¡Silencio... se actúa!

¡Silencio... se actúa!

Cuando uno se ha acostumbrado a que una obra de teatro de tirón se convirtiera con el tiempo en una película, van los directores (o los productores, o el mercado, o la necesidad, vaya usted a saber qué) y le dan la vuelta. Ahora vamos al teatro y vemos cine.

Cuando uno se ha acostumbrado a que una obra de teatro de tirón se convirtiera con el tiempo en una película, van los directores (o los productores, o el mercado, o la necesidad, vaya usted a saber qué) y le dan la vuelta. Ahora vamos al teatro y vemos cine.

Siempre ha habido un trasvase entre el cine y el teatro, pero, en la mayoría de los casos, este ha sido unidireccional: un autor (o, para más inri, un adaptador de una novela) hacía una obra, esta se llevaba a las tablas y, si tenía público, luego había tortas entre las productoras cinematográficas por ver cuál se llevaba el gato (o la peli) al agua. El orden se ha invertido.

Tras el musical de Pretty Woman que se vio el año pasado, el teatro Nuevo Apolo ha acogido hasta el 30 de marzo El nombre de la rosa, una adaptación hecha por Garbi Losada de la famosa novela de Umberto Eco. En coproducción de Ados Teatroa, Tres Tristes Tigres, La Nave Producciones y Al Revés Producciones, y repleta de guiños a la película homónima de Jean-Jacques Annaud, esta es una función con una compleja y simbólica puesta en escena. La obra fue protagonizada por Juan Fernández en el papel de Guillermo de Baskerville -a quien solo le falta comer haggis para parecerse más al escocés Sean Connery-, Juan José Ballesta como Adso de Melk y Koldo Losada como Salvatore.

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Facebook / El nombre de la rosa

El cine español ha visto varias producciones teatrales últimas. Los fans de Vicente Aranda han disfrutado de la versión teatral de Amantes, que se estrenó en el Teatro Valle-Inclán (Sala Francisco Nieva) del Centro Dramático Nacional y que ahora mismo está de gira (p.e. estará el 12 y 13 de abril en el Principal de Zaragoza). En ella se ve el famoso triángulo amoroso de la España de posguerra que, con dirección de Álvaro del Amo, han protagonizado Marta Belaústegui (Luisa), Natalia Sánchez (Trini) y Marc Clotet (Paco). Destacable parece la escena, que recrea perfectamente la división bipartita entre el espacio del pundonor de la novia formal y la tentación en forma de amante mayor.

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Centro Dramático Nacional / MarcosGpunto

En la sala alternativa NADA en la c/ Santa Ana 6 encontraremos hasta finales de abril una obra que riza el rizo pues no está basada en una película, sino en una webserie, que a su vez parodia la obra de un cineasta. Otras chicas del montón es una divertida versión "paródico-paróxica" de unas "chicas almodóvar" entradas en años: Loles León (José Cobrana), Victoria Abril (Antonio Barroso), Carmen Maura (María Salama), y Letal, el personaje de Miguel Bosé en Tacones lejanos (Juan Logar). Por Skype se unen a la fiesta Marisa Paredes (Roma Calderón) y Rossy de Palma (Isabel H. Dimas). Todas se encuentran convocadas por un muy especial Pedro (Javier Delgado Tocho) para su última película. Pero este Pedro no es Almodóvar, sino de Cospedal o Cospedal (sin la de), un alocado fan que quiere hacer una película 'almodóvar' sin Almodóvar. Les recomiendo que para calentar motores vean los primeros capítulos de esta webserie de culto (capítulo 1 en Youtube).

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Facebook / Sala NADA

El trasvase es tan claro en El viaje a ninguna parte, Teatro Valle-Inclán (Centro Dramático Nacional) -adaptación de la novela de Fernando Fernán Gómez con varios guiños a la película homónima- que hasta se abre con unos títulos de crédito que semejan los de un cine. La película estaba plagada de referencias al teatro de principios del siglo pasado y la obra mantiene estos mismos guiños a los géneros en boga en la posguerra (el género chico, las comedias de época, el cabaret...). Con dirección de Carol López, versión de Ignacio del Moral y una interesante escenografía (de Max Glaenzel) e iluminación (de Juan Gómez-Cornejo), la obra-novela-película nos retrotrae a la (perra) vida de los cómicos de la legua de la posguerra; en este caso llevados a la escena por Amparo Fernández, Antonio Gil y Miguel Rellán (estos tres especialmente interesantes), y por los también muy correctos Andrés Herrera, Olivia Molina, José Ángel Navarro, Tamar Novas y Camila Viyuela. Quisiera destacar la labor de Amparo Fernández como encargada del movimiento escénico pues la kinesia y la proxemia (que diría el filólogo que llevo dentro) permiten observar claramente cómo el ritmo impreso en la obra se acerca a los del film con unos personajes que se dan la réplica con un tempo rápido para luego atenuarse en los momentos de melodrama. Este juego fílmico se combina con gags de viejo teatro de calle (como los sketches de Antonio Gil) y con un ágil juego escénico que lleva la imagen a unas pantallas traseras en las que se proyectan los sueños del protagonista en formato de celuloide, estas a cargo de Álvaro Luna.

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Centro Dramático Nacional

Vamos, que todavía no estamos en el punto de que un musical (Martin Guerre), parta de una película francesa (Le retour de Martin Guerre) que cuenta con un remake americano (Sommerby) y que se basa en un libro académico (The Return of Martin Guerre de Natalie Z. Davis), que estudia un caso de impostura judicial del siglo XVI (De L'arrét mémorable du parlament de Toulouse, contenant une histoire prodigieuse), pero por ahí andamos. Tras la exitosa adaptación de Billy Elliot, el West End de Londres se prepara para la versión dramatizada de Shakespeare in love. Prepárense, que esto va para largo.