Sube la curva en España: “Es inocente creer que toda Europa va a estar mal menos nosotros”

Sube la curva en España: “Es inocente creer que toda Europa va a estar mal menos nosotros”

Los epidemiólogos explican por qué este ascenso de casos era “esperable”.

Una terraza de un bar de Granada durante el puente del 12 de octubre.  Álex Cámara/NurPhoto via Getty Images

No está bien hacer ‘epidemiología a posteriori’, pero en este caso los expertos aseguran que no hacía falta estudiar mucho para saber que a España le tocaba ver un aumento de contagios de covid. Por un lado, porque la curva llevaba días estancada en mínimos (y sin restricciones, todo lo que baja vuelve a subir); por otro, porque el panorama de alrededor servía de clara advertencia.

A finales de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya alertó de que Europa era la única región del mundo donde subían los casos de coronavirus. La situación extrema que vivían los países del Este, superando cada día récords de contagios y con una vacunación muy pobre, desequilibraba las cifras de todo el continente. El virus ha ido avanzando hacia el oeste, y ahora ya no es sólo Rusia o Letonia: Alemania ha registrado este jueves un máximo histórico de casos, con más de 50.000 confirmados en un solo día, 10.000 más que la jornada anterior. 

En España, la situación no es comparable (de momento). Con 70casos por 100.000 habitantes en 14 días, la incidencia acumulada española es seis veces menor que la alemana, pero la curva va en claro ascenso —hace unos días salimos del riesgo bajo después de semanas aguantando el tipo—, y los epidemiólogos advierten: “Es un poco inocente creer que toda Europa va a estar mal menos nosotros”. La frase la pronuncia Salvador Macip, doctor en Medicina e investigador de la Universidad de Leicester, que enseguida aclara que esta ola será “radicalmente diferente a las anteriores”, y eso hay que agradecérselo a las vacunas. 

Salvador Macip explica que “las vacunas son muy efectivas previniendo casos graves y mortalidad”, pero no tienen la capacidad de “frenar completamente los contagios”. Mario Fontán, médico especialista en medicina preventiva y salud pública, ahonda en esto: “Las vacunas son muy buenas, son un activo importantísimo en el control, pero en un contexto de pandemia, en el que mientras tanto sigue circulando el virus, se pueden dar situaciones en las que no sólo con las vacunas se puede controlar”. Lo que permiten, en este caso, a los países con mejor cobertura, es estar mejor preparados ante repuntes como el que ahora vive Europa.

Las vacunas son muy buenas, pero en una pandemia se pueden dar situaciones en las que no sólo con las vacunas se puede controlar

De este modo, España, con el 80% de su población vacunada, está a priori más protegida que Francia (68%), Alemania y Reino Unido (67%) o, sobre todo, que Rusia, donde sólo se ha vacunado un tercio de la población. No obstante —señala Fontán—, “era un poco utópico” pensar que con la vacunación europea, relativamente buena si se compara con otras regiones, “la pandemia se iba a acabar de forma abrupta”.

España vive un ascenso “esperable”

“Estamos viendo un incremento de los casos esperable”, apunta Fontán. “Lo que hay que ir viendo ahora, en función de la cobertura vacunal de cada país y de qué tipo de población no está vacunada, es el impacto social y sanitario de esta ola”, abunda el epidemiólogo. Lo particular de esta nueva ola europea es que, en general, los países no quieren significarse imponiendo restricciones a estas alturas —cuando además el vecino tampoco las está aplicando—, de ahí que la diferencia la marquen las tasas de vacunación. “La mayor parte de los países de la UE ha fiado prácticamente todo el control de la pandemia a la vacunación; por eso si tú tienes peores cifras de vacunación, ahora vas a notar más el repunte”, resume Fontán.

La UE ha fiado prácticamente todo el control de la pandemia a la vacunación; si un país tiene peores tasas, ahora va a notar más el repunte

De hecho, si existe este gran repunte es porque en Europa “los no vacunados siguen siendo millones de personas”, recuerda Fontán. Sólo en España, hay diez millones de personas sin vacunar (contando a los niños menores de 12 años, que aún no pueden hacerlo). Si ampliamos la vista a la Unión Europea, falta un tercio de la población por vacunarse; y si miramos las cifras de todo el continente europeo, el porcentaje de no vacunados es aún mayor: un 44%. 

Echando un vistazo al panorama europeo, Salvador Macip ve “lógico”, al igual que Fontán, que los contagios también crezcan en España. “Lo más lógico, teniendo en cuenta que tenemos el país abierto, es contar con que los casos van a subir”, señala. “Hay que esperar una subida, y tendremos que ir controlando”, advierte el investigador. Con lo de “ir controlando” se refiere a que habrá que recuperar algunas restricciones si la situación lo requiere. “Las cosas que vas ganando durante la pandemia no son para siempre; son mientras duren”, resume Macip. 

¿Nos hemos relajado por encima de nuestras posibilidades?

Con la curva en ascenso y las navidades a la vuelta de la esquina, cabe preguntarse si la población española —en base a lo que permiten las autoridades— ha cogido con demasiadas ganas la ‘nueva normalidad’. Los epidemiólogos no lo ven así. 

“Después de casi dos años de pandemia, con unas cifras de cobertura vacunal tan buenas, con una tendencia muy positiva en la incidencia, me parece lógico que se retiraran ciertas medidas y que la población se pueda desconectar un poco de la realidad pandémica”, opina Mario Fontán. “Me cuesta verlo como algo que fuese evitable”, añade. 

Nos estamos relajando, sí, pero no lo veo tan mal. Está bien tener alguna ganancia psicológica

Salvador Macip coincide con él. “Nos estamos relajando, sí, pero no lo veo tan mal”, dice. “Creo que en esta situación nos lo podemos permitir, sobre todo para tener alguna ganancia psicológica también”, señala el investigador, que enseguida matiza: “Aunque siempre con un ojo puesto en los contagios”. 

Si algo tiene claro Salvador Macip es que “la pandemia no ha terminado”, y eso hace que la situación sea todavía “frágil y fluida”. Por lo tanto, salgamos y disfrutemos, pero “siempre y cuando no creamos, o no nos vendan la expectativa, de que esto ya es definitivo”, añade Macip. “Hay que ser capaces de reaccionar rápido y con flexibilidad si las cosas se complican”, zanja.   

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