El Trineo de Viento: ¿Benidorm en el Ártico?

El Trineo de Viento: ¿Benidorm en el Ártico?

Llegó la hora del relevo en el Trineo de Viento. Tras 1.500 kilómetros recorridos, tres semanas en ruta, un ascenso de más de 2.000 metros, enfilamos con parte del equipo renovado el último tramo de una expedición que, pese a las dificultades ocasionadas por el calor, sigue adelante con el viento. Por delante nos quedan otros 500 kilómetros hasta llegar al punto de partida.

Llegó la hora del relevo en el Trineo de Viento. Tras 1.500 kilómetros recorridos, tres semanas en ruta, un ascenso de más de 2.000 metros, enfilamos con parte del equipo renovado el último tramo de una expedición que, pese a las dificultades ocasionadas por el calor, sigue adelante con el viento. Por delante nos quedan otros 500 kilómetros hasta llegar al punto de partida.

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Y precisamente un viento demasiado suave puso difícil que llegáramos al punto de encuentro acordado previamente para el relevo de parte de los expedicionarios. Es un relevo que estaba planificado y que se retrasó unos días debido a que el inesperado buen tiempo que nos ha acompañado ha dejado la nieve en unas condiciones que ralentizan el avance de un Trineo con una carga de 2.000 kilos.

Afortunadamente, existen teléfonos satélite y, finalmente, el helicóptero que traía a nuestros tres nuevos compañeros (Manuel Olivera, Malik Milfeldt y Miguel Herrero) aterrizó a escasos metros de nuestro extraño vehículo. Fue una operación de película. Cronometrada.

Los cuatro que se iban (Ignacio Oficialdegui, Nacho García, Karin Moe Bojsen y Vicente Leal) estaban ya preparados, así que el intercambio no duró mucho. Se iban contentos, pensando en el merecido descanso. De los cinco que quedábamos en mitad del hielo, Ramón e Hilo sentían cierto vacío con su marcha, tras tanta aventura compartida; mientras, el trío de recién llegado estaba exultante, lleno de energía. Después de su partida, Manolo, Malik y Miguel (las tres emes) no tardaron en acomodarse.

Ahora, mientras escribimos estas líneas estamos parados. El viento es nulo y nieva ligeramente. Estamos aprovechando estas horas para reparar por completo el trineo, después de los estragos causados por esta nieve blanda que se convierte en auténticos microcuchillos cuando hiela por la noche. Ya está listo el módulo locomotora y el de la tienda, que tenían 76 y 146 nudos rotos respectivamente. Es increíble, pero hace calor, mucho calor para estar a 2.300 metros de altitud en Groenlandia. Apenas -1ºC. Dicen que en la capital, Nuuk, han llegado a los 24ºC. ¡Es Benidorm en el Ártico! Y es muy peligroso.

En cuanto Eolo esté de nuestro lado, iniciaremos la última gran etapa de nuestro viaje: esos 500 kilómetros, aproximadamente, que nos faltan para aterrizar en el punto de partida. Con las tres emes de refresco, esto va a ser coser y cantar si nos soplan en las cometas. Aún no sabemos cuántos días nos quedan por delante, pero sabemos que estamos en el tramo final.

Saludos desde el inlandsis.