"Tembló todo alrededor y el cielo se encendió como un neón azul"

"Tembló todo alrededor y el cielo se encendió como un neón azul"

Los vecinos de la zona afectada por la explosión en Tarragona empiezan a recuperar la calma, tras una tarde-noche de infarto

A las siete menos veinte sonó el desastre. ”¡Acabo de oír una explosión superfuerte, han sido dos, ¡espera!”. La vibración se siente a varios kilómetros. ”¡Ha vibrado todo!”, se oye en los vídeos que la gente no puede evitar hacer ante lo desconocido. Era la primera reacción al accidente en la petroquímica de La Canonja, que a esta hora deja un fallecido y ocho heridos.

La explosión derrumba el techo de un supermercado situado en la zona y hace que todos los residentes se asomen a las ventanas y lancen una exclamación de pavor. ¡Madre mía! La bola de fuego parece de ciencia ficción. ”¡Que están en llamas las químicas!”, gritan los vecinos, mientras ven con estupor e impotencia lo que ocurre.

Lo que arde es una fábrica que trabaja con etileno, un gas muy inflamable. Por ello muchos miran con recelo la nube de humo que se expande por el cielo. No es tóxico, lo han confirmado las autoridades catalanas, pero aun así los agentes recorren las calles de siete poblaciones, incluida Tarragona, alertando a los vecinos recomendando el confinamiento.

300.000 han sido las personas a las que se les pide que no salgan de sus casas, una limitación que se levantó ya anoche. Las escenas de miedo se suceden. “Empezó a temblar todo el bloque, fue impresionante, se nos quebraron los cristales de la sala y todo”, dice una vecina entrevistada por Atlas. “Ha sonado un golpe súper fuerte, es que han rebotado hasta las ventanas”, contaba otra joven, que aseguraba también, como la mayoría de los testigos, que había pasado mucho miedo.

La onda expansiva se sintió a kilómetros de distancia de la fábrica y provocó daños en estructuras de edificios y en ventanas. De hecho, el único muerto por el momento no estaba en la planta siniestrada, sino en su casa, cuando se le vino el techo encima.

Inés, de Vilaseca, explicaba en la SER que estaba en casa, “muy asustada”. “Hemos escuchado la explosión, salimos a caminar todas las tarde por Port Aventura y esto está muy cerca. Lo hemos visto, el cielo se ha puesto entre blanco y azul. Había una luz horrible (...) estaríamos a tres kilómetros del fuego. Después ha salido un humo negro con un olor fortísimo y desde ahí pues...ambulancia, bomberos”, narra. “He ido corriendo a casa, he cerrado persianas y puertas. Mi nuera, que estaba en casa, dice que ha escuchado un fuerte portazo, habrá sido por la fuerza de la explosión”.

“Tembló todo alrededor y el cielo se encendió como un neón azul, luego blanco, luego con humo... Nos hemos llevado a los niños a una habitación y hemos llamado a la familia para decir que estábamos bien. Nunca he sentido ese miedo”, señala en RAC1 una anciana que estaba dando de merendar a sus nietos en su casa, a dos kilómetros de la planta.

Desde el Complex Educatiu de Tarragona, una residencia de estudiantes situada a unos 700 metros del lugar donde se ha producido el accidente, la deflagración se ha sentido con fuerza. “Lo primero que hemos notado al estar tan cerca de la explosión es que se ha oído un temblor del suelo muy fuerte y luego ya hemos visto mucha luz, como si se hubiera hecho de día de repente”, explica a 20 minutos Santi, un estudiante que permanece confinado junto a varios compañeros en el comedor del centro

El Caso ha entrevistado además a los vecinos del señor fallecido, que identifican como Sergio Millán, de 55 años.