Las claves de la semana: Un pacto para un candidato único

Las claves de la semana: Un pacto para un candidato único

En el PSOE conviene distinguir entre lo que se ve y lo que se esconde, entre lo que se cuenta y lo que se calla, entre lo que se dice y lo que se hace. Lo primero confunde. Lo segundo suele traer sorpresas. Así que, atentos, porque en el universo socialista, la política de hechos consumados y sobreentendidos es un ejercicio de altísimo riesgo para quienes lo practican.

EFE

En el PSOE conviene distinguir entre lo que se ve y lo que se esconde, entre lo que se cuenta y lo que se calla, entre lo que se dice y lo que se hace. Lo primero confunde. Lo segundo suele traer sorpresas. Así que, atentos, porque en el universo socialista, la política de hechos consumados y sobreentendidos es un ejercicio de altísimo riesgo para quienes lo practican (recuérdense las experiencias de Almunia, Bono, Trinidad Jiménez y cía).

Lo que asoma: una organización fracturada en lo orgánico y en lo político; una dirección interina cuyo presidente desea hacer -y no sólo ser- oposición en el Parlamento; una voluntaria para coser los jirones rotos, un movimiento de rebeldía contra el poder establecido y lo que alguno llama muchos minutos basura hasta que se convoque el próximo congreso.

Elorza iza la bandera de la rebeldía

Lo que no se ve: unos cuantos ex que se resisten a ser sólo eso; un partido que vive ya los habituales corrimientos de tierra previos a un cónclave aún sin fecha y en el que hasta los de la mirada más limpia que se conjuraron para no ser ni hacer lo mismo que los anteriores, se confunden con el paisaje y el metalenguaje de una estructura añeja.

Lo que cuenta es el statu quo, el equilibrio orgánico, el quítate tú que me pongo yo, los personalísimos, las poltronas y los egos... De coherencias, lealtades y relatos, ni hablamos. Hace lustros que brillan por su ausencia. De ahí que ante el vacío narrativo, nombres como el de Odón Elorza y la independiente Zaida Cantero hayan sembrado con relativo predicamento por las federaciones la semilla de una rebeldía contra lo que llaman la "dictadura" de las baronías y personalizan en Susana Díaz.

Zapatero, Rubalcaba, Bono... y un congreso de concertación

De todo esto, de la intensa agenda precongresual de la presidenta de Andalucía y del regreso de un Zapatero hasta ahora oculto, aunque no inactivo, ha ido la semana socialista. Hasta Rubalcaba ha irrumpido en el panorama mediático y, hoy mismo, en La Sexta noche, lo hará también José Bono. La última vez que estuvo la lió parda. El ex ministro de Defensa nunca defrauda, y si vuelve ante las cámaras es porque algo trama o porque hará alguna aportación a la conjura que tratan de pergeñar algunos ex y varios barones para un congreso de concertación o convergencia con el que superar la fractura interna. Otros irán saliendo a la palestra y el objetivo será el mismo: un pacto por un candidato único en el próximo congreso.

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El "antisusanismo" sustituye al "pedrismo"

Si la "elegida" como parece es Susana Díaz, la misión es imposible. Porque el PSOE ya no se divide entre "susanistas" y "pedristas", sino entre "susanistas" y "antisusanistas". La figura del ex secretario general se ha diluido hasta entre los más afines, pero por mucha agenda interna y externa que despliegue y por mucho apoyo que tenga entre los cuadros dirigentes, nadie ha dado aún con el antídoto que elimine de la presidenta de la Junta de Andalucia la responsabilidad que se le atribuye, no sólo en la caída de Sánchez, sino en la fractura instalada en el PSOE desde el Congreso de Sevilla de 2012. "No permitirá que haya paz en este partido hasta que ella mande", dijo antaño uno de los que hoy trabaja activamente por su candidatura.

Consciente de su desgaste, la de Triana se afana desde hace tiempo en pulir una imagen autoritaria, implacable y corrosiva en lo orgánico y con algún que otro déficit en lo político-electoral. Esta semana, en un almuerzo discreto en Madrid, reunió, con la ayuda de Abel Caballero, a un nutrido grupo de alcaldes socialistas para pedirles apoyo. Antes lo hizo con secretarios provinciales, con directivos de grupos de comunicación, con tertulianos, con representantes del colectivo LGTB, con empresarios, con banqueros, con actores y directores de cine... Ni por esas.

Apoyar a Javier Fernández no es avalar a Díaz

Los recelos van en aumento. No crean todo lo que se dice. Ni el entusiasmo de Zapatero con ella es el mismo que hace un año ni quienes le hacen en ocasiones de maestros de ceremonia tienen todo el cuerpo en el mismo lado del campo de juego. Pese a todo, nadie se atreve a plantearle abiertamente que ella forma parte del problema, pero sí a guardar una prudente distancia pública de la de Triana y a otear posibles alternativas que hoy quizá no tengan votos, pero tampoco vetos.

Molestos de que Díaz confunda el apoyo al trabajo de la gestora que preside el asturiano Javier Fernández con un aval implícito a su posible candidatura, cada vez son más los descreídos que tratan de encontrar un mediador que ayude a superar la división interna e impulse la construcción de un proyecto incluyente.

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La polémica reunión convocada por Mario Jiménez

En esta tesis convergen unos y otros. Y de ahí el profundo malestar que ha provocado la reunión secreta que Mario Jiménez, número dos de la gestora y mano derecha de Díaz, mantuvo en Ferraz hace unos días con los secretarios de Organización de las federaciones más críticas con Pedro Sánchez: Andalucía (Juan Cornejo), Valencia (Alfred Boix), Aragón (Pilar Alegría), Asturias (Jesús Gutiérrez), Extremadura (Ascensión Godoy) y Castilla-La Mancha (Jesús Fernández Vaquero). Los demás territorios fueron excluidos de la convocatoria, lo que resta a la gestora la neutralidad a la que está obligada. Que la cita tuviera lugar además en la calle Ferraz añade argumentos contra la ausencia de ecuanimidad de Jiménez. "Es como si el árbitro tirara los penaltis en un partido", ironizan.

La gestora pide apoyo a los barones

Durante el encuentro, que fue convocado con la excusa de explicar el acuerdo del PSOE con el Gobierno para apoyar el techo de gasto, el número dos de la gestora se mostró quejoso con la falta de apoyo de algunos barones al trabajo de la dirección interina y les emplazó a hacerlo con mayor asiduidad y entusiasmo.

El emplazamiento no cayó bien entre algunos secretarios de Organización, que no terminan de ver clara ni la estrategia ni el relato de una gestora, donde algunos ya perciben si no discrepancias, sí disonancias entre sus miembros que tienen que ver sobre todo con la confusión entre lo que interesa al PSOE y lo que le conviene a Susana Díaz.

Todo es posible, incluso la bicefalia

De momento, sólo hay niebla, mucha bruma. Tanta que no hay en el PSOE nadie que se atreva a aventurar qué puede pasar o qué no puede pasar. Porque todo es posible, incluso una bicefalia con Patxi López al frente de la secretaría general y Susana Díaz más adelante como futura candidata a la presidencia del Gobierno. Cosas más extrañas se han visto en un PSOE, donde si hay una máxima que no falla es que la militancia suele votar lo contrario a lo que pretenden imponerle los cuadros.