Vidas de escritoras: Hermanas Brontë, Simone de Beauvoir, Lucia Berlin, Pardo Bazán...
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Vidas de escritoras: Hermanas Brontë, Simone de Beauvoir, Lucia Berlin, Pardo Bazán...

Varias autobiografías, biografías y novelas sobre autoras importantes muestran cómo sus vidas más personales se convirtieron en materia prima de sus creaciones literarias.

EscritorasEL HUFFPOST

Por Maribel Lienhard

El universo femenino de las escritoras abre el año 2020 con una serie de libros que van de la autobiografía a la biografía novelada. Obras que desvelan cómo sus vidas personales se convirtieron en sus creaciones literarias y estas en salvadoras de su sus mundos reales. Vidas públicas, secretas, privadas, desconocidas, alegres o dolorosas pero siempre interesantes que ayudan a comprender mejor a estas escritoras como personas y como creadoras fascinantes:

Simone de Beauvoir «le gustaba reír, comer, pasarlo bien».

Lucia Berlin sus niños la rodeaban con sus juegos mientras escribía en su maquina Olympia.

A las hermanas Brontë les tocaba escribir a escondidas de su padre que era clérigo.

Marysé Condé su madre le canturreaba cuando aún estaba en el vientre una vieja canción criolla que le había escuchado cantar a su madre, muerta cinco años antes.

Annie Ernaux el Tiempo y la memoria la acechan siempre y la incitan a reconstruir el recuerdo que empareja a vivos y muertos, realidad y ficción, sueño e historia.

Mary Karr la vida nefasta de su madre casi se le terminó replicando en la suya propia.

Mary McCarthy la criaron sus abuelas: «una cristiana piadosa, pero severa y aterradora; la otra judía, que llevaba siempre un velo para ocultar los efectos desastrosos de un estiramiento facial».

Herta Müller los organismos secretos de inteligencia del Estado rumano quisieron convertirla en espía.

Emilia Pardo Bazán la rodeó el debate y muchas personas que leían sus textos no sabían que era una mujer.

Nélida Piñon le diagnostican una enfermedad grave por equivocación y convierte esa mala sombra en vida.

Bienvenidos a las vidas de las escritoras que convirtieron sus historias, buenas y malas, en literatura y aliento para vivir:

Simone de Beauvoir: Acompañando a Simone de Beauvoir, de Sami Nair

  GALAXIA GUTENBERGGALAXIA GUTENBERG

Los últimos setenta años Simone de Beauvoir (París, 1908-1986) ha marcado buena parte de la agenda de la mujer, de sus derechos, de la visibilidad y toma de conciencia ante la sociedad. Una escritora e intelectual revolucionaria y combativa que abrió el horizonte de la mujer y lo femenino, sobre todo, a partir de su libro El segundo sexo. Una obra-faro para muchas personas. Una aproximación a esta filósofa tan influyente es la que brinda Sami Naïr quien fuera su colaborador y amigo en Acompañando a Simone de Beauvoir con un retrato sincero que ayuda a comprender su pensamiento. El siguiente pasaje de su introducción es clarificador:

«Le gustaba reír, comer, pasarlo bien. Qué agradable sentir en aquella mujer, ya mayor y fortalecida por una vida de creencia en sus ideas, tan habituada al éxito como a las decepciones, una alegría de vivir el momento tan intensa. Huelga decir que no era siempre el caso, en ocasiones, se la podía encontrar cansada. En nuestras reuniones semanales de los miércoles de Les Temps Modernes, fiel a sí misma, vestida con una elegancia discreta y cuidadosa, con su pañuelo anudado en la cabeza, escuchaba los comentarios de todos; sus ojos glaucos brillaban cuando alguna consideración inteligente captaba su atención, y su boca se fruncía en un mohín si juzgaba inapropiado algún apunte. Con su famosa voz cortante, casi aguda, muy parisina, abrupta, soltaba: ‘Bueno, voy a leer ese texto, es interesante, ¿verdad? Ya veré’. Aunque, en realidad, le gustaba contar historias terminadas las reuniones que siempre tenían un poco o mucho que decir sobre seres y cosas».

Lucia Berlin: ‘Bienvenida a casa’, de Lucía Berlin

  ALFAGUARAALFAGUARA

Lucia Berlin (Alaska, 1936 – Los Ángeles, 2004) es una de las grandes noticias literarias de los últimos años. Su volumen de cuentos Manual para mujeres de la limpieza publicado en español le abrió las puertas. Narraciones llenas de sensibilidad y personajes inspiradas en su propia vida.

Las dificultades, el talento y la necesidad de escribir lo plasmó en varios textos autobiográficos reunidos en este Bienvenida a casa. Cartas y fotografías completan el libro en cuya introducción escribe su hijo Jee:

«La primera escritora a quien vi trabajar fue mi madre, Lucia Berlin. Los primeros recuerdos que conservo son de mi hermano Mark y yo dando vueltas en nuestros triciclos por el local de Greenwich Village donde vivíamos, mientras mamá aporreaba el teclado de su máquina Olympia. Pensábamos que estaba escribiendo cartas: escribía montones de cartas. En nuestros largos paseos por la ciudad, casi todos los días nos parábamos en un buzón y nos dejaba echar los sobres por la ranura».

  • Bienvenida a casa. Lucía Berlin. Traducción de Eugenia Vázquez Nacarino (Alfaguara)

Hermanas Brontë: ‘Infernales. La hermandad Brontë’, de Laura Ramos

La casa de la familia Brontë en elpoblado de Haworth, en Yorkshire (Inglaterra), fue excepcional desde que los niños eran pequeños cuando su madre murió. Charlotte, Emily, Anne y Branwell, nacidos entre 1814 y 1820, crearon mundos literarios propios siempre que podían, su relación era singular entre ellos y algunos lograrán obras memorables. «Con el tiempo, Charlotte llegará a ser una celebrada autora; Emily mantendrá el anonimato mientras su Cumbres Borrascosas escandaliza a Gran Bretaña; Anne publicará La inquilina de Wildfell Hall, una de las primeras novelas feministas; Branwell, poeta maldito, llevará el ideal romántico hasta los límites de la autodestrucción y será proscrito de la historia». Así lo recuerda la editorial Taurus en Infernales una biografía muy completa, amena y documentada de la familia Brontë escrita en castellano.

Escribieron a escondidas del padre, un clérigo de la iglesia local que vivía en una casa junto a la rectoría y cercana al templo y cementerio.»Ellas debieron luchar frente a prejuicios en contra de las mujeres, él, contra los férreos mandatos paternos para que llegara a ser un pintor de fama. Ellas lo consiguieron, él, no».

Vivieron entre la precariedad, el esfuerzo laboral y la ilusión de la literatura, de la escritura.

«Infernales busca cuestionar el mito romántico para dejar al descubierto a las mujeres reales y a la construcción de una identidad: la de las hermanas Brontë como escritoras profesionales. Estas mujeres no eran unas campesinas solitarias, tenían la voluntad de una fuerza de la naturaleza», dijo la argentina Mariana Enriquez.

Annie Ernaux: ‘Los años’, de Annie Ernaux

  CABARET VOLTAIRECABARET VOLTAIRE

Esta obra autobiográfica es una de las mejores de Annie Ernaux y una puerta extraordinaria para conocer el mundo de esta escritora francesa maestra en la literatura del Yo, muchísimos años antes de que este género invadiera el mundo editorial y lo hiciera con vocación literaria y no narcisista. Los años es la destilación de su estilo acerado, crudo y emotivo esparcido de poesía sin adornos. No es un yo exhibicionista, como el que abunda hoy, es un Yo nacido de la vida real y transformado en pura literatura, sentimiento y razón, que se pregunta desde dentro, que no termina de comprender, que se detiene en los detalles, que es el detalle sin tapujos, que se narra a sí mismo al tiempo que ilumina su época. La vida de un escritor como parte, causa y consecuencia de la Vida, con mayúsculas, y del mundo. Annie Ernaux logra un relato sincero, honesto, conmovedor y transparente con reflexiones sobre la vida, el ser, el compromiso, el dolor, la búsqueda del amor y, claro, el tiempo, el tiempo florecido de ilusión y pasión con su estela de melancolía.

Marysé Condé: ‘Corazón que ríe, corazón que llora’, de Marysé Condé

El 11 de febrero de 1837 nació Maryse Condé en Pointe-à-Pitre, capital del archipiélago caribeño de Guadalupe. Su nombre dio la vuelta al mundo cuando en octubre pasado la llamada Nueva Academia de Suecia, en sustitución de la Academia Sueca que en 2018 no entregó el Nobel de Literatura debido a las investigaciones de acoso sexual en el seno de la misma, la distinguió con el Nobel Alternativo de Literatura.

Su vida la relata en Corazón que ríe, corazón que llora:

«Indiferente como de costumbre, a mi padre le daba igual una cosa que otra. Mi madre, por su parte, prefería una niña. La familia ya contaba con tres niñas y cuatro niños. Así estarían empatados. Una vez pasada la vergüenza de que la hubieran pillado, a sus años, en flagrante delito carnal, mi madre empezó a sentirse muy feliz por su embarazo. Orgullosa, incluso. El árbol de su cuerpo aún no estaba marchito, reseco. Todavía podía dar frutos. Frente al espejo, observaba maravillada la redondez de su vientre, los abultados senos erectos, como dos pajarillos recién salidos del huevo. Todo el mundo le repetía lo preciosa que estaba. Una nueva juventud le latía dentro, le iluminaba la piel y los ojos. Las arrugas se le borraban por arte de magia. El cabello le crecía, le crecía, con la espesura de los bosques, y se lo recogía en un moño, canturreando, cosa rara en ella, una vieja canción criolla que le había escuchado cantar a su madre, muerta cinco años antes».

Mary Karr: ‘Iluminada’, de Mary Karr

Desde la publicación de El club de los mentirosos, la vida de Mary Karr interesa. La infancia y buena parte de su vida en una familia desajustada contada en ese libro memorialístico tuvo un gran éxito en 1995. En España se publicó hace un par de años con igual suerte. En 2009, Karr publicó Iluminada, traducida al español el año pasado con similar acogida por el público. La editorial empieza por preguntar: «¿Es posible reírse a carcajadas mientras lees un libro que trata sobre el Amor, el Alcoholismo, la Depresión, el Matrimonio, la Maternidad y… Dios? Por supuesto. Iluminada es un buen ejemplo, el mejor ejemplo.».

Ahora, la historia de la niña ha dado paso a la ventana en la que muestra su vida adulta convertida en infierno, mientras mantiene la fe en la literatura y su hijo. Si en El club de los mentirosos su madre era la gran protagonista, aquí es la propia Karr «sin escrúpulos y con un humor irreverente; y sin sentido del ridículo»:

«Por mucho tiempo que lleve sin beber, por muchas horas que haya pasado en despachos de terapeutas y confesionarios, aun así me las he arreglado para hacerte daño, y no sólo con el divorcio, cuando tú apenas tenías cinco años y la vida era un concurso de gritos y portazos concomitantes.Al igual que mi madre desapareció de mi joven vida para entrar en un manicomio, yo también me esfumé un tiempo cuando todavía no levantabas ni dos palmos del suelo. Yo, que he dedicado buena parte de mi vida a in-tentar sondear los misterios de su psique, me veo ahora ocupando el lugar de la sondeada. Es una sensación muy perturbadora, créeme».

  • Iluminada. Mary Karr. Traducción de Regina López Muñoz (Periférica y Errata Naturae).

Mary McCarthy: ‘Memorias de una joven católica’, de Mary McCarthy

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«Por ser huérfana, fui educada por dos pares de abuelos, todos los cuales están ahora muertos, y que poco sabían de nuestro cotidiano vivir en la infancia, fuese antes o después de la muerte de nuestros padres». Esto empieza por contar Mary McCarthy (Estados Unidos, 1912-1989) en su autobiografía Memorias de una joven católica. Son los años veinte en Estados Unidos en los que dijo que hubiera deseado por momentos estar escribiendo ficción.

Vivía con sus abuelas: una cristiana piadosa, pero severa y aterradora; la otra judía, que llevaba siempre un velo para ocultar los efectos desastrosos de un estiramiento facial. «También su malvado tío Myers, que la golpeaba por el bien de su alma, y la tía Margarita, que mezclaba jugo de naranja con aceite de ricino para pegarle los labios por la noche y evitar que respirara por la boca, una práctica, a sus ojos, nada saludable. Pero estos familiares, tan ajenos como terribles, junto con las monjas de la escuela del convento del Sagrado Corazón, ayudaron a inspirar su sentido devastador de lo sublime y ridículo, y su ingeniosa imaginación de novelista».

«Por ser huérfana, fui educada por dos pares de abuelos, todos los cuales están ahora muertos, y que poco sabían de nuestro cotidiano vivir en la infancia, fuese antes o después de la muerte de nuestros padres. También mis tíos se hallaban alejados de nuestra vida familiar y se interesaban muy poco por ella, y además mi hermano Kevin, cuyos recuerdos corroboran los míos en cuanto se refiere al período en que vivíamos en Mineápolis, era muy pequeño cuando nuestros padres murieron y sus recuerdos de ellos son escasos. En cuanto concierne a los hechos de mi primera infancia he tenido que basarme en mis recuerdos, a veces borrosos, en el vago y contradictorio testimonio de mis tíos, en unos cuantos comentarios al paso hechos por mi abuela, antes de que comenzara a chochear, y en unas cuantas cartas que me escribió una amiga de la infancia de mi madre».

Herta Müller: ‘Siempre la misma nieve y siempre el mismo tío’, de Herta Müller

Herta Müller (Rumanía, 1953) ha sido uno de los premios Nobel de Literatura que ha servido como hallazgo en este siglo. Este libro Siempre la misma nieve y siempre el mismo tío (Siruela), es un volumen de  ensayos y textos narrativos biográficos que se adentran en la frase con la que empezó su discurso del Nobel en 2009: «La peripecia de una niña que cuida vacas en un valle hasta llegar aquí, hasta el Ayuntamiento de Estocolmo, es muy extraña». Un fragmento lo corrobora:

«La tercera vez se sentó y fui yo quien se quedó de pie, por que dejó el maletín encima de mi silla. No me atreví a ponerlo en el suelo. Me insultó llamándome tonta de remate, vaga y zorra más echada a perder que una perra vagabunda. Movió los tulipanes justo hasta el borde del escritorio, y plantó en el medio del tablero una hoja de papel y un bolígrafo. Gritó: ¡escribe! Yo, de pie, me puse a escribir lo que me dictaba: mi nombre y mi fecha de nacimiento y mi dirección. Luego escribí que, con independencia del grado de parentesco más cercano o más lejano, no le diría a nadie que —y entonces llegó la palabra horrible— colaborece».

Emilia Pardo Bazán: ‘Emilia Pardo Bazán,’ de Isabel Burdiel

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Un nombre que crece con los años en España no solo por lo que escribió y cómo lo escribió, sino por lo que fue su vida y lo que representa es el de Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851-Madrid, 1921). «Pardo Bazán contribuyó al cambio de registro novelístico y a la construcción de la esfera cultural y del canon literario decimonónicos». Su presencia pública fue notoria y notable lo que dio visibilidad a la mujer y reivindicó sus derechos.

Isabel Burdiel registra sus facetas de intelectual y escritora mezclado con su vida activa:

«En 1908, cuando tenía quince años, Iliá Arensburg embarcó en Odessa con destino a lo que entonces se llamaba América del Sur. Formaba parte de una de las grandes diásporas judías de las postrimerías de la Rusia de los zares. Como muchos otros que viajaban con él, durmió en cubierta durante la larga travesía. Tras varios destinos fallidos, llegó a Santiago de Chile a principios de 1909. Allí fue acogido por una dama viuda, probablemente también de origen judío y ruso, que alquilaba habitaciones en su casa. En aquel primer alojamiento estable, en el umbral de su nueva vida, Iliá encontró un volumen de obras de Emilia Pardo Bazán. No hablaba, ni por supuesto leía, español, pero se esforzó por convertir aquellos libros en una ayuda para conseguirlo. Cuando logró abrirse paso, casi a tientas, en las historias que allí se contaban, le resultó un mundo al tiempo extraño y familiar. Le asombró que el autor fuese una mujer. Hasta más tarde no supo que era también una apasionada de la novela rusa».

Nélida Piñón: ‘Una furtiva lágrima’, de Nélida Piñon

La sinceridad y honestidad de una vida hecha literatura. Eso es este diario y autobiografía escrito por Nélida Piñon (Rio de Janeiro, 1934) en Una furtiva lágrima. Una vida contada aquí a través de pequeños pasajes, apuntes y reflexiones a modo de relatos que funcionan como destellos de la vida de la escritora brasileña. La vida personal, familiar y literaria y de sueños con sus claroscuros se entrecruzan como una sola Vida creando un tejido único. Un autorretrato que sirve para contemplar el recorrido de una mujer, sus ideas, sus afectos, sus emociones, sus pensamientos y preocupaciones. La ruta de una mujer para abrirse paso en un mundo de hombres. Una mujer que son varias, y varias mujeres en ella en la unión de varias culturas entre su país, Europa y el resto del mundo.

Una vida reflejada en una prosa profunda y poética en pasajes como estos:

«No expulses de tu vida a tus seres queridos. No te abandones a ese ensañamiento que, en realidad, refleja la existencia de un corazón que desconoce la utopía, el sueño, los derechos sagrados del hombre.

Que no te arrastre el yugo de tu ira, o dejarás a tu mujer y a tus hijos a merced de la suerte ingrata e indolente.

Defiende al hogar de ti mismo. De tu ferocidad, de tu pasión desenfrenada, del ansia de golpear, mutilar, maltratar, como si tan salvaje y falso ejercicio de justicia te atañera.

Evita que tu familia, despojada del hogar, lleve en su alma el estigma del infortunio, arriesgándose a perder la majestad, la autonomía, los derechos humanos que le son inalienables. Y que después de echarla a la calle, desprovista de valor, ostente en su cabeza una corona de hojalata y espinas, manchada de una sangre que no es la de Cristo, sino la derramada por tu arbitrio, tu despotismo, tu prejuicio, tu crueldad, tu cobardía inmisericorde. Gracias a los cuales la tragedia se abate sobre tu casa antes incluso del amanecer».