Cercados por las llamas en Bejís: "Vimos el fuego a 7 kilómetros y en 15 minutos lo teníamos encima"

Cercados por las llamas en Bejís: "Vimos el fuego a 7 kilómetros y en 15 minutos lo teníamos encima"

Los testimonios de temor, rabia e impotencia desde el incendio que asola Castellón: “No se ve nada, solo humo".

Vecinos ven a lo lejos las llamas en Bejís (Castellón).Europa Press News via Europa Press via Getty Images

Temor, rabia, impotencia. El fuego que asola Castellón desde Bejís deja ya cerca de 4.000 hectáreas arrasadas, cuatro poblaciones desalojadas y centenares de evacuados. Pero también deja historias tan duras como las que cuentan algunos vecinos de Teresa. Esta pequeña localidad se ha visto rodeada por las llamas en apenas unas horas, debido al cambio en la dirección del viento y el humo que apuntan ahora hacia allí.

Como consecuencia, sus habitantes tuvieron que coger lo imprescindible y marcharse lo antes posible. En principio, según los Servicios de Emergencia, solo por prevención, pero eso no quita el miedo a las casi 300 personas que allí viven y que no saben cuándo podrán volver a casa o si tendrán casa a la que volver tras el incendio.

Es el caso de Fernando, que lleva once años al frente del bar Zorio. Es uno de esos bares de los de toda la vida y él tuvo que dejar su local el martes tras el aviso de la Guardia Civil. El humo ya estaba muy cerca.

“Pudimos recoger alguna cosilla, mientras nos íbamos con la preocupación de que el fuego llegue a la zona”, afirma este vecino. Este pueblo, que al igual que tantos otros celebraba estos días sus fiestas locales, ha pasado de la alegría al miedo. Fernando precisa que en estas fechas las calles están abarrotadas, “en fiestas puede haber más de mil personas”. Comenzaron el pasado lunes, pero, como es evidente, quedaron anuladas ante el avance del fuego. Añade que esta mañana ha podido hablar con el alcalde del pueblo, uno de los pocos que ha podido ingresar al pueblo, y que éste le ha dicho “estar preocupado porque el fuego afecte a los coches estacionados y a las viviendas”.

Para Fernando además este incendio podría haberse minimizado si se tomasen precauciones en la zona: “El campo necesitaría cuidado para evitar que estas cosas ocurran. Hay mucha dejadez”. Las autoridades no le permiten quedarse en la vivienda, por lo que Fernando optó por ir a casa de sus padres. Otros, que disfrutaban de su segunda vivienda en la localidad, han tenido que regresar a Valencia. Muchos en su vehículo personal y otros en los autobuses fletados por el Ayuntamiento. En esta situación de huida se vio Josep González, otro vecino de la localidad, que vive aquí con su mujer (dueña de la farmacia del pueblo) desde hace 30 años.

“El desalojo fue deprisa y corriendo. Veíamos venir la situación. Cogimos lo más importante”, afirma Josep a El HuffPost, quien además narra cómo se produjo el momento de la evacuación. “Las llamas las veía desde mi casa a unos 6 o 7 kilómetros de distancia. En apenas 15 minutos, el fuego estaba aquí. En 10 nos tuvimos que ir”, cuenta.

Las casas, los coches, bueno... pero las vidas humanas son lo más importante
Josep

Josep, al igual que gran parte de los habitantes del pueblo esperaban el desalojo por el humo, pero no por el fuego. No cuesta entender que muchas de las personas que residen aquí tratasen de apurar al máximo dejar atrás su hogar. “Por un parte apurabas, por otra el miedo...”. La salida fue tranquila, así lo afirma, dentro de lo que supone una situación como esta. Este matrimonio tuvo suerte y pudo conseguir una habitación en un hotel de Segorve. La única que quedaba libre en la zona. Comparten dormitorios con muchos de los miembros del servicio de emergencias y voluntarios que luchan incansables contra el fuego. Precisamente en este hotel se alojan otras familias, con historias igual de duras.

“Hay una familia de Córdoba que fue a las fiestas, pero por el incendio duermen en el hotel. A los chiquillos les dicen que están de acampada.” Es uno de los casos que Josep nos cuenta que ve en su estancia aquí y que habla de la situación tan dura que se está viviendo.

Lamenta que el paisaje tan bonito que rodea a Teresa se queme sin remedio: “La naturaleza invita al veraneo, los paisajes son bonitos. Hay mucho pino y vegetación”. Nos recuerda además que hace 10 años hubo uno similar, pero no tan grave como el de ahora. Josep está pendiente del móvil, ya que en caso de que el fuego entre en el pueblo una aplicación, utilizada por el pueblo para recibir comunicados oficiales, les avisará. “Las casas, los coches, bueno... pero las vidas humanas son lo más importante”.

Comercios cerrados y población confinada

“Desolador”. Este es el adjetivo con el que Eva Beltrán no duda ni un segundo en definir lo que están viviendo en Castellón mientras las llamas del incendio de Bejís avanzan sin control desde el lunes por la tarde. Regenta una farmacia en Toràs, una de las localidades que junto a la del foco original y la de Teresa y Sacañet fueron desalojadas el martes ante un fuego que ya ha irrumpido en la provincia de Valencia.

No obstante, Beltrán explica a El HuffPost que se encuentra en Alcublas, la población a la que han sido trasladadas los evacuados durante la madrugada. “Las imágenes que voy recibiendo son horribles”, asegura, recordando cómo tuvo que marcharse el martes por la tarde y que con las llamas aproximándose ya a donde se encuentran “no sé si también tendremos que irnos”.

Teníamos miedo, pero jamás imaginé que pasaría esto, tal virulencia
Eva Beltrán

A pesar de la dureza de un incendio que ya deja tres bomberos heridos, reconoce que nunca se esperó imágenes como las vividas. “Al ver el inicio de este verano tan caluroso teníamos miedo, pero jamás imaginé que pasaría esto, tal virulencia”, subraya. Y eso que todavía guarda en la memoria el gran incendio que afectó a la zona hace ahora diez años: “Me toca revivirlo”. Antes de despedirse deja un mensaje para la esperanza. “El regreso va a ser muy duro, pero lo importante es que estamos bien, luego intentaremos rehacernos”, sentencia.

La sensación entre los vecinos de Alcublas no es muy distinta. “Hay mucho humo y se nota que la gente está un poco asustada”, relatan desde el estanco María Dolores Vendimilla de dicha localidad de la comarca de Los Serranos, donde los clientes que han acudido a lo largo de esta mañana comentan que hay miedo. También varios hombres que fueron evacuados durante la noche y se han acercado al establecimiento.

Precisamente, en la memoria de los habitantes de Alcublas sigue muy vivo el incendio de hace 10 años y ahora regresa inevitablemente como un fantasma. “Estuvimos una semana incomunicados”, rememoran desde el estanco antes de regresar al trabajo.

No se ve nada, solo humo
Manolo

Si uno de los rostros del incendio, el más cercano, lo representa el fuego que sigue devorando terreno sin control, el otro es la densa humareda que cubre el cielo y ha obligado también a confinar localidades como Viver. “Estamos confinados en casa y tengo el restaurante cerrado”, cuenta Manolo, de Casa Álvaro, al otro lado del teléfono, quien reconoce que “en ningún momento creímos que el incendio llegaría”. La realidad ahora es muy distinta: “No se ve nada, solo humo”.

Este hostelero se ha visto obligado a avisar a sus proveedores para que hoy no les traigan producto fresco. No se trata de un cierre cualquiera, puesto que hablamos de una localidad de gran peso turístico en el que la población se multiplica por cinco en verano, afirma. Ni se trata de una fecha cualquiera: “Mañana habrían empezado las fiestas”. A la espera de que el Ayuntamiento anuncie alguna mejoría, explica que tienen esperanza con el cambio de la dirección del viento. Entretanto, sus pensamientos son para los vecinos que peor lo están pasando, como un ganadero que tuvo que llevarse a sus vacas para evitar que fuesen presa del fuego.

El otro frente que calcina la Comunidad Valenciana

El fuego que avanza desde Bejís no es el único que está afectando a la comunidad. Desde el sábado, las llamas han arrasado 11.500 hectáreas en la zona de la Vall d’Ebo (Alicante) y han provocado escenas muy similares a las que se viven en Castellón.

[Siento] una tristeza y una impotencia inmensa, este es un valle precioso
Marisa

“Nos cogió por sorpresa”, explica Marisa desde Benissivá, población localizada en el Vall de Gallinera. Aunque es vecina de Alpatró, el incendio provocado por un rayo le pilló cuidando a sus padres y cuando comenzaron los desalojos tuvo que tomar la dura decisión de quedarse, al no poder trasladar a su padre y a su madre: “No me podía ir a cualquier sitio”. Por fortuna, las llamas se detuvieron en ladera de la montaña.

“Esto ya ha pasado otras veces, pero creo que esta vez es mucho más extenso”, indica para explicar los sentimientos que recorren su cabeza. “Una tristeza y una impotencia inmensa, este es un valle precioso”, relata del incendio más grande que ha vivido en sus más de 50 de años. Con todo, tiene la firme certeza de que el verde volverá a colorear el paisaje en un año.

  Este rayo fue lo último que vieron en Alpatró antes de comenzase a subir la columna de humo rojo en el Vall de Gallinera.Cedida

Ya desde Valencia, Robert narra una vivencia muy parecida. El sábado estaba cenando con su familia en Alpatró cuando comenzó la tormenta: “Incluso hicimos una foto del último rayo que cayó y... a los pocos minutos empezamos a ver el incendio”. Durante dos días se fueron a la cama con una amenaza en forma de “una nube roja de fuego y humo” y el ruido de los medios aéreos yendo en busca de agua.

Cuenta como pasado un día y medio comenzó a notarse un poco “la desesperación”. Cuando el Ayuntamiento comenzó a prevenir a los habitantes para que tuviesen preparadas las maletas, tomó la decisión de no arriesgar más y preparar el regreso a Valencia. El lunes, después de que su hija le advirtiese que la Guardia Civil iba a comenzar a desalojar poblaciones limítrofes cogieron el coche y se marcharon al mediodía. Robert explica que si solo hubieran tardado una hora más la carretera ya habría estado cortada. “No podíamos arriesgarnos”, subraya.