Enigmáticos titulares

Enigmáticos titulares

Leo en 20minutos: Mariano Rajoy: 'Lo que más me preocupa es que Alemania tenga claro adónde vamos', unas declaraciones, por cierto, de las que toda la prensa se ha hecho eco. Perpleja, trato de comprender qué quiere decir (el cuerpo de la información no lo aclaraba).

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Muy lejos de aquí, leo en santa Internet este titular: El juez Ruz imputa a 10 nuevos empresarios en el 'caso Bárcenas'. En efecto, el masculino es pertinente: la noticia menciona a diez señores. Me pregunto si hay que poner entre comillas 'caso Bárcenas' y llego a la conclusión de que no, pero lo que realmente me impresiona es que el artículo trate de diez señores que antes quizás eran comisionistas, taxistas, profesores, telefonistas, paletas, o vete a saber qué y de repente, quizás contagiados por la obsesión del Gobierno por la emprendeduría, se han pasado en bloque a ejercer de empresarios y de aquí que se diga que son recién llegados a la profesión. Quizás un titular como El juez Ruz imputa a diez empresarios más en el caso Bárcenas habría sido no sólo más breve sino también más claro, ajustado e informativo.

Recién aterrizada, leo en 20minutos: Mariano Rajoy: 'Lo que más me preocupa es que Alemania tenga claro adónde vamos', unas declaraciones, por cierto, de las que toda la prensa se ha hecho eco. Perpleja, trato de comprender qué quiere decir (el cuerpo de la información no lo aclaraba). De entrada, pienso que Rajoy utiliza la tercera persona del plural para referirse a España (me cuesta imaginar que hable del Gobierno que presuntamente preside o de su partido) y pienso que está preocupado no sea que Alemania pudiera divisar hacia dónde vamos (seguramente hacia el abismo más profundo e ignoto), es decir, se trataría de engañar a Alemania sobre la dirección que hemos tomado, que sobre todo no vea hacia dónde va el Estado, hacia donde nos dirigimos. Seguramente, Rajoy dijo la frase tal cual y se trata de una correcta cita literal, quiero pensar que puesta en contexto se entendía, pero como titular no funciona. Y eso que se trata de prensa española.

Al margen, realmente edificada y con los ojos como platos se habrá quedado Alemania (y gran parte del resto de Europa) cuando ha visto hacia dónde se dirige este desgraciado país con contraleyes contra el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, contra el derecho al propio cuerpo. Un auténtico guiño del PP y del ministro de (salomónica y vengativa) justicia con ellos mismos.

Viene a cuento decirlo, porque antes de aterrizar, tuve ocasión de leer montones de titulares de la prensa mexicana. Por ejemplo, en una portada de finales de noviembre: Implicado Carnero en moche. Por la mayúscula y el participio deduzco que Carnero es un hombre (en efecto) y, también por el participio, que ha perpetrado un delito (en efecto), ahora bien, el titular no aclara lo que pasó. Una situación similar se da en otros titulares: Acarreos hacen que el PAN parezca el PRI (Marcos Martínez. El Norte, local, 7.12.2013. p. 2), donde un subtítulo aclara algo la cuestión: «Critican albiazules que su partido incurra en prácticas que antes combatió», pero sigo sin entender su sentido global. Otros titulares del mismo ejemplar de diario muestran claramente la tendencia que se acaba de ver en el anterior subtítulo, es decir, la de iniciar los titulares con un verbo: Aumentan tarifas en Santa Catarina, Provoca bronca guerra de Peña Nieto, Buscan ex panistas fundar su partido, Se van con Gordillo miles de profesores, Alistan despedida a Mandela...

Y es que las lenguas cambian a toda velocidad y por causas bien comprensibles. A nadie se le escapa el motivo de la redacción que muestran carteles como el siguiente presentes en las calles de México: «Se rentan oficinas», aunque si tenemos que hacer caso de un cuadro que exhibe una exposición temporal que tiene lugar estos días en el museo MARCO de Monterrey, hace menos de sesenta y cinco años era habitual que se dijera de manera muy distinta. En efecto, en una pintura de Juan O'Gorman de 1949, Paisaje de la Ciudad de México, puede verse que, en uno de los edificios representados realísticamente en el cuadro, dice: «Se alquilan despachos». Un cambio lingüístico quizás pequeño, pero significativo al fin y al cabo.