Sonrisas y lágrimas: así fueron los otros pactos entre PSOE y Podemos

Sonrisas y lágrimas: así fueron los otros pactos entre PSOE y Podemos

El de Castilla La Mancha fue el primer Gobierno conjunto de ambos partidos. Así valoran los dirigentes los acuerdos en el resto del país

El presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán (2d), junto a los líderes de los partidos que respaldaron su investidura este 2019JAVIER CEBOLLADA/EFE

Unidas Podemos entró en un Gobierno con el PSOE en Castilla La Mancha. Fue el primer Ejecutivo de coalición de la historia en aquella comunidad, donde los morados ocuparon dos carteras de políticas sociales. Y unas elecciones después, no consiguieron diputados en el Parlamento y el PSOE se hizo con la mayoría absoluta. Una película de terror que Pablo Iglesias no querrá protagonizar.

El líder de Podemos ya ha reconocido que se enfrentará a contradicciones gobernando con los socialistas. Por ello, habrá tomado nota de cómo han funcionado algunos de los acuerdos que sus compañeros firmaron con los socialistas hace cuatro años por todo el país y que El HuffPost repasa. Las sonrisas y las lágrimas van por partidos en Castilla La Mancha, Aragón y Valencia, las comunidades más representativas de colaboración entre PSOE y Podemos.

Castilla La Mancha

En la tierra de El Quijote, el socialista Emiliano García-Page gobierna con comodidad gracias a sus 19 diputados. Pero en 2017, cuando Podemos entró en su Gobierno, dependía de los morados. Dos años antes, decidieron que no entrarían en el Ejecutivo. Entonces, un acuerdo de investidura era la mejor forma de garantizar políticas de izquierda desde Toledo. Hasta que cambiaron de opinión a mitad de legislatura y tumbaron las cuentas.

Según relatan a El HuffPost fuentes próximas a la presidencia de García-Page, les dejaron “colgados con los presupuestos” y llevaron a la región “al bloqueo parlamentario”. Pero, ¿por qué quisieron entrar? Esas fuentes no dudan: “Nos dijeron que no estábamos yendo lo suficientemente rápido en la aplicación del programa. Pero en ese momento había mucho follón en la política nacional”. Podemos cocinaba entonces una moción de censura a Mariano Rajoy y necesitaba un Gobierno ‘rojimorado’ de escaparate para presionar a Sánchez.

  Emiliano García-Page tras ganar las elecciones el pasado 26-M

El lío vino después, cuentan desde el Gobierno autonómico, porque David Llorente, uno de los diputados que sustituyó al flamante vicepresidente morado, torpedeó la coalición. “Ambos tenían una disputa para hacerse con el control del partido. No pudimos aprobar la Ley de Mecenazgo Cultural en el Parlamento. El vicepresidente nos decía que no había manera. Era del todo disfuncional”, se lamenta.

Aun así, los socialistas manchegos muestran diente cuando hacen balance: “Fue positivo para nosotros y para la región, porque pudimos desarrollar nuestro programa en lo fundamental: empleo y recuperación de servicios públicos. Y Podemos no debió verlo mal tampoco, porque en las elecciones del 26-M pidieron el voto no para gobernar, sino para controlarnos en el Gobierno”, ironizan desde el Ejecutivo, que recomienda a Pedro Sánchez “paciencia” de cara a su coalición y que tenga “claros los pesos, que el Gobierno que se va a hacer es socialdemócrata, en lo económico, en lo social y en lo territorial”.

A Pedro Sánchez le recomiendo paciencia con la coalición
Fuentes socialistas del Gobierno de Castilla La Mancha

Aragón

El socialista Javier Lambán lo tiene difícil esta legislatura. El presidente de Aragón revalidó el cargo en julio tras pactar un Gobierno de coalición con Podemos, PAR y Chunta y cerrar las asistencia parlamentaria de Izquierda Unida, que no entró en el Ejecutivo para “vigilar”.

Esa coalición planteará tensiones a los socialistas, al sentar en la sala de mandos a un partido de centroderecha regionalista, el PAR, con Podemos. Junto a Lambán se sienta también Chunta Aragonesista, de izquierda. Pero hace cuatro años los morados no entraron en el Gobierno. “Un error”, según cuenta a El HuffPost el secretario general autonómico, Nacho Escartín, que ahora han redimido.

Desde 2015, Podemos ha acordado con los socialistas la investidura y los presupuestos de tres años. “Cuando te enfrentas a un pacto, lo primero que tienes que tener claro son los objetivos. En 2015, desde fuera del Gobierno, garantizamos medidas de emergencia social: revertir los recortes del PP y mejorar la calidad de los servicios públicos. Pero las hicieron otros. Y la valoración no fue tan buena como nos hubiera gustado”, cuenta Escartín.

Fuentes socialistas del Gobierno aragonés reconocen que “las negociaciones de los presupuestos con Podemos no fueron fáciles al inicio con Echenique”. Pero una vez el secretario de acción de Gobierno cambió Zaragoza por Madrid, siguen estas fuentes, “todo fue bastante bien y se aprobaron las principales leyes”. El PSOE no está del todo contento. Ganó votos (62.400) y escaños de 2015 a 2019: de 18 a 24 diputados. Pero dependen de tres partidos.

Esto ha permitido a Podemos colgarse una medalla: “Hemos conseguido que hubiera tintes morados en cada presupuesto, que las cuentas públicas recogieran el mayor número de pinceladas moradas. Y hemos logrado mogollón de cosas... que no haya corrupción, que se pague antes a proveedores, que se aprobaran leyes de memoria democrática”, cuenta Escartín, quien a pesar de haber perdido 9 diputados y 82.000 votos, sonríe. Su partido gobierna.

A Iglesias le recomiendo que sea inteligente, constante y flexible con Sánchez
Fuentes de la dirección de Podemos en Aragón

Los morados en Aragón recomiendan a su líder en Madrid que sea “inteligente, constante y flexible” en la coalición. Y zanjan: “Compartimos la carta a la militancia de Iglesias, porque habla de gestionar las expectativas. Al final no siempre vas a lograr todo lo que quieres”.

Valencia

El pacto del Botánico va por segunda edición en Valencia. Este acuerdo aúna a PSOE, Compromís y Podemos. Y tras cuatro años todos sonríen, porque los números han vuelto a dar para reeditarlo. Además, todos lo ponen de ejemplo para Sánchez e Iglesias. El socialista Ximo Puig firmó en 2015 un acuerdo con cinco puntos que le haría presidente: rescate de personas, regeneración democrática y lucha contra la corrupción, gobernar para las personas, nuevo modelo productivo y financiación justa y auditoría ciudadana.

En la primera edición, Podemos no entró en el Ejecutivo, pero tras las elecciones de 2019 gestionan dos carteras y una vicepresidencia. Iglesias, cuando Puig revalidó el cargo, dijo que el ejemplo valenciano es lo que para ellos “significa hacer un gobierno de cooperación y plural que encare el mandato de la ciudadanía”.

  De izquierda a derecha, Mónica Oltra de Compromís, el socialista Ximo Puig y presidente de Valencia y Rubén Martínez, de Podemos.Europa Press News via Getty Images

Que Mónica Oltra eligiera al excolega de Iglesias, Íñigo Errejón, para concurrir el 10-N en Valencia con Más País no parece haber roto las costuras de un acuerdo que debe su nombre al jardín Botánico de la Universidad de Valencia, donde se firmó el pacto. Compromís tampoco compartió la decisión de Puig de adelantar las elecciones y hacerlas coincidir con las generales para aprovechar el viento favorable a Sanchez en todo el país.

Una jugada que le dio resultados óptimos a los socialistas y motivos para sonreír. El PSOE, que ganó las elecciones en Valencia tras dos décadas de hegemonía popular, fue el único partido que capitalizó la coalición y se hizo con cuatro escaños y 132.000 votos más.

“Es verdad que el PSOE ha sacado más partido, y el Botánico ha sido positivo, pero no suficiente, porque punto a punto no se habían cumplido todos los puntos del pacto en lo que toca a modelo productivo cambio climático”, cuentan a El HuffPost fuentes de Podemos en la Comunidad.

Estas fuentes aclaran que durante los primeros años, fuera del Gobierno, los morados tenían una posición complicada: “Teníamos que generar inestabilidad en el Gobierno, pero siempre que no mejorara las expectativas de la derecha”.

Podemos y Compromís perdieron apoyo. Los morados cinco escaños y 66.589 sufragios. Y la izquierda de Oltra dos representantes y 13.195 votos. Compromís fue contundente y dijo que el adelanto se debía a razones partidistas. “Por muchos cambios que se hicieran en el Botánico, luego no rentabilzábamos el trabajo. Para nosotros era difícil explicar que las mejoras se debían a nosotros fiscalizando. Para el Gobierno es más fácil lograrlo”, explican esas fuentes de Podemos.

La clave de ese pacto fue “el mestizaje” que llevó a todas las consellerías -excepto a Presidencia y Vicepresidencia- cargos de los dos partidos. Algo que, según han avanzado algunos medios, no ocurrirá en el acuerdo entre Sánchez e Iglesias que continúan trabajando por cerrar la estructura y los apoyos. Quién sonríe y quién llora se sabrá en cuatro años.