Un 'nuevo' Gobierno en Guatemala

Un 'nuevo' Gobierno en Guatemala

Presumiblemente, el presidente electo de Guatemala, Jimmy Morales, tiene el apoyo de los sectores más conservadores del poder económico y de grupos duros de militares en retiro y en activo. En estas circunstancias, ¿estará dispuesto o en capacidad de realizar las reformas indispensables que se mencionan al principio? Parece difícil que así sea.

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Foto: EFE

La Administración gubernamental encabezada por el presidente electo Jimmy Ernesto Morales Cabrera, elegida en los últimos comicios en Guatemala, ha tomado posesión este 14 de enero. El ambiente en el cual se inicia el periodo presidencial es complicado. Baste para ello mencionar algunos aspectos de la problemática nacional que dan una idea de la complejidad del contexto.

La crisis política del año anterior, que aún no está resuelta, ahondó la urgencia de reformas profundas al sistema político, con cambios de fondo en la Ley Electoral y de Partidos Políticos, el fortalecimiento de la institucionalidad pública con reformas a la Ley del Servicio Civil e instauración de la Carrera Pública, reforzar el sistema de administración de justicia y de salud, ambos con profundas dificultades financieras, técnicas, de corrupción, modificaciones a la estructura fiscal; amén de la grave situación de pobreza y precariedad de un fuerte sector de la población, como demostraron tanto el Informe sobre Desarrollo Humano 2015 del PNUD, como la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida -Encovi 2014-.

Por si eso fuera poco, el día 6 de enero del presente año, 18 militares en situación de retiro donde destacan por su significación política y estratégica los generales Manuel Benedicto Lucas García y Manuel Antonio Callejas Callejas, fueron detenidos por la Policía Nacional Civil por orden Judicial a petición del Ministerio Público, acusados de desapariciones forzosas y delitos contra los deberes de la humanidad durante el Conflicto Armado Interno (1960-1996), lo cual pone de manifiesto que los rezagos provocados por las políticas de Estado regresivas e indolentes de los últimos veinte años no dieron solución a las necesidades de Justicia Transicional que el país necesita y la población demanda.

Por otra parte, las finanzas públicas están en franco deterioro. Hasta octubre de 2015, las mediciones del agujero fiscal llegaban a 4.27 mil millones de quetzales (unos 566 millones de dólares), según cifras proporcionadas por la Superintendencia de Administración Tributaria-SAT-. El mismo presumiblemente creció hasta el final del año, pero aún no hay cifras oficiales para determinarlo; sin embargo, en las declaraciones del recién electo presidente no hay una sola alusión a la problemática. Es más, ni siquiera dio a conocer su gabinete de gobierno.

Como se ve, son complejas las tareas que el presidente tendrá que abordar, las cuales necesitan un equipo bien integrado, así como capacidades políticas, experiencia y calidades de estadista que el señor Morales no tiene.

El presidente electo carece de equipo con tales características y hasta de partido político fuerte. El que lo postuló es un débil partido fundado por exmilitares, el Frente de Convergencia Nacional -FCN-. Tampoco se le conocen operadores políticos con experiencia, solamente cuenta con diez diputados del total de 158 en el Congreso de la República, uno de los cuales, el coronel retirado Edgar Justino Ovalle Maldonado, sin haber asumido su curul ya tiene antejuicio por un caso de desaparición forzosa y delitos contra los deberes de humanidad, es lícito preguntarse: ¿cómo y con quiénes va a gobernar?

Presumiblemente tiene el apoyo de los sectores más conservadores del poder económico y de grupos duros de militares en retiro y en activo. De ser así, probablemente su gabinete de ministros y secretarios de Estado esté formado por operadores políticos y técnicos de la órbita del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras -CACIF-, cercanos o en acuerdo con la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala -AVEMILGUA- (fundadores del partido que lo impulsó) , y probablemente también de sectores académicos, de centros de investigación o de los llamados "tanques de pensamiento" del poder económico tradicional. Esto nos hace suponer que va a ser más de lo mismo.

Un equipo de estas características ¿estará dispuesto o en capacidad de realizar las reformas indispensables que se mencionan al principio? Parece difícil que así sea. Queda un elemento último a mencionar: la política para Guatemala de los Estados Unidos de América, en este momento profundamente marcada por la iniciativa de la administración del presidente Barack Obama llamada Alianza para la prosperidad del Triángulo Norte de América Central.

No es casual la presencia del vicepresidente Joe Biden en la ceremonia de cambio de Gobierno el próximo 14 de enero, en el marco de las preocupaciones de Washington por el incontrolable flujo de indocumentados hacia México con destino final en Estados Unidos y su indudable protagonismo en la crisis política que terminó con la presidencia del general retirado Otto Fernando Pérez Molina y la vicepresidenta Ingrid Roxana Baldetti Elías.

En estas condiciones, los escenarios políticos y sociales se pueden convertir en muy difíciles de manejar dado el aumento de la frustración de la población, la situación económica apremiante y los índices sociales en gran deterioro.