El enésimo giro de guion, y radical. Donald Trump ha decidido congelar durante 90 días todos los aranceles mundiales y los limita a un 10% en este periodo. Con una excepción, China a la que no sólo no paraliza los impuestos, sino que los eleva hasta el 125% en plena disputa entre Washington y Pekín.

Tanto la pausa como el castigo tienen efecto "inmediato". En el caso de Pekín responde a lo que Trump denomina "la falta de respeto que China ha mostrado a los mercados mundiales".

Ambas medidas han llegado en forma de publicación en Truth Social, su particular boletín oficial. Más allá del cambio de política supone una contradicción en su propio discurso, tras repetir durante días que no iba a haber aplazamientos ni exenciones para nadie. Lo ha justificado en primera persona, alegando que "la gente se estaba asustando un poco" y es necesario "tener flexibilidad". 

El magnate asegura que toma esta decisión dados los "más de 75 países" que ya están intentando negociar con EEUU y que "no han tomado represalias de ninguna manera". Nada más conocerse la noticia, comparecía en la Casa Blanca el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, que ha asegurado verse "abrumados por la cantidad de solicitudes" para tratar la cuestión arancelaria. 

Con todos ellos se abre un plazo para negociar individualmente "acuerdos justos"; también con China a pesar del notable y creciente duelo político-económico.

No obstante, ya hay varias potencias y bloques que sí lo han hecho, justo al cumplirse una semana del gran anuncio arancelario y en el día en el que entraban en vigor los grandes impuestos a las importaciones de las potencias mundiales, que ya han respondido con sus propias "contramedidas", como China o la Unión Europea.

De "lamer mi culo" a una edulcorada marcha atrás

Las "complejidades" de las últimas fechas no se limitan a las muchas negociaciones abiertas. Desde el jueves pasado se han hundido las Bolsas y se han multiplicado las dudas financieras. Al respecto de los 90 días, Bessent ha dejado claro que es el periodo "máximo" concedido por Trump para "negociar" con el resto de actores internacionales,

Poco antes, Donald Trump ya daba lo que podía ser una 'pista', al pedir en Truth Social "calma" y "tranquilidad" en los efectos de los aranceles, con un siempre incierto "todo va a salir bien". Esa frase rompía el tono burlón usado la noche anterior, cuando ante el Partido Republicano presumía de la cantidad de países que "me lamen el culo" intentando negociar quitas en dichos aranceles.

El primer efecto ha sido más que inmediato. Wall Street ha disparado su cotización nada más conocerse la pausa arancelaria. Si el comienzo de sesión ya era en 'verde' pero con moderación, de inmediato se dispararon sus principales índices con subidas de entre el 6% y el 8%. La tendencia no hizo sino seguir al alza hasta el cierre. 

Con la euforia desatada entre los inversores, el Nasdaq acabó con un descomunal 12% positivo, el S&P 500 se fue al 9% y el Dow Jones a un 8% para cerrar un día histórico.