El Trineo De Viento alcanza la Cima de Hielo de Groenlandia

El Trineo De Viento alcanza la Cima de Hielo de Groenlandia

Aquí estamos, tras recorrer en el Trineo del Viento 750 kilómetros desde la partida, a siete kilómetros de la base norteamericana Summit Camp y a 3.200 metros de altitud, en la cima de Groenlandia. Pensar que, con las pruebas científicas que hacemos, ayudamos a conocer mejor qué estamos haciendo a nuestra Tierra da un gran sentido a las esperas, las tormentas y esa calma chicha que nos ha desesperado en ocasiones.

¡Por fin! Cuando el GPS nos indicó que estábamos llegando a Summit Camp, saltamos de alegría. Ya tenemos un tercio del recorrido de esta Expedición Cumbre de Hielo, y hemos llegado a lo más alto de Groenlandia, a 3.200 metros de altitud, gracias a nuestro Trineo de Viento. Era uno de los hitos de este viaje, que os recuerdo que patrocina Tierras Polares, que lleva a bordo varios proyectos científicos y que ha tardado en llegar hasta aquí porque los vientos no nos lo han puesto fácil.

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Las últimas horas fueron de mucha incertidumbre. Las previsiones eran malísimas para los siguientes tres días, de un viento que nos empujaba hacia la costa este, en lugar de hacia el Summit, nuestra primera meta. Con la cometa a 90º respecto al trineo, la presión sobre el vehículo se incrementaba hasta el punto de que parecía que arrastráramos un 40% más de peso. Es imposible mover algo así.

Finalmente, decidimos intentarlo, ya pasada la medianoche en España. Teníamos que llegar. Con Ramón Larramendi e Hilo Moreno a los mandos, iniciamos la subida y, para nuestra sorpresa, enseguida cambiaron las condiciones meteorológicas y el viento subió a una velocidad fantástica para navegar por el hielo. ¡Parecía que de repente alguien nos estaba soplando hacia la cima!

En pocas horas, el Trineo de Viento, en medio de una tormenta de nieve que no impidió el avanzáramos, llegó hasta arriba. Y aquí estamos, tras recorrer 750 kilómetros desde la partida, a siete kilómetros de la base norteamericana Summit Camp y a 3.200 metros de altitud. A la espera de saber si podemos acceder a las instalaciones científicas o no es posible. Esta base tiene un estricto perímetro de seguridad porque toman muestras del aire con unos detectores y no quieren que interfiramos en sus mediciones si el viento va en su dirección. En todo caso, tenemos que llevarnos un instrumental del científico norteamericano Jason Box, que está muy interesado en nuestro proyecto. Gracias a este equipo, haremos para él perforaciones a casi quince metros de profundidad, retrocediendo más de cincuenta años en la historia del clima en el Ártico. Pensar que estar aquí ayuda a conocer mejor qué estamos haciendo a nuestra Tierra da un gran sentido a las esperas, las tormentas y esa calma chicha que nos ha desesperado en ocasiones.

Los efectos del cambio climático son un asunto que no ha dejado de sorprendernos en estos 18 días que llevamos en marcha. Ahora mismo estamos a menos 10ºC, una temperatura demasiado suave para el lugar donde nos encontramos. El cielo está despejado y tan solo hay una suave brisa que mueve las tiendas. ¡Quién nos lo iba a decir! En la costa ya nos esperan, a otros 750 kilómetros de distancia, los tres tripulantes de relevo con los que culminaremos esta travesía circular. Para nuestra meta final aún falta mucho.