VIH
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Philadelphia es el título de una famosa película estadounidense merecedora de un Oscar por la magnífica interpretación de Tom Hanks, cuya sinopsis nos transporta a una realidad del SIDA de los años 90. En los últimos tiempos, en el ámbito médico, se han producido numerosos avances que han aumentado mucho la esperanza y la calidad de vida de las personas con el virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), pero estos avances no han reflejado una disminución del rechazo social que suscita la infección. Como dijo Freddie MercuryEn el escenario soy un demonio, pero apenas soy un rechazo social. A pesar del fuerte carisma que poseía, Mercury tenía muchas inseguridades. El icono de la música rock del siglo XXI murió en 1991 debido a una bronconeumonía provocada por el SIDA, enfermedad que contrajo en los años 80.

Según la OMS, “el VIH es un retrovirus que infecta las células del sistema inmunitario de la persona infectada, alterando o anulando su función. El sistema inmunitario es la defensa natural de nuestro cuerpo frente a microorganismos infecciosos, como bacterias, virus y hongos capaces de invadir nuestro organismo. La infección produce un deterioro del sistema y por consiguiente la inmunodeficiencia. En concreto, el VIH ataca y destruye los linfocitos CD4, que son un tipo de células que forman parte del sistema inmune y que se encargan de la fabricación de anticuerpos para combatir las infecciones causadas por estos agentes externos. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) tiene lugar durante los estadios más avanzados de la infección por VIH y está caracterizado por la presencia de alguna de las tantas (pueden ser más de 20) infecciones oportunistas y enfermedades (determinados tipos de cáncer) relacionadas con el VIH.

El VIH puede transmitirse por las relaciones sexuales vaginales, anales u orales con una persona infectada, la transfusión de sangre contaminada o el uso compartido de agujas, jeringuillas u otros instrumentos punzantes. Asimismo, puede transmitirse de la madre al hijo durante el embarazo, el parto y la lactancia. Hay grupos poblacionales que merecen especial atención por correr un mayor riesgo de infección por VIH, con independencia del tipo de epidemia y de la situación local: los hombres que tienen relaciones con hombres, los consumidores de drogas inyectables, los trabajadores sexuales y sus clientes y los transexuales.

Cada año se diagnostican en España alrededor de 4.100 nuevos casos de personas contagiadas con el VIH, según Naciones Unidas. Hasta el 30 de junio 2018, se habían notificado 3.381 nuevos casos de contagios producidos en 2017. Estas organizaciones estiman que hay entre 140.000 y 170.000 personas con VIH. En la sociedad actual, en España, la incidencia de la enfermedad se ha reducido enormemente desde hace dos décadas por los tratamientos antirretrovirales, si bien este descenso se ha ralentizado en los últimos años.

Cada año se diagnostican en España alrededor de 4.100 nuevos casos de personas contagiadas con el VIH.

El diagnóstico precoz es muy importante para la progresión de la enfermedad y debe realizarse en profundidad. Para ello se realizan pruebas serológicas, entre ellas análisis rápidos e enzimoinmunoanálisis (EIA) que detectan la presencia o ausencia de anticuerpos contra VIH-1, el VIH-2 y el antígeno p24 del virus. Sin embargo, ninguna de estas pruebas permite identificar por sí sola la presencia del virus. Es crucial para un buen diagnóstico combinar pruebas precalificadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el marco de un enfoque validado.

El diagnóstico precoz es muy importante para la progresión de la enfermedad y debe realizarse en profundidad a través de pruebas serológicas como análisis rápidos e enzimoinmunoanálisis (EIA).

El Tratamiento Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) es, comunmente, la combinación de tres fármacos antirretrovirales que actúan bloqueando varias enzimas o proteínas para que el virus no pueda reproducirse en la célula infectada. Aunque el TARGA no consigue la erradicación del virus y por tanto no es capaz de curar la infección, sí que consigue controlar la replicación del virus en el organismo. El inicio precoz del tratamiento, que se produce antes de que el VIH produzca una gran alteración en el sistema inmunitario, aporta beneficios clínicos y profilácticos mejorando la calidad de vida de las personas con VIH, permitiendo una supervivencia cercana a la población general y reduciendo la incidencia de la infección en la comunidad. Por ese motivo es crucial iniciar el tratamiento lo antes posible y tener una buena adherencia al mismo.

Al tomar estos fármacos contra el VIH, se puede ralentizar o evitar el daño en el sistema inmunitario. Estos fármacos no constituyen una cura, pero pueden ayudar a mantener un buen estado de salud y así poder disfrutar de una vida más larga y saludable. Una persona que viva con VIH y que no tome tratamiento antirretroviral puede tener miles o incluso millones de partículas de VIH (copias) por cada mililitro de sangre, que se están replicando constantemente. El objetivo del tratamiento es reducir la cantidad de VIH a niveles muy reducidos hasta llegar a indetectable. Para conseguir que el virus no se reproduzca es necesario tomar los fármacos de forma continuada y siguiendo las indicaciones del médico.

Los pacientes necesitan apoyo médico, familiar, social… pero uno también debe ayudarse a si mismo proponiéndose una vida sana, buena alimentación, ejercicio diario, etc. Es importante que en el abordaje no farmacológico del paciente se incluya la información-educación del mismo, medidas de soporte, valoración de las necesidades emocionales, puesta en contacto con grupos de apoyo, consejos profesionales sobre todo de médicos y psiquiatras, así como consejos legales, financieros y laborales. Es necesario que el paciente tenga una visión positiva de la vida y se proponga metas realistas después del diagnóstico de la enfermedad. Por lo tanto y citando a Víctor Hugo en los Miserables: “No hay nada como un sueño para crear el futuro”. O al gran Leonard Cohen: “Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz”. Ánimo para la vida sin nunca perder la esperanza.

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