido decirle? ¿Es vuestra dinámica en general? ¿O es que simplemente es egoísta? Sea lo que sea, usad la imaginación si es necesario y volvedlo a intentar o pasad página.

Este artículo fue publicado originalmente en Bellesa, apareció posteriormente en el ‘HuffPost’ Canadá y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.