TVE y el programa de Cintora, segundo asalto

TVE y el programa de Cintora, segundo asalto

Ojalá el rigor informativo de la cadena pública no vuelva nunca a apagarse.

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“Esto no se puede hacer con gente de la casa” vs. “Esto lo queremos hacer nosotros”. “El programa de Jesús Cintora es informativo” vs. “Es un magacine de actualidad informativa”. Y mientras tanto el programa Corazón y su retórica paradigmática, “mientras duraba la desescalada, el amor escalaba”, defenestrado a los fines de semana. Aquí el nuevo puzle sobre Las cosas claras, en cinco titulares.

Tras el post de la semana pasada sobre el programa de Jesús Cintora en TVE, Las cosas claras, recibí mensajes a tutiplén. Compañeros de la cadena pública enfadados, contrariados, ofendidos me hacían saber (todos muy respetuosos, vaya eso por delante) que mi artículo tenía fisuras y que quedaban a la espera de esa segunda parte que anunciaba. La tenía ya compuesta, pero decidí atender las nuevas voces. Voces que se han ido sucediendo, solapando, contradiciendo durante buena parte de la semana. Siempre que abordo un tema de la cadena pública imagino lo que pensaría mi querida Alicia Gómez Montano, qué me diría, qué visión tendría, cómo serían sus exabruptos, sus chascarrillos, sus morrocotudas salidas de tono. Y me pongo nostálgica porque la echo de menos igual que al principio, desde ese maldito 18 de enero de 2020… 

Con lo que ella me diría y con el montón de opiniones distintas en la cabeza estoy a punto de tirar la toalla y pasar de todo. Pero entonces la recuerdo defendiendo su candidatura para presidenta de la corporación y sigo mirando los mensajes que recibo. Y así, tras el parón navideño, tras múltiples whatsapps, tuits, conversaciones con un grupo nutrido de colegas de la pública, me dispongo a acabar el año resumiendo todo ese trajín.

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La conclusión tras todas esas conversaciones de las que hablo es: puede que haya 6.400 opiniones distintas (que es el número de profesionales que componen la plantilla de RTVE) sobre cómo afrontar el asunto, al margen de la cúpula directiva, que tiene otra. Así que resulta difícil componer un artículo de OPINIÓN, que es lo que hago aquí, en este medio. Esto que escribo NO es un reportaje sobre cómo están las cosas entre todas las partes contratantes. Es un análisis/opinión/crítica. Lo digo por lo que lo digo.

Hace unos días, este artículo publicado en el Cuaderno de periodistas contaba cómo la BBC, la compañía audiovisual “más antigua del mundo y la más grande por número de empleados (22.401)”, estaba más cerca que nunca del colapso. Recogía la autora de la información lo que el productor John Mair, que trabajó en la BBC, ITV y Channel 4, ha contado en el libro ¿Está la BBC en peligro? ¿Merece estarlo?

El libro es una minuciosa radiografía de la corporación, que tiene una reputación a prueba de balas. Desde siempre, la BBC ha sido intocable e irreprochable, los ciudadanos británicos la tienen entre sus instituciones más queridas, pero su volumen, los nuevos tiempos, las crisis políticas y económicas, la están amenazando. Mair pone el foco en algo que, según voces contundentes de RTVE, también sucede en nuestra cadena pública:

“Uno de los principales problemas es que la BBC ha acaparado en los últimos 20 años demasiados servicios y demasiado personal. El modelo actual está garantizado solo hasta 2027 pero luego habrá que ver qué ocurre. La BBC tiene que llevar a cabo grandes cambios, tiene un gran producto pero lo vende muy mal”.

Dicho esto, que es muy importante, arranco. Voy a intentar agrupar en cinco titulares los puntos de vista de diferentes grupos de profesionales que estos días me han abordado:

Es una máxima que los profesionales oyen desde su dirección. Y que algunos desde otros departamentos, secundan. ¿Por cuestiones logísticas? Bueno, sí o no. A veces es porque, como pasa en la BBC, no se miden bien los recursos y no se prioriza. Y se abordan demasiadas cosas, demasiados contenidos pequeños para los que se destina a demasiada gente (esto no va a gustar). Y otras (y esto tampoco va a gustar) “porque la gente está bien como está, lleva muchos años en el mismo destino, en la misma sección, en el mismo programa discreto, y no tiene demasiadas ganas de nuevos retos”. Y luego porque no todo el mundo sirve para cualquier cosa. Y porque un avezado periodista de, por ejemplo, un espacio de reportajes en profundidad, no quiere irse a hacer piezas de un minuto y medio. Así de simple.

Pero visto el aluvión de mensajes, me atrevo a lanzar un órdago a la cúpula directiva de la cadena pública. Allá va, Rosa María Mateo, Enric Hernández:

Propongan a los propios empleados de la casa trabajar en los programas de información/actualidad que se planteen poner en marcha antes de externalizarlos. 

A ver qué pasa.

Parece que esa frase, “estos programas no se pueden hacer con el personal de TVE”, tan escuchada dentro y fuera de la casa, es cuestionada por un buen número de los profesionales. Y no solamente por los sindicatos (que por cierto merecen un post al margen, que por supuesto yo paso de escribir, ni por Alicia).

“Yo habría ido encantado a este programa si me lo hubieran pedido. Desde luego, tal y como está planteado se puede hacer desde la casa perfectamente”, dice un joven periodista de la cadena, que lleva apenas un lustro trabajando. “Y sé de otros tantos compañeros que también irían, hay gente que tiene ganas de trabajar, de hacer otras cosas y de hacer las cosas bien”, me dice.

“A la gente de la casa se la ha de motivar”, me dicen

“En La 2 no hay nada de producción propia”, me dicen

El caso es que cada dato aportado, cada frase, tiene su réplica; cada opinión, su reverso. Es de una magnitud todo lo que sucede en esa casa que apabulla. Pero luego hay datos incontestables y controvertidos: un periodista de la cadena tiene un contrato de 35 horas semanales, que son 7 horas al día. Correcto. También tienen unos salarios buenos, muy buenos en ocasiones, sobre todo si se comparan con los del resto del panorama audiovisual. Correcto también. Lo deseable. Pero frente a eso (y eso no es auditable, ni controlable), el periodista contratado por la productora trabaja 10 o 12 llegado el caso. Y no tiene pluses. Esto, por cierto, nadie me lo tiene que contar, que lo he vivido cientos de veces en mis periplos televisivos. Por ejemplo, hay productoras que se pelean con TVE para poder tener a su propio equipo técnico, en lugar del de la cadena. ¿Por qué? ¿Porque son más, ejem, manejables? ¿Porque dan menos problemas? ¿Porque tienen menos prebendas? ¿Porque son más baratos? ¿Es injusto? Sí. ¿Es real? También.

Y, como dice la ley, si es informativo no se puede externalizar. Lo informativo lo ha de asumir la cadena con sus recursos propios al 100%, que para eso tienen esa nutrida plantilla de fijos y contratados. Pero si eres la jefa, Rosa María Mateo, y dices ante la comisión mixta de control parlamentario que “no es un programa informativo, es un magacín de actualidad informativa”, entonces puedes contratar a una productora, que es lo más rápido y lo más fácil. Igual lo normal sería “hacer una convocatoria de gente de la casa, pero luego ha de decidir el responsable, claro. Y no a todo el mundo le viene bien lo que le propones, eso también hay que decirlo. Y cualquiera no puede hacer cualquier cosa. Eso también hay que decirlo”.

Preguntas que lanzo: ¿Los 24 periodistas que se necesitan para hacer Las cosas claras podrían sacarse de los servicios informativos de la casa? ¿Querrían incorporarse a ese espacio, a ese ritmo? ¿Debería la dirección pedirlo primero?

Dato: tras la presión sindical y de los profesionales sobre la contratación externa para realizar el espacio de Cintora, la dirección ha decidido internalizar cuatro de los puestos (de montadores). La productora ha despedido, pues, a cuatro de sus contratados.

“¿Y por qué no? ¿Por qué hemos de dar por sentado que lo de dentro es infalible y lo de fuera es sospechoso de corrupción y enchufismo? ¿Por qué no se puede contratar el talento, por qué no se pueden contratar perfiles ad hoc?”. Pues no habría ningún problema, si todo eso se ajustara a la ley. Que por cierto es compleja e interpretable.

Preguntas que me hago yo: ¿Por qué es malo que se hagan cosas con gente de fuera? ¿Si no has tenido la suerte, la ocasión, la oportunidad de presentarte a unas oposiciones y sacar una plaza, o de ser contratado, no puedes contribuir con tu saber hacer, con tu talento a la cadena. Si una de las obligaciones de la televisión pública es impulsar la industria audiovisual, ¿cuál es exactamente el problema de buscar fuera de la casa ideas y soluciones?

Una de las peticiones del grupo de trabajadores agrupados en @RTVEsinpersonal en un detallado manifiesto que firmaron es la cogestión. Pero “se les olvida que eso no puede ser, que ellos no dirigen, que esto no es una comuna, que desde los sindicatos, desde el comité de empresa se pueden defender los derechos de los trabajadores pero no pueden dirigir la corporación”, me apunta un experimentado profesional de la casa (que no pertenece a la dirección, me apresuro a puntualizar).

Varios profesionales de la casa, a los que mi primer post soliviantó, me escribieron en la misma dirección: lo que pedimos es que se contrate más gente, directamente, si es lo que se necesita para llevar a cabo un programa, en este caso, por ejemplo, el de Cintora. Pero el Gobierno, la SEPI y Hacienda marcan un techo de contratos, un gasto de personal (la cadena destina unos 400 millones de euros a esa partida, más de lo que destina a comprar programas de fuera, por otra parte).

La dirección actual de la cadena ha decidido que la franja anterior al informativo -donde ahora se emite Las cosas claras-, que históricamente ha sido de entretenimiento puro (el programa Corazón como emblema) pasaría a ser de actualidad, y competiría con productos similares: Las cosas claras vs Al rojo vivo.

“Pero el acceso al telediario no ha sido nunca informativo y además, igual TVE se ha de distinguir del resto de las cadenas en algo. Quitar ′Corazón’ para mí fue un error, era una islita amable en el panorama. Y otra cosa: si la tele pública tiene la obligación de informar, entretener y formar, un programa como ese cumplía su función”, me cuenta una periodista de la casa.

El domingo me vi enterito Corazón, el especial de fin de semana. Y efectivamente, es amable (cursi incluso) e inofensivo. Recuerdo cuando el escritor Antonio Muñoz Molina me contó su fascinación por la narrativa del programa. “El virus se ha instalado entre nosotros pero el amor sigue en el aire”, era la frase con la que arrancaba un reportaje sobre nuevas relaciones, nuevas ilusiones, nuevas esperanzas amorosas. “Durante la desescalada, escalaba el amor”, era otra.

Si me pongo frívola diría que si me das a elegir entre esto y la actualidad que ya voy a ver en el informativo, me quedo con esto. Hay tiempo para el Hola! y tiempo para el Financial Times, que ya sé que es un medio que todos leéis. Pero esto es solo mi punto de vista, faltaría más.

Merece un capítulo aparte este asunto. Las grandes novedades se dan en ese departamento, en el digital, las apuestas más pegadas a los tiempos, las iniciativas más rompedoras están ahí. Para eso está, claro. Para impulsar, innovar, descubrir, vivir al margen de lo comercial…

La plataforma digital Playz ha albergado las series Drama, Boca Norte (Premio Ondas), el espacio Mixtape, que repasa el boom de la música urbana española, con Rosalía, con C. Tangana, etc. La miras y dices, pues sí, ese es el espíritu que deberíamos pedirle a una cadena pública de televisión en pleno siglo XXI.

Junto a esta plataforma está el Laboratorio audiovisual al que llevo dándole un notable desde su creación. Alberga, entre otras cosas, Más de mil mujeres asesinadas, un proyecto digital, pionero y radical que llegó para documentar la VIDA de las mujeres asesinadas por violencia machista, no para retratar sus MUERTES. Pasaos por allí sin falta, es un espacio con fondo, bien hecho, de puro servicio público.

Dicho todo esto, tengo peticiones:

Ojalá el rigor informativo de la cadena no vuelva nunca a apagarse, ojalá RTVE nos deslumbre con ficciones paradigmáticas y subversivas, ojalá pueda crear un plantel de caras reconocibles, reconocidas y reputadas, ojalá sus profesionales puedan habitar ese edificio inmenso de manera más acorde a los tiempos, ojalá alguien tenga una hoja de ruta clara. Y si tiene que volver la publicidad, que vuelva. Que, total, el día de Nochebuena, Tena Lady patrocinó Telepasión.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Periodista, ha trabajado para diarios como Levante y televisiones como Canal 9 y TVE. Es colaboradora de radios como Cadena Ser o RNE. Cubells ha publicado varios libros sobre el mundo de la televisión y también, en colaboración con Marce Rodríguez, el libro Mis padres no lo saben.