La agenda de Falsarius: el matón del sacacorchos

La agenda de Falsarius: el matón del sacacorchos

Hay sumilleres muy majos, que recomiendan bebidas y en sus propuestas, puedes descubrir un nuevo gozo, una aventura interesante o una marca que nunca se te hubiera ocurrido probar: "Padre, yo me acuso, he bebido vino tinto con el lenguado".

LUNES: Es lo que tiene viajar, que se descubren sitios y la fauna pintoresca que en ellos habita. Con motivo de un viaje navideño quedo con unos amigos y me llevan a un restaurante. Allí descubro a un estirado sumiller que va por las mesas convencido de estar oficiando la sacrosanta ceremonia del vino. Oye, como en misa. Si hasta iba vestido de cura. Todo de negro y eso sí, una pajarita en lugar de alzacuellos. Pero ni la festiva pajarita disimulaba que lo que hubiera querido en realidad era llevar sotana y sacarnos a hisopazos al inculto bebedor que todos llevamos dentro, agazapado como un demonio maligno. Le oías hablar y daban ganas de confesarse. Padre, yo me acuso, he bebido vino tinto con el lenguado. Y es más, después de oírle, estoy empezando a mirar con lujuria a la cerveza del vecino. Hay sumilleres muy majos, que recomiendan bebidas y en sus propuestas, puedes descubrir un nuevo gozo, una aventura interesante o una marca que nunca se te hubiera ocurrido probar. Otros, lamentablemente, son tipos encaramados a un púlpito, que se atreven a invadir la privacidad de tu mesa para importunarte con su suficiencia y sus modales de matón del sacacorchos. Ojalá no proliferen, o se extingan como dinosaurios. Si no, echarán a la gente del vino como otros echaron a la gente de las iglesias: cabreados y aburridos.

MARTES: Un año aguantando el rollo de que se acababa el mundo y como falló ahora se inventan que se acaba el año. Qué gente.

MIÉRCOLES: Leyendo el periódico descubro una nueva especie de personajes públicos. Políticos que, como la bebida está mal vista, cuando las cosas van mal se dan a la bobada.

JUEVES: ¿Hay día más tonto que el 27 de diciembre?

VIERNES y SÁBADO: Si, ya sé. He leído lo bastante El Comidista de Mikel Iturriaga como para saber que el salpicón de mariscos es una comida viejuna. Que es pronunciar "salpicón de marisco" y se te pone cara de los años 70, te sale campana en los pantalones y de repente empieza a sonar en tu cabeza la fiebre del sábado noche cantada en falsete por los Bee Gees. Pero, qué quieres, yo hay cosas a las que no me resigno. Tenía unos langostinillos congelados que me habían sobrado de la Nochebuena y otro par de cosillas aprovechables y esa receta me venía muy bien. Finalmente, para evitar tener que pedir a mis invitados que vinieran con pelucas afro y camisas floreadas, se me ocurrió convertir a nuestro denostado condumio en unos salpiconcitos, un aperitivo impostor de lo más chulo y apañado. Oye, triunfazo.

DOMINGO: Iba a decir que feliz Año Nuevo, pero tal y como están las cosas no me extrañaría nada que nuestro 2013 fuera de segunda mano. Sed felices.