Historias que merecen ser contadas: dos mujeres entre cepas

Historias que merecen ser contadas: dos mujeres entre cepas

Ana y Mar Sánchez Pavón entre viñas (de Ribeiro)

La historia de las hermanas Ana y Mar me recuerda mucho a la historia del químico que sólo quería viajar, la historia de una vida que parece estuviera ya escrita hace tiempo, de un destino del que no se puede escapar hagas lo que hagas; por rocambolescas decisiones que tomes en tu vida, todas y cada una de ellas te llevarán a ese punto exacto en el que debías estar. Porque alguien así lo quiso, seguramente tú, pero cuesta reconocerlo...

Ana y Mar Sánchez Pavón son dos hermanas de Madrid. Las típicas hermanas de una familia media que le permitió a Ana licenciarse en Económicas y Empresariales, y a Mar en turismo; y que a base de trabajo duro llegaron a ejercer de lo que habían estudiado, incluso en puestos de cierto nivel en la Banca – Ana - y en un Hoteles y Touroperadores –Mar-. ¿Trabajar de lo que se ha estudiado, llegar a puestos de responsabilidad siendo razonablemente jóvenes, mujeres y madres? Hoy en día esto ya es per se una heroicidad de las de dedicar una portada. "Pero no nos metamos en eso" que dijo aquel...

Muchos podrían pensar que lo tenían todo, si, pero como reconoce Mar, el germen que cambiaría sus vidas ya estaba sembrado desde hacía años, estaba ahí, latente, esperando su oportunidad. Y fue inoculado, cual vacuna, en las fértiles tierras Borgoña donde pasó unos meses en las prácticas tras acabar la carrera, y donde conoció – y se enamoró- del mundo del vino. Pero una vez finalizadas, ella volvió a casa y siguió trabajando en hoteles y agencias de viaje, mientras Ana escalaba puestos en la Banca.

Y entonces su momento llegó. Cansadas ya de fusiones bancarias, reestructuraciones, del celebérrimo "ojo que fuera llueve mucho"- que muchos escuchamos en nuestros trabajos-, y de una sensación de estancamiento profesional de Mar, decidieron romper con todo en plena crisis y lanzarse a la aventura, y sin mirar atrás.

Conjugaron lo mejor que sabían hacer. Ana aportaba el conocimiento financiero y de gestión, y Mar sus estudios de sumillería y el grado superior de Viticultura y Enología -posteriormente un nivel 3 de Wine & Spirits Education Trust (WSET 3)-.

Tenían los mimbres necesarios, una hija pequeña en la mochila de Ana, muchas preocupaciones familiares y algún desvelo, y con todo ello montaron Entre Cepas, un espacio donde fusionan turismo, gastronomía y ocio con el mundo del vino y las catas.

A mi pregunta de si alguna vez se han arrepentido de ese cambio radical, y si volverían a hacerlo nuevamente, Mar responde sin siquiera titubear: "Una vez que te has lanzado, que has creado un proyecto personal, es difícil renunciar a esa sensación gratificante de hacer las cosas para ti. De ser responsable de tus fracasos pero también disfrutar tus éxitos quizá magnificándolos un poco, porque llevan detrás mucho esfuerzo y mucho de nuestra impronta personal".

¡Bravas!

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