Ucrania, ante el enésimo bandazo de Putin

Ucrania, ante el enésimo bandazo de Putin

Se acabaron "por ahora" los ataques indiscriminados contra poblaciones e infraestructuras críticas, ha anunciado el líder ruso, que adelanta el final de la movilización y renueva amenazas al mundo occidental.

Putin, pensativoContributor via Getty Images

Una constante reconstrucción de urgencia. Vladimir Putin ha confirmado este viernes un nuevo cambio en la estrategia bélica rusa sobre Ucrania, tras seis días de bombardeos masivos sobre numerosos puntos del país. 233 días y decenas de miles de muertes después de ordenar su “operación militar especial”, la logística cambia... pero el discurso sigue idéntico.

Para Putin “lo que está pasando es incómodo, por decirlo suavemente, pero habría sido lo mismo un poco más tarde, únicamente con condiciones peores para Rusia [.] Actuamos de forma correcta y en el momento adecuado”, ha explicado este viernes mientras justificaba su enésimo bandazo, con la recurrente amenaza a la OTAN, otro de los clásicos en su retórica.

El nuevo guion de Putin

Seis días después de su arranque de ira en forma de bombardeos indiscriminados contra infraestructuras críticas y enclaves civiles, ha dicho basta “por ahora”, cuando un tercio de la red eléctrica ucraniana está destrozada poco antes de que llegue el frío extremo. El líder ruso ha anunciado una nueva etapa en la guerra, en la que de momento “no van a ser necesarios más ataques masivos”.

En su estrategia, que no deja de variar ante el curso de unos acontecimientos nada favorables a sus intereses, Putin ha planteado que es momento de dedicarse a “otras tareas” en el conflicto.

Esas ocupaciones pueden pasar por asegurar los asentamientos que Rusia defiende como cruciales. Mientras la ciudadanía de Jersón comienza a evacuarse en las rutas marcadas por Moscú, las tropas se encuentran cada vez más asediadas por Ucrania en el sur y el este.

Desde Kiev los cálculos de su particular reconquista se elevan a más de 1.600 poblaciones, una cifra que sigue incrementándose en cada balance, a la espera de las grandes batallas por las capitales ocupadas por Moscú en el Donbás y el sur del país.

La movilización rusa se acerca a su final

“Dos semanas” es el plazo que plantea Putin para completar el llamamiento a filas de sus ciudadanos. Tras haber reclutado ya a 222.000 reservistas, quiere finalizar el proceso en un periodo rápido, superados los “errores” en las primeras tareas burocráticas. Las convocatorias masivas, erróneas en muchos casos, generaron numerosas críticas dentro y fuera del país, ante lo que el Kremlin y él personalmente tuvieron que salir a pedir disculpas.

Este viernes nuevamente ha señalado que los fallos son “estupideces” sin mayor importancia ligadas a “formas antiguas” de hacer las cosas. Confía en que la última remesa de reservistas sirva para compensar las fuerzas sobre el terreno ucraniano y descarta convocar a más ciudadanos. Por ahora.

En el mismo discurso ante la prensa, ha recordado el 60 aniversario de la Crisis de los Misiles de Cuba, que puso a la URSS y a EEUU al borde de la Tercera Guerra Mundial. Tratando de buscar paralelismos, ha advertido de lo que sería “una catástrofe global” en caso de confrontación directa con la OTAN.

“La participación de cualquier fuerza militar en un contacto directo, en un enfrentamiento directo con el ejército ruso, es un paso muy peligroso que puede llevar a una catástrofe global”, ha admitido en una rueda de prensa al término de dos días de cumbres regionales en Astaná (Kazajistán).

Lo que se sabe de las maniobras de disuasión nuclear de la OTAN

La alianza insiste en que sus ejercicios, anuales y programados desde antes de la guerra en Ucrania, no tienen que ver con las amenazas nucleares rusas, pero la casualidad ha querido que coincidan en uno de los momentos más tensos.

Desde este lunes, Bélgica acogerá las maniobras de 14 miembros y con hasta 60 aeronaves, incluyendo cazas de combate de quinta generación. Durante una semana, los participantes sobrevolarán el mar del Norte y Reino Unido, sin utilizar fuego real en sus ejercicios, como ha detallado la OTAN en un comunicado.

Stoltenberg ha querido recalcar que la edición 2022 del Steadfast Noon tendrá lugar a más de 1.000 kilómetros de la frontera con Rusia y con un único fin, que la disuasión nuclear de la OTAN siga siendo “segura y eficaz”. En sus palabras, las actividades programadas “sirven para garantizar que las capacidades nucleares de la OTAN permanezcan seguras, protegidas y efectivas”.

A vueltas con el Nord Stream y el “sabotaje”

La pelea diplomática y energética al calor de los ataques a los gasoductos Nord Stream 1 y 2, en el Báltico, continúa. Este viernes Suecia ha anunciado que las fugas ya no son visibles sobre la superficie marítima, pero sigue sin esclarecerse la autoría de un acto que hace una semana calificó como de “grave sabotaje” a causa de una serie de “explosiones”. Occidente y Rusia persisten en su intercambio de acusaciones, el último a cuenta de las investigaciones.

Alemania, Suecia y Dinamarca han decidido excluir a Moscú de las pesquisas, ante las sospechas de que los actos lleven su sello. Esto ha provocado una protesta formal del régimen de Putin, que ya ha adelantado que no dará validez a ningún informe en el que no participen directamente.

También dentro del Kremlin, el viceprimer ministro, Alexander Novak, ha asegurado que los ataques contra ambos gasoductos han “anulado” la seguridad energética de Europa y han sumido al continente “en la pobreza energética”.

En ese contexto, Putin mantiene negociaciones con Erdogan para convertir a Turquía en un nodo crucial en la redistribución de su gas a Europa, gran sustento en las cuentas rusas, pese a las continuas sanciones. De momento, la petición va calando y el mandatario otomano ya ha confirmado que van a trabajar juntos en el proyecto de viabilidad. En la actualidad, el Turkstream es uno de los grandes gasoductos operativos en el continente y, para Putin, el más fiable en las exportaciones.

Lukashenko al rescate (de su socio)

Entre los escasos amigos que le quedan a Putin en la escena internacional siempre aparece Alexander Lukashenko, el líder bielorruso. En respuesta a la NBC y en un acto compartido con su referente ruso, ha asegurado que “cruzar las líneas rojas” marcadas por Moscú sería un error.

“Si arrinconas a una persona o a un país, solo hay una salida: seguir adelante”, ha explicado Lukashenko, para quien Rusia “nunca” ha mostrado intención de usar armas nucleares. “Esto sería el fin de nuestro planeta”, ha añadido llamando a los dos bloques a negociar.

El presidente de Bielorrusia teme una “reacción en cadena” si un solo país recurriese al botón nuclear, “Rusia lo entiende bien, ha añadido. “Y nadie, quiero subrayar esto porque lo sé con certeza por el propio presidente Putin, nadie se ha fijado el objetivo de usar armas nucleares”.