El reloj de Chacón vuelve a detenerse

El reloj de Chacón vuelve a detenerse

Su papel en la nueva dirección, al frente de la Secretaría de Relaciones Internacionales, ha quedado completamente desdibujado. En el reparto de poder diseñado por Pedro Sánchez no está incluida ni en el primer ni en el segundo nivel del organigrama de Ferraz. Nunca un área de tanta trascendencia, en otros tiempos dirigida por Elena Valenciano o Trinidad Jiménez, había estado tan relegada Nadie sabe qué pasa por la mente de la catalana, que siempre decide esperar pero siempre se reserva alguna carta.

En mayo de 2011 dio un paso atrás después de denunciar maniobras en el PSOE que ponían en riesgo la unidad del partido, la imagen del presidente del Gobierno e incluso la estabilidad del Ejecutivo. Le pudo la olla a presión en que se convirtió un socialismo al que Zapatero había dicho adiós y se conjuraba para dar paso a la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba para las elecciones generales de noviembre. Entones, decidió esperar.

En febrero de 2012, fue derrotada, aunque por poco, por la fuerza de las urnas en el 38 Congreso Federal. Otra vez se le imponía el mismo adversario. Entonces, decidió esperar.

En agosto de 2013, en lo que algunos de sus detractores consideraron un movimiento táctico, puso tierra de por medio y se instaló en Miami. Se fue, pero con "billete de ida y vuelta", para no verse contaminada por el hundimiento del Titánic del PSC ni salpicada por la ola soberanista a la que se subió el socialismo catalán. Entonces decidió esperar.

En mayo de 2014, regresó de su retiro dispuesta a dar la batalla en unas primarias anunciadas y soslayadas con un congreso extraordinario en el que por primera vez votaría la militancia y no sólo los delegados. Y entonces decidió también esperar... esta vez a que llegara un liderazgo comprometido con una consulta abierta para elegir candidato a la Presidencia del Gobierno. Pero, entre espera y espera, el reloj de Carme Chacón, eterna aspirante, vuelve a detenerse. Ahora quizá para siempre. Y como escribió Paulo Coelho en A orillas del río Piedra me senté y lloré: "Esperar duele. Olvidar duele. Pero el peor de los sufrimientos es no saber qué decisión tomar."

¿Ha pasado el tiempo de la catalana en el PSOE? Entre Cantabria -donde se le ha visto este agosto vacacionar en compañía del ex presidente Miguel Ángel Revilla- y Almería -donde los vecinos han denunciado una obra ilegal en su casa familiar- anda dándole vueltas a su incierto futuro. Más incierto aún desde que decidió en julio formar parte de una Ejecutiva Federal que emanó de un congreso extraordinario que ella misma deslegitimó en una carta abierta a toda la militancia.

Su papel en la nueva dirección, al frente de la Secretaría de Relaciones Internacionales, ha quedado completamente desdibujado, porque en el reparto de poder diseñado por Pedro Sánchez no está incluida ni en el primer ni en el segundo nivel del organigrama de Ferraz. Nunca un área de tanta trascendencia, en otros tiempos dirigida por Elena Valenciano o Trinidad Jiménez, había estado tan relegada y con menos competencias, ya que las de política comunitaria han recaído en Iratxe García como secretaría de la UE y las de Estudios y Programas que ella pretendía, en la también catalana Meritxel Batet. Para encontrar el nombre de Carme Chacón en la lista de la Ejecutiva hay que descender al número 14, por detrás de nombres incluso como el de Carmen Monton (Igualdad), Ximo Puig (Reformas Democráticas) o Patxi López (Acción Política y Ciudadana).

Es un secreto a voces que la cartera de Relaciones Internacionales le fue otorgada a Chacón por empeño del mismísimo Zapatero, que se lo pidió personalmente a Sánchez. Dicen que además de su interés por que la catalana se integrara en el nuevo proyecto, el ex presidente buscaba cierto provecho personal, ya que en los últimos tiempos ha decidido explotar como conferenciante una agenda internacional que nunca ha tenido.

El caso es que el permanente y cansino grito de Chacón en favor de las primarias ha dejado de sonar, lo que demuestra que era una exigencia sólo para desgastar al secretario general que la derrotó en el congreso de Sevilla. Su metamorfosis no ha sentado bien entre quienes la apoyaron para ese trance y hoy se sienten utilizados por la ex ministra. Lo cierto es que hoy nadie está en eso ni tiene urgencia por una convocatoria que la anterior dirección había aprobado para el próximo noviembre, que Andalucía siempre rechazó y que Pedro Sánchez aplazará con la aquiescencia del Comité Federal hasta el verano del próximo año. El calendario, incluso, para elegir a los candidatos a municipales y autonómicas está en el aire. Tanto que cada vez son más insistentes las voces que apuntan a que no se celebren en septiembre como estaba previsto.

Nadie sabe qué pasa por la mente de la catalana, que siempre decide esperar pero siempre se reserva alguna carta. Si en principio hubo quien pensó que la difuminada Secretaría de Relaciones Internacionales la protegía de la deriva catalana y de la senda del socialismo catalán que ha vuelto por sus fueros con lo de la "consulta legal y pactada", hace unos días decidió reforzar su presencia en Cataluña y anunciar que acudiría a la Diada de Societat Civil para escenificar a título personal su oposición al proyecto rupturista de Artur Mas. ¿Será una nueva treta?, se preguntan en el PSOE.

Atentos porque sobre política internacional, que es la tarea que hoy tiene encomendada, no ha dicho aún una palabra. Y eso a pesar de que desde que es la portavoz del PSOE en temas exteriores, los fantasmas del 11-S han regresado con el ascenso del Estado Islámico en Siria e Irak, se ha recrudecido el conflicto entre Rusia y Ucrania y han muerto más de 1.650 palestinos han muerto tras una nuevo ofensiva de Isarel en Gaza.