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¿Podría ser España la nueva Italia?

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El contexto económico que vive Italia en los últimos meses empieza a preocupar a los inversores. Las incertidumbres e inquietudes que presenta el país, ya comienzan a representar un gran riesgo para la economía de la Eurozona, como afirmaba el Fondo Monetario Internacional. Para el organismo que preside Christine Lagarde, el efecto contagio podría afectar a otras economías como España.

Y es que, para el FMI, la economía italiana está atravesando una serie de excesos que la ponen en el foco de atención de los economistas. Las continuas tensiones con Bruselas y los tiras y aflojas en materia de déficit están empezando a preocupar cada vez más. La economía italiana sigue peleando con Bruselas por un objetivo de déficit más gradual y moderado, mientras que su economía sigue empeorando por momentos.

En los últimos meses, Italia ha sufrido grandes shocks económicos que reflejan el claro riesgo bajo el que se encuentra su economía. La prima de riesgo, desde que comenzaron los conflictos, ha ido creciendo, llegando a situarse cerca de los 300 puntos. Por otro lado, el índice bursátil italiano sigue cediendo terreno, llegando a marcar mínimos anuales. En materia de deuda, el mayor de los riesgos que preocupa a Bruselas, la deuda ya asciende al 130% del PIB, mientras que el país lucha con Bruselas por moderar los nuevos reajustes.

En el caso de España, la historia es similar. El Gobierno español también se encuentra bajo el foco de Bruselas

Para Italia, reducir la deuda no es la mayor de las prioridades, por lo que ha pedido un mayor margen para los nuevos reajustes que plantea Bruselas. El Gobierno italiano cree que cumplir con los objetivos de déficit, ahora mismo, no es posible. Algo que no ha sentado bien en Bruselas, que está en un serio conflicto con Italia con el fin de que se realicen nuevos reajustes más ambiciosos de los que plantea el Gobierno.

En un contexto como el que vivimos, reducir la deuda es un objetivo prioritario para los países. Más todavía para aquellos en los que sus niveles de deuda ascienden por encima de la totalidad de su PIB. Según plantea el FMI, así como en los análisis que se realizan diariamente, los nuevos reajustes son totalmente necesarios, pues no se puede continuar elevando una deuda que, únicamente, lastra el crecimiento económico y provoca unos riesgos enormes para la economía ante la propia financiación del mismo, o en el caso de precisar de refinanciación.

En el caso de España, la historia es similar. El Gobierno español también se encuentra bajo el foco de Bruselas. El país gobernado por Pedro Sánchez, pese a poseer una deuda menor que la que presenta Italia (97%/PIB), este sigue siendo muy elevado, por lo que la senda de déficit exigida por Bruselas se ha convertido en prioridad para el país, como ha ocurrido en Italia. Además, la similitud que muestran ambas economías, España e Italia, avivan la necesidad de cumplir con el objetivo marcado por Bruselas, con el fin de que se reduzcan los riesgos.

Para el Gobierno español, el cual se encuentra bajo la supervisión del Programa de Déficit Excesivo (PDE), un programa impulsado por Bruselas y la autoridad monetaria, con el fin de controlar los niveles de déficit de aquellos países que superan los límites del 3%, establecidos por la autoridad, el objetivo de déficit es una prioridad. Según la ministra de Economía española, el país tratará, este año, de reducir el déficit, cumpliendo con el objetivo planteado por Bruselas.

Además, para la ministra, los nuevos presupuestos planteados por el Gobierno incluyen el objetivo de reducción de déficit, el cual no solo se cumplirá, sino que sacarán a España del Programa de Déficit Excesivo y encaminaran la economía española en una senda de crecimiento sano y consolidado. Algo que, hasta ver los presupuestos, me resultaba una declaración muy esperanzadora.

Para el Gobierno español, pese a las declaraciones de Calviño, reducir la deuda no es una prioridad. Y así lo reflejan los presupuestos

Y sí, hablo de hasta que vi los presupuestos, pues si uno ve los presupuestos que plantea el nuevo gobierno, estos están repletos de incongruencias que, a simple vista, desmienten muchas de las afirmaciones que se han realizado. Para el Gobierno español, pese a las declaraciones de Calviño, reducir la deuda no es una prioridad. Y así lo reflejan los presupuestos, los cuales muestran un incremento del gasto público que llevaría a España a un aumento del déficit estructural del 25%.

Uno, al ver esto, es normal que se preocupe, pues en lugar de realizar los nuevos reajustes que precisa el país, este pretende hacer caso omiso y aumentarlo a niveles excesivamente elevados. Pero, aunque parezca una mentira, todavía hay otros puntos que, al ver lo planteado por el nuevo Gobierno, asusta aún más a la economía nacional y vislumbra la capacidad de que no se puede haber planteado una alternativa peor para aumentar el ritmo de crecimiento para el nuevo año.

Para el Gobierno, la subida del gasto público no supone un problema para el país. Aumentar el gasto es sencillo, siempre y cuando se compense con un mayor aumento de los ingresos. Según los nuevos presupuestos que se plantean, este ingreso procederá del incremento, así como la nueva creación, de impuestos que sostengan la economía nacional. Un planteamiento obsoleto y que demuestra la responsabilidad de un Gobierno que, en lugar de reducir la deuda sanamente, pretende incrementarla a base de políticas confiscatorias y de carácter, únicamente, recaudatorio para la población española.

Ya acabando, como se puede observar, el Gobierno no ha tenido en cuenta en lo que incurriría esto. Menor poder adquisitivo, la disminución de la renta disponible, el efecto de esto en el consumo, etc. Una serie de nuevos escenarios que, en lugar de encaminar al país a la senda de crecimiento que precisa, parecen la receta de la nueva recesión. Como digo, en conclusión, esta actuación se asemeja más bien a la actuación que ha llevado a Italia a la situación actual que a la de los países que están logrando los mayores niveles de crecimiento económico. Por ello, ¿podría convertirse España en la nueva Italia? De no utilizar unas políticas alternativas, va encaminada a serlo.

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