Trump ha amenazado con autoindultarse, pero ¿realmente puede?

Trump ha amenazado con autoindultarse, pero ¿realmente puede?

El todavía presidente de EEUU tiene algún as en la manga para librarse de la cárcel a partir de enero. El precedente podría estar en Richard Nixon y el caso Watergate.

Donald Trump, junto con su familia, indulta al pavo 'Drumstick' como parte de la tradición de Acción de Gracias, el 21 de noviembre de 2017.ANDREW CABALLERO-REYNOLDS/AFP via Getty Images

A Donald Trump no le faltan motivos para aferrarse con todas sus fuerzas al cargo de presidente de los Estados Unidos. En el momento en que abandone el puesto, puede que le toque hacer frente a al menos cinco demandas e investigaciones criminales, y tanto Trump como su equipo lo saben.

“¿Que qué hará cuando deje de ser presidente? Evitar la cárcel, básicamente”, respondía hace unos días a El HuffPost Ernesto Pascual, profesor de los Estudios de Ciencias Políticas de la UOC. Pascual apuntaba entonces a una posibilidad un tanto inverosímil pero no tan remota para el todavía presidente estadounidense: el indulto.

Hasta el 20 de enero, cuando el demócrata Joe Biden asuma el cargo, Trump conserva todas sus funciones, entre ellas la del indulto, que por cierto tendrá que usar el próximo 26 de noviembre por Acción de Gracias, cuando es tradición que los presidentes estadounidenses indulten a un pavo. Sin embargo, es posible que por entonces Trump tenga otro tipo de perdón en la cabeza. “No descarto que se autoindulte de todo lo que le acusan y así de momento eludirá la cárcel”, sostiene Pascual.

Lo cierto es que el propio Trump ya lo dijo claramente en 2018, cuando aseguró que tenía “el derecho absoluto” a hacerlo. Al parecer, su equipo se lo había dejado caer un año antes, poniéndose en el caso de que el presidente fuera declarado culpable de los delitos relacionados con la investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016.

Ningún presidente antes que él se ha visto en su misma situación, así que nadie sabe responder con certeza si Trump podría dar el paso. Por otro lado, Trump no se puede comparar con ninguno de sus predecesores... 

Según Ernesto Pascual, hay unas reglas “no escritas” que le impedirían emitir un indulto para sí mismo, pero teniendo en cuenta que el magnate “ha rebasado todas las nomas, podría hacerlo perfectamente otra vez”.

“Creo que no hemos terminado de ver la ristra de sorpresas que nos depara Trump”, coincide José María Areilza, jurista, profesor de Esade y titular de la Cátedra Jean Monnet-Esade. “Su actitud y su propensión por las transgresiones no es algo que vaya a cambiar ahora”, augura el profesor, que no se atreve a vaticinar si el presidente “llegará tan lejos como para autoindultarse”, pero ve “evidente que Trump está preocupado por su situación una vez deje de ser presidente y de estar protegido jurídicamente por ese estatus”. 

Cuando la gente me pregunta si un presidente puede indultarse, mi respuesta siempre es: ‘Bueno, puede intentarlo’

“Cuando la gente me pregunta si un presidente puede indultarse, mi respuesta siempre es: ‘Bueno, puede intentarlo’”, explica a Reuters Brian Kalt, profesor de derecho constitucional de la Universidad Estatal de Michigan, que añade que “la Constitución no ofrece una respuesta clara sobre ello”.

Otros expertos legales argumentan que el autoindulto sería inconstitucional porque viola el principio básico de que nadie debería ser el juez de su propio caso. Si este argumento desincentiva al presidente a hacerlo, a Trump todavía le quedaría otro as en la manga, cediendo el marrón a su vicepresidente, Mike Pence.

Existe un precedente parecido en Estados Unidos, y para ello hay que remontarse a 1974 y al escándalo del Watergate, aquel robo contra la sede del Partido Demócrata que desató la caída del gobierno de Richard Nixon

En 1972 se destapó el escándalo, y dos años más tarde el Gran Jurado federal consideró al presidente Nixon copartícipe, aunque sin cargos formales, de una conspiración para obstruir la acción de la justicia en la investigación del caso.

Fue entonces cuando el Departamento de Justicia dictaminó que el presidente Richard Nixon no podía autoindultarse, pero sí renunciar de forma temporal, recibir el indulto de su vicepresidente y volver después al cargo, tal y como explica la edición británica del HuffPost

Ese último paso se lo saltaron, pero sí hubo dimisión e indulto. El 8 de agosto de 1972, Nixon anunció su renuncia y el día 9 su vicepresidente Gerald Ford juraba el cargo. Pues bien, apenas 48 horas después de asumir la presidencia, Ford indultó a Nixon de cualquier delito federal que pudiera haber cometido como presidente. 

No creo que Pence quiera definir así su legado

Ahora, 46 años después de aquel escándalo, hay quien piensa que Trump podría repetir la historia. La duda no es tanto si él sería capaz de hacerlo, sino si su vicepresidente, Mike Pence, estaría dispuesto. Pence, con una larga trayectoria en el Partido Republicano, tiene todavía muchos años de carrera por delante y la posibilidad de aspirar a la presidencia, y este polémico gesto podría empañar su imagen.

“No creo que Pence quiera definir así su legado”, sostiene Corey Brettschneider, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Brown, en declaraciones al HuffPost Reino Unido.

Sea como sea, los presuntos delitos de Nixon eran federales, pero Trump podría tener en su haber también crímenes estatales, y el indulto no le libraría de ellos. Entre esos delitos está, por ejemplo, la acusación de que Trump pagó 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels para que esta no contara que mantuvo relaciones con el magnate. Trump reconoció ese pago en 2018, aunque habló de extorsión.

Mientras tanto, su ímpetu por frenar la llegada de Joe Biden a la presidencia y por señalar un fraude electoral sin pruebas demuestra que Donald Trump está muy pero que muy interesado en seguir siendo presidente. Como avisó su exabogado Michael Cohen, “para él, ganar estas elecciones no es una opción, sino una necesidad”.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es