10 años del ataque yihadista a 'Charlie Hebdo': la amenaza que aún persiste
La masacre en la redacción del semanario satírico francés, que dejó 12 muertos, devuelve a primera plana un problema real, para el que la UE pide no bajar la guardia.
Francia ofreció el pasado martes un emocionado recuerdo a las 12 víctimas del atentado yihadista perpetrado hace diez años contra la revista satírica Charlie Hebdo, 11 muertos en la redacción más un agente que perseguía a los terroristas. Un ataque a la libertad de expresión en represalia por la publicación de caricaturas del profeta Mahoma que se convirtió en un símbolo de la lucha por los principios europeos frente a la sinrazón. Fue el inicio de un año brutal, con los ataques en el Estadio de Francia o la sala de conciertos Bataclan, que dejó una honda huella en Francia y en todo el continente.
Ahora, el aniversario devuelve a primera plana un problema real y global, para el que la Unión Europea pide no bajar la guardia. La posibilidad de atentados de este corte en Occidente se mantiene, pese a que no ha habido matanzas tan salvajes en tiempos recientes. La mayor vigilancia y formación policial, la mejor información compartida, el debilitamiento y transformación de grupos como el Estado Islámico (ISIS, EI, Daesh) o Al Qaeda o el aislamiento por la pandemia de coronavirus han alejado la percepción del riesgo, pero la amenaza sigue latente. Ya se sabe que matar es fácil.
Jamie Shea, investigador principal para la Paz, la Seguridad y la Defensa en el tanque de pensamiento bruselense Friends of Europe, publicó un reciente análisis en el que decía a las claras que "no es el momento de perder de vista el problema". Cita los ataques recientes en Alemania o en Rusia (Daguestán, Moscú) que sirven de botón. Un reguero de casos, con un aumento respecto a años previos tanto en arrestos como en operaciones, que evidencian el riesgo.
"No hay que quedarse sentado esperando a que se produzca un gran ataque. Los aliados deben recordar el dicho de Napoleón de que 'es excusable perder una batalla, pero no ser tomado por sorpresa'. Esto significa dedicar suficiente tiempo y recursos de inteligencia a vigilar a los grupos yihadistas e interceptar sus comunicaciones. La inteligencia y las advertencias también deben fluir sin problemas entre los aliados y hacia otros países, incluso adversarios, que puedan enfrentarse a ataques terroristas inminentes", recomienda el que también fue subsecretario general adjunto para Desafíos Emergentes de Seguridad de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En países como Bélgica o Francia, el estado de máxima alerta es permanente. En España, el Misterio del Interior lo mantiene en el cuatro sobre cinco, nivel alto. Este nivel, marcado en rojo en la escala, supone la movilización total de los agentes especializados, que extreman la vigilancia sobre los sospechosos, así como el refuerzo y protección de infraestructuras críticas (centrales nucleares y grandes nudos de comunicación, como aeropuertos y estaciones de tren, sobre todo).
Implica igualmente una mayor presencia de las fuerzas de seguridad en las calles y un preaviso a las Fuerzas Armadas para que intensifiquen la seguridad en sus instalaciones y estén preparadas para reforzar a la Policía Nacional y Guardia Civil, en caso de ser requeridas.
El nivel 4 se sustenta en pruebas firmes: interceptación de comunicaciones que citan a España como objetivo, aparición de nuestro país en diversos medios de propaganda yihadista, detenciones en suelo español, arrestos en otros países de personas con lazos con la península... Ese es el escenario actual en nuestro país.
En el Índice Global de Terrorismo que publica el Instituto para la Economía y la Paz, cuya edición más reciente es la del pasado año, destaca que el terrorismo sigue siendo una amenaza global grave, con un aumento del 22% en el número total de muertes por terrorismo hasta 8.352 en 2023, el nivel más alto desde 2017.
Incluso si se excluyeran los ataques del 7 de octubre de Hamás contra Israel, los más mortíferos para el país desde su creación en 1948, las muertes habrían aumentado un 5%. Esto ocurre a pesar de que los incidentes terroristas disminuyeron un 22%, hasta 3.350, lo que resultó en un aumento del 56% en el número promedio de personas asesinadas por ataque. Esta es la peor tasa en casi diez años, dicen los expertos.
El epicentro del terrorismo se ha desplazado desde Oriente Medio hacia la región del Sahel central, en el África subsahariana, que ahora representa más de la mitad de todas las muertes por terrorismo. El Estado Islámico (EI) y Jamaat Nusrat Al-Islam wal Muslimeen (JNIM), una rama de Al-Qaeda, sn las organizaciones terroristas más activas. A pesar de los ataques de Hamás, el número de incidentes terroristas disminuyó en su región "de manera concluyente".
Burkina Faso, por su parte, sufrió el peor impacto del terrorismo, con un aumento de muertes del 68% a pesar de que los ataques disminuyeron un 17%. El terrorismo en el país ha empeorado cada año desde 2014. Los países vecinos Malí y Níger también empeoraron en 2023. En el lado contrario está Irak, que registró la mayor mejora en la última década: las muertes por terrorismo cayeron un 99% desde el pico de 2007, a 69 en 2023. Antes de 2023, había estado entre los diez primeros todos los años desde la creación del Índice Global de Terrorismo. El total de muertes ha disminuido un 99% desde su pico en 2007, y los incidentes han disminuido un 90%.
El informe desvelaba, además, que el impacto del terrorismo se ha concentrado cada vez más territorialmente: diez países representan el 87% del total de muertes relacionadas con el terrorismo. Esta concentración de la actividad terrorista se ha intensificado en el último decenio y el número de países que registraron al menos una muerte por terrorismo se redujo de 57 en 2015 a 41 en 2023.
Los conflictos armados siguen siendo la principal causa del terrorismo, constata el Global Terrorism Index 2024 Report. Los conflictos violentos siguen siendo la principal causa del terrorismo: más del 90% de los ataques y el 98% de las muertes por terrorismo en 2023 tuvieron lugar en países en conflicto. Los diez países más afectados por el terrorismo en 2022 también estuvieron involucrados en un conflicto armado. La intensidad del terrorismo en los conflictos también es mucho mayor que en los países sin conflictos, con un promedio de 2,7 muertes por ataque en comparación con 0,48 muertes.
Más concretamente, las inteligencias comunitarias destacan que la guerra en Gaza es un importante impulsor de la amenaza yihadista en Europa y grupos yihadistas como Al Qaeda e ISIS están utilizando el conflicto de palestinos e israelíes en su propaganda, incitando a sus partidarios a perpetrar ataques en Occidente contra objetivos "cristianos y judíos". Es gasolina, un reproche más que hacer a Occidente por su inacción ante la masacre de civiles en la franja, una causa, además, que ha estado desde el principio en el argumentario de excusas de grupos como el que fundó Osama Bin Laden para justificar sus acciones, 11-S inclusive.
La mayor amenaza
La amenaza yihadista proviene ahora principalmente del Estado Islámico y los ataques que continúan ocurriendo en Europa suelen venir por parte de perpetradores solitarios inspirados por el ISIS. Sin embargo, Europa también es el hogar de redes de yihadistas de Asia Central y el Cáucaso, que pretenden llevar a cabo ataques en países europeos.
A menudo, estas redes están afiliadas al Estado Islámico en la provincia de Jorasán (ISIS-K), que recibe su nombre de la provincia de Afganistán en la que el grupo terrorista es más activo. Expertos de la ONU y otros analistas- incluidos los servicios de seguridad rusos- estiman su fuerza en entre 4.000 y 6.000 combatientes. Sanaullah Ghafari se convirtió en el líder del grupo en 2020 y, a pesar de informes ocasionales de su desaparición, se cree que sigue siendo un cabeza pensante. Tanto los talibanes comoEEUU han intentado expulsar a sus milicianos de sus refugios, pero un análisis reciente en Sentinel, la revista del Combating Terrorism Center de West Point, afirmaba que "sigue siendo una organización resistente, capaz de adaptarse a dinámicas cambiantes y evolucionar para sobrevivir a circunstancias difíciles".
El ataque más infame del ISIS-K hasta ahora fue el atentado suicida en el aeropuerto de Kabul en 2021, en el que murieron casi 200 personas, entre ellas 13 soldados estadounidenses que custodiaban el aeropuerto. El más notorio en tiempos recientes, el que cometió contra una sala de conciertos de Moscú el pasado marzo, que dejó 137 personas muertas y más de 100 heridas. Tiene ambiciones mucho más allá del sur de Asia, con el objetivo de atentar contra Rusia, Europa occidental e incluso Estados Unidos. Las agencias de seguridad europeas están prestando mayor atención a la amenaza, aunque las capacidades del ISIS-K todavía no están a la altura de sus ambiciones, creen los expertos.
Los grupos del ISIS en otras provincias, por ejemplo en Siria o Somalia, también están tratando de instigar ataques en Europa o animar a sus partidarios en Occidente a hacerlo. De hecho, existe un cierto grado de coordinación entre estos grupos en las diversas provincias controladas por el ISIS y, a veces, trabajan juntos para preparar un ataque.
Es difícil detectar planes para lanzar ataques porque la capacidad externa para hacerlo está muy dispersa. Además, los ataques que se están instigando son a menudo más complejos que antes y están destinados a causar un gran número de víctimas.
La inteligencia de Reino Unido señala, igualmente, a ISIS y al Qaeda como una amenaza "resurgente" para Occidente, que hay que vigilar, pues están reanudando "sus esfuerzos para exportar el terrorismo", dijo el director general de la agencia, Ken McCallum, el pasado octubre. Londres añade una llamada de atención extra: más de una de cada ocho personas investigadas por implicación en terrorismo eran menores de edad.
Ahora se agrandan las dudas sobre el papel del terrorismo, y del ISIS en particular, en la nueva Siria, pues el fin de la era Assad puede traerle oportunidades y complicaciones. Fronteras sin control, Ejército y policía por armar y más libertad de movimiento o acción, frente a nuevos poderes rebeldes dispuestos a perseguirlos para tener legitimidad internacional y menos problemas internos.
Alex Plitsas, investigador de la Iniciativa N7 de los Programas de Oriente Medio y exjefe de actividades sensibles para operaciones especiales y lucha contra el terrorismo en la Oficina del Secretario de Defensa de EEUU, ha escrito en el Atlantic Council que hay que vigilar los pasos de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), el principal grupo rebelde, el que tomó Damasco y cuyo líder, Ahmed al-Sharaa, se ha puesto en cabeza del Gobierno provisional.
"La comunidad internacional debe tratar de lograr los siguientes objetivos en Siria para evitar que se convierta en un Estado fallido que pueda ser utilizado como santuario y punto de lanzamiento del terrorismo transnacional: prevenir una escalada entre las facciones rebeldes y alentar la unidad en la victoria; negar a los grupos terroristas el acceso a las armas y sistemas estratégicos que dejó el régimen; proteger a las minorías étnicas y religiosas, y alentar y facilitar las instituciones y elecciones democráticas", cita.
Otra posible amenaza a escala europea es la que plantean las personas que han sido excarceladas tras una condena por terrorismo o las que regresan tras haber peleado en frentes como Oriente Medio, sobre todo Siria e Irak. Los analistas Edwin Bakker y Jeanine de Roy van Zuijdewijn sostienen en un texto para el neerlandés Centro Internacional para la Lucha contra el Terrorismo (ICCT) que no está claro aún el efecto real de este retorno en la seguridad del continente europeo, pero que, en principio, estos elementos suponen "una amenaza de baja probabilidad y alto impacto" en sus acciones. "El fenómeno de los combatientes extranjeros yihadistas en las sociedades europeas debe considerarse principalmente como una amenaza social y política, no física", concluyen.
Los consejos
En el análisis de Jamie Shea se insiste mucho en la necesidad de tener los "ojos bien abiertos". Esto significa, detalla, "dedicar suficiente tiempo y recursos de inteligencia a vigilar a los grupos yihadistas e interceptar sus comunicaciones". Es principal. "La inteligencia y las advertencias también deben fluir sin problemas entre los aliados y otros países, incluso adversarios, que pueden enfrentarse a ataques terroristas inminentes", dice.
Washington, por ejemplo, advirtió a Moscú antes del ataque contra los asistentes al concierto en el Crocus City Hall por parte del ISIS local, "pero las fuerzas de seguridad rusas decidieron ignorarlo", en un contexto de enfrentamiento por ser EEUU aliado de Ucrania en la guerra de invasión lanzada por la Federación Rusa.
"Puede parecer obvio decir que los servicios de inteligencia necesitan compartir sus análisis y, especialmente, la información operativa y, de hecho, después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 se eliminaron muchas barreras, tanto jurídicas como administrativas, para ese intercambio", expone. Sin embargo, en este ámbito, "mucho depende de las personalidades en la cima y de la confianza que construyan con el tiempo". "A medida que la gente se jubila y surgen nuevas prioridades, la cultura de cooperación en materia de terrorismo puede evaporarse rápidamente", lamenta.
Recomienda a los estados que forman la UE y la OTAN que realicen un "balance de su cobertura de los grupos yihadistas, identificando sus puntos ciegos y los grupos con más probabilidades de atacar objetivos occidentales, ya sea en su propio país o en el extranjero". Ese balance también puede "garantizar que se examinen todas las regiones clave del mundo, ya que en las últimas décadas han surgido amenazas terroristas significativas en el Magreb, el Sahel, el Sinaí, Siria, Irak, Afganistán, Pakistán, Asia Central y Filipinas, por no hablar de Europa y los Estados Unidos".
Establecer "células regionales de fusión de inteligencia" en estas áreas de preocupación puede ayudar a las agencias de inteligencia occidentales a "interactuar con actores locales que a menudo tienen mejores conocimientos sobre lo que está sucediendo sobre el terreno".
También, dada la "dependencia" de los grupos yihadistas de la red oscura y las redes sociales para su propaganda y comunicaciones, "la vieja cuestión del cifrado y el acceso de las agencias de inteligencia a las comunicaciones privadas cifradas sin duda volverá a plantearse en poco tiempo". "Será necesario encontrar un compromiso aquí entre los gobiernos y las empresas tecnológicas y las plataformas de redes sociales", avisa.
"En los estados democráticos, la policía y los servicios de inteligencia deben trabajar con las autoridades y comunidades locales, así como con las escuelas y universidades, para identificar a las personas que se han radicalizado y que necesitan ser vigiladas y controladas regularmente, o que viajan a zonas controladas por terroristas en el extranjero", concluye.