El dolor no otorga la razón

El dolor no otorga la razón

Las claves de la semana

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Ha vuelto a pasar. Otra vez el dolor, la ira, la rabia.. y el desgarro de las víctimas que, aunque haya quien se empeñe en hablar en nombre de todas ellas, no todas son una misma voz.

¿Sabemos acaso qué piensan Ángel y Patricia, los padres del "pescaíto" o de otros tantos menores asesinados? El desconsuelo es de cada uno y nadie es quién para patrimonializar o hablar en nombre de su calvario. No será porque en España no tengamos ya experiencia en usar como instrumento electoral a los damnificados. ¡Y creíamos haber aprendido la lección! Pero no.

Del "usted ha traicionado a los muertos"...

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Desde aquél atronador "usted ha traicionado a los muertos" que Rajoy profirió a Zapatero en 2005 no se había vivido una sesión en el Congreso tan nauseabunda y de tan baja estofa hasta esta semana que acaba. Hay debates, y el de la Prisión Permanente Revisable (PPR) es uno de ellos, que se pueden librar desde un punto de vista teórico, jurídico o intelectual, pero nunca desde la política o la emoción, mucho menos en momentos de especial conmoción social como el vivido tras el asesinato de Gabriel Cruz.

Quien lo haga, corre el riesgo de salir malparado, como así ha ocurrido. Los de Ciudadanos, los primeros. Por su contorsionista oportunismo. Ahora, no; ahora, sí y si acaso, esperemos al Constitucional. Han cambiado hasta de portavoz para que no fuera la misma voz la que defendiera una cosa y la contraria. Al PP le ha pasado lo mismo, no por virar —ya que fue él quien en tiempos de mayoría absoluta impuso la PPR—, sino por no haber aprendido aún que no hay mejor tutela del interés general que la de trascender el dolor particular en el Derecho Penal.

.... al "miren a los padres que están en la tribuna"

La Prisión Permanente Revisable no evita la atrocidad del delito ni nos convierte en una sociedad mejor, pero es un debate imposible aun cuando quien pretende legislar o derogar dice hablar en nombre del dolor de las víctimas. Y el popular Bermúdez de Castro lo hizo para zaherir a los socialistas con un "no me miren a mí, miren a los padres que están en la tribuna" (de invitados del Congreso).

Un acuerdo PP-PSOE para no legislar

Así fue como esta semana, sin haberse calmado la ira y la rabia de la España decente que lloró y se conmovió con el asesinato del pequeño Gabriel Cruz, sus señorías decidieron discutir otra vez con las tripas sobre si había que derogar o no la PPR. El debate no sólo no era oportuno ni conveniente, sino que pudo haberse evitado como se hizo durante meses a la espera de que el Constitucional resuelva sobre un recurso presentado en su día por el PSOE. 14 prórrogas al plazo para la presentación de enmiendas desde que hace más de medio año se aprobara la admisión a trámite de una propuesta del PNV.

No en vano, en tiempos de la gestora socialista, PP y PSOE habían alcanzado un acuerdo verbal para no legislar sobre determinados asuntos en este mandato de exiguas mayorías y tanta fractura política. La Prisión Permanente Revisable era una de ellas, y por eso la iniciativa de los nacionalistas vascos dormía el sueño de los justos como volverá a dormirlo de nuevo, después de este episodio lamentable de la baja política. No tengan duda. La PPR ni se derogará ni se ampliarán sus supuestos hasta que no haya un pronunciamiento del Constitucional.

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El pacto PP-PSOE del que hablamos y en el que siempre colaboró Ciudadanos se quebró el día que Albert Rivera empezó a coger vuelo en las encuestas, el PP le convirtió en el centro de sus críticas, y el líder de los naranjas se puso a la defensiva. Ese día dio instrucciones a sus representantes en la Mesa de la Cámara Baja para desbloquear iniciativas hasta entonces embalsamadas.

El PSOE pudo (y no quiso) evitar el debate sobre la Prisión Permanente Revisable

El PSOE pudo haberlo evitado. Hubiera bastado con que sumara sus votos a los del PP el día que la Mesa rechazó una nueva ampliación para el plazo de enmiendas a la totalidad con el voto de Ciudadanos. Entonces no había desaparecido el pequeño Gabriel Cruz, pero el padre de Diana Quer ya recogía firmas para que no se derogara la PPR, y se paseaba por los despachos de los portavoces parlamentarios en busca de apoyo para que asesinos, como el de su hija, no volvieran a jactarse por escrito que en siete años estarían en la calle.

La falta de empatía de Sánchez tritura a los socialistas

Cuenta el portavoz popular Rafael Hernando que el Gobierno no tenia interés en llevar a pleno ese debate y que pidió ayuda al PSOE, una vez que Ciudadanos hizo lo posible para que se tramitara. Los socialistas no quisieron prestárselo y han sido triturados por el ambiente, el contexto y un problema de empatía con las víctimas que ha vuelto a retratar a Pedro Sánchez, después de que una socialista como la feminista Blanca Estrella Ruiz, presidenta de la Asociación Clara Campoamor, pidiera perdón a los españoles por el discurso de su propio partido sobre la PPR y desvelara que el secretario general de su partido nunca le recibió en su despacho para hablar sobre el asunto.

Su portavoz de Justicia, Juan Carlos Campo, no debió calibrar sus palabras cuando desde la tribuna de oradores lamentó que no se hubiera evitado el debate y acusó al PP y Ciudadanos de haberlo forzado al calor de los acontecimientos y el paraguas del desgarro. Fue entonces cuando Hernando se decidió a desvelar a quien quiso escucharle que pidió al PSOE que le prestara los votos para pararlo y le fueron negados.

Luego Margarita Robles diría que a ella nadie le trasladó nada y que cuando en otras ocasiones su homólogo en el Congreso tiene interés en localizarla lo hace a cualquier hora del día o de la noche. Otra consecuencia más del desgobierno entre el Grupo Socialista y la calle Ferraz. Sea como fuere, el PSOE ha acusado el desgaste de un debate que ha provocado vergüenza y sonrojo, pese a la lección más que sabida de que el dolor de las víctimas no les otorga la razón ni un sentido más fino de la Justicia, Mucho menos patente para legislar.

España, inflamada y fracturada

Dicho lo cual si esta semana el CIS hubiera preguntado a los españoles por sus inquietudes, es probable que los políticos no aparecieran, como en la encuesta de enero, en el tercer puesto en la lista de problemas, sino en el primero. SI el Gobierno no gobierna, el Parlamento no legisla y los debates se agendan con la calculadora de votos y las tripas, lo que queda es un país inflamado y dispuesto a buscar en la calle los consensos que no se producen en el Parlamento.

Primero salieron los independentistas, después los pensionistas, luego las mujeres y ahora saldrán los partidarios de la Prisión Permanente Revisable. España, como dice un clásico del socialismo, es un país fracturado y sin liderazgo capaz de acabar con el desgarro. Rajoy ya sólo piensa en amortiguar su propio daño; Rivera, en que no se le caiga la careta de la derecha aseada; Iglesias en que no se le vea demasiado y Sánchez en montar Escuelas de Gobierno cuando ni siquiera ha aprendido el temario de primero de oposición.

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