El acento del sur daña al oído de monseñor López

El acento del sur daña al oído de monseñor López

El obispo López, que nació en la localidad abulense de Papatrigo y lo es de la diócesis de Salamanca, no ve con buenos ojos -aunque la cosa sea cuestión de oído- que durante las tradicionales procesiones de Semana Santa que tienen lugar en la ciudad del Tormes se deje notar el acento andaluz entre quienes participan activamente en su andariego sostenimiento.

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Foto: ISTOCK

El obispo López, que nació en la localidad abulense de Papatrigo y lo es de la diócesis de Salamanca, no ve con buenos ojos -aunque la cosa sea cuestión de oído- que durante las tradicionales procesiones de Semana Santa que tienen lugar en la ciudad del Tormes se deje notar el acento andaluz entre quienes participan activamente en su andariego sostenimiento.

Así se lo hizo saber el prelado -según nueva difundida hace unos días por un diario local- al llamado Consejo de las Cofradías, especificando que el tal acento lo empleaban al parecer con reincidencia los jefes de paso o capataces que entienden de esos cortejos. El presidente del mencionado consejo ha participado la inquietud de su eminencia a los 17 hermanos mayores del mismo, se supone que para acordar una decisión al respecto que sea menos dañosa a la escucha de su eminencia.

La única razón aportada por el obispo López es la de no entender que los aludidos se manejen habitualmente en el castellano de Castilla durante todo el año y llegados a las fechas de los desfiles procesionales hagan uso en su tránsito del acento del sur, más concretamente del sevillano, para echar al aire expresiones tales como "levantá" o "chicotá", según copia literal de las que se citan en la noticia.

Ha llegado a decir monseñor López Hernández, sin reparar en la historia de la confesión que representa, que ese acento suena mal en Salamanca, lo cual en una persona de su formación y credo es desliz de una cierta entidad, pues con acento del sur de España se hizo nada menos que la mayor parte de la evangelización de América, tal como la iglesia católica ha inculcado desde siempre y de modo pertinaz a la feligresía de nuestro país.

Parece que en el ánimo del señor obispo está el propósito de recastellanizar fonéticamente a los capataces con sintonía andalusí para que estén a juego con la sobriedad y austeridad ambiental y tipológica tradicionalmente adscritas al terruño, sin contaminación ceceante alguna proveniente de las afamadas procesiones sevillanas. Cabe preguntarse si su eminencia no tiene en los tiempos corrientes -tan azarosos para los más desfavorecidos- asuntos de más enjundia social y propia de su ministerio que lo los derivados de la injerencia del acento andaluz en el habla de los jefes de paso semanasanteros.