Tiempo de actuar
European Commission President Ursula Von Der Leyen puts on her face mask as she welcomes Moldova's President Maia Sandu prior their meeting at the European Commission headquarters in Brussels, Monday, Jan. 18, 2021. (Johanna Geron, Pool Photo via AP)ASSOCIATED PRESS

Ha sido el año en que una pandemia nos ha mantenido en casa y en el que la UE ha establecido un programa de bonos sin precedentes para hacer frente a sus consecuencias económicas. El año en que las tendencias autoritarias en Europa se han disparado y los conspiradores antidemocráticos, tanto dentro como fuera de la UE, han promovido activamente la desconfianza en las políticas públicas. Es el año en que uno de los Estados miembro más importantes de Europa ha abandonado la Unión, y una de las principales democracias del mundo parecía haber perdido el rumbo.

Todos estamos satisfechos por dejar atrás el año 2020, pero seríamos irresponsables si no aprendiéramos de su lado negativo. El mundo es un lugar diferente y la política tendrá que cambiar para hacer frente a esta realidad. La lucha contra la corrupción, la defensa de los derechos humanos, la lucha contra el autoritarismo y sus problemas subyacentes ya no son cuestiones que un país pueda abordar por sí solo. Son problemas globales.

La UE ya se ha adaptado a algunos de los problemas que ha enfrentado. Actualmente, desempeña una función decisiva al abordar la crisis sanitaria, por ejemplo, negociando la compra de vacunas en nombre de los gobiernos de los Estados miembro. Ha asumido otro importante papel en la financiación de la recuperación, lo que ha hecho posible que los Estados miembro se hayan unido para pedir prestado y gastar juntos la impactante suma de 750.000 millones de euros, además del presupuesto plurianual de la UE, que se pagará mediante futuros impuestos paneuropeos. Está respondiendo al desafío generacional del cambio climático con un ambicioso Pacto Verde que podría conducir a una transformación radical de nuestras economías. Este poder conlleva una gran responsabilidad, por lo que el control democrático debe garantizarse en cualquier caso.

La UE ha mostrado su tradicional debilidad en otros campos, especialmente en política exterior

Por otro lado, la UE ha mostrado su tradicional debilidad en otros campos, especialmente en política exterior. No sólo en lo que respecta a las sanciones a Bielorrusia o la situación de los refugiados en Bosnia sino también con relación a la desconcertante ingenuidad hacia China. El compromiso final sobre la garantía del Estado de Derecho para los proyectos del Fondo de Recuperación también dejó mucho que desear. La debilidad conlleva también obligaciones.

Nada de lo anterior puede quedar sin supervisión democrática y legitimación pública por parte de la ciudadanía europea. Cuando las políticas dan un salto trascendente, la política democrática debe adaptarse en consecuencia y aplicarse. Los ciudadanos europeos deben saber que Bruselas no gobierna por decreto. Deben percibir que estos poderes se basan en su participación efectiva.

Por ello, líderes de los gobiernos europeos, el Parlamento Europeo y Ursula von der Leyen prometieron una consulta pública sobre el estado de la política comunitaria. De este modo, una Conferencia sobre el Futuro se organizará para hacer más interactivo el debate sobre lo que los europeos esperan realmente de Europa: ¿qué queremos y qué necesitamos hacer juntos, como europeos, y cuál es la mejor manera de conseguirlo? Estas no son preguntas que Bruselas pueda responder por sí sola. Por ello, ha de tener lugar un debate de dos años lo más amplio posible para que los líderes de la UE puedan tomar nota antes de las próximas elecciones al Parlamento Europeo en 2024. Ursula von der Leyen lo prometió, el Consejo Europeo lo apoyó, el Parlamento Europeo estaba convencido.... y luego, nada.

La resolución aprobada por el Parlamento Europeo sobre la Conferencia  ha cumplido un año. Desde entonces, el Consejo y la Comisión se han estancado ¿Temen que un verdadero debate público llegue a conclusiones que no son de su agrado?, o ¿temen que un verdadero debate europeo aflore realidades que no puedan controlar?  Sea cual sea el objeto de su temor, el miedo es siempre un mal consejero en política. Cuando los políticos rehúyen el escrutinio público, la opinión pública pierde la confianza.

Este es un momento crucial para la democracia, pero, en particular, para la democracia y la política de la UE. Se están tomando decisiones trascendentales y las apoyamos con convicción. Sin embargo, en una democracia no se puede ejercer y ampliar el poder sin la participación activa de la ciudadanía. No más excusas. No más retrasos. La Conferencia sobre el Futuro de Europa ha de iniciarse ya.