Vivaqueando al borde del precipicio
Lain Entralgo denunció la abundancia en nuestro país de hombres hereticales, que son los que rompen y quiebran, y de la escasez de los pontificales, aquellos sobre cuyas palabras y reflexiones se puede transitar y, por lo tanto, buscan la comprensión, el entendimiento y la empatía. Siempre quise ser modestamente de los segundos y jamás de los primeros.
Fuente: JAVIER LIZÓN/EFE
Llevo cuarenta años en esta bendita profesión, desde que tenía veinte en mi Bilbao natal, y ni un solo día he dejado de repetirme que es la más bella del mundo, como proclamó el insigne Albert Camus.
Vivo como vosotros vivís el momento dramático de este oficio, cuya depresión se debe más que a nuestras acciones y omisiones -que haberlas las hay- a las de otros que no supieron cuál era su función y su misión.
Somos el eslabón débil de una cadena que se ha quebrado y vivaqueamos en la pared del precipicio. Por eso, es mi deber de bien nacido ser agradecido y, hoy aquí, he de decir que cuando se me vino el mundo encima hace unos años pensando que el ejercicio de la profesión había terminado para mí como para tantos otros compañeros, se me abrió la pantalla de El Confidencial.com, me acogieron las páginas de La Vanguardia y me dieron voz los micrófonos de la SER. Gracias.
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Fuente: JAVIER LIZÓN/EFE
En mi vida profesional he absorbido algunas lecturas con las que intento sostener el ejercicio digno del periodismo y que me han proporcionado claves interesantes y aleccionadoras y que en esta tesitura me gustaría trasladaros.
La primera me la procuró este párrafo de Ortega:
Estos criterios del filósofo madrileño han tenido una actualización magistral gracias a Antonio Muñoz Molina que escribió en su último ensayo "Todo lo que era sólido" estas palabras:
El segundo recurso me lo ofreció la lectura de Pedro Lain Entralgo y su "España como problema" cuando denunció la abundancia en nuestro país de hombres hereticales, que son los que rompen y quiebran, y de la escasez de los pontificales, aquellos sobre cuyas palabras y reflexiones se puede transitar y, por lo tanto, buscan la comprensión, el entendimiento y la empatía. Siempre quise ser modestamente de los segundos y jamás de los primeros.
Y el tercer recurso, consiste en acogerme a la sublime poesía militante de Miguel Hernández cuando nuestro país aparece ahora postrado y justamente indignado, al tiempo que dividido y en tensión separadora de sus pueblos y tierras. Y entonces leo un texto que no por repetido sigue resultando menos sugerente y emotivo:
Ojala, así sea.
Extracto del discurso pronunciado por el autor el jueves 5 de noviembre en el acto de entrega del XXI Premio Francisco Cerecedo 2014 de Periodismo, que concede la Asociación de Periodistas Europeos.
Abajo puedes ver el vídeo con el discurso íntegro de Zarzalejos y el que pronunció el Rey Felipe.