La elección del nuevo papa: proceso, el cónclave y las fumatas
Muchas son las dudas que surgen.

Un escenario que no se vivía desde el año 2013. El Vaticano volverá a elegir un nuevo pontífice tras el fallecimiento este lunes 21 de abril del papa Francisco. El argentino fue elegido máxima autoridad de la Iglesia Católica tras la abdicación de Benedicto XVI.
Aunque la elección del papa Francisco terminó con la conocida fumata blanca, no se produjo por fallecimiento. La última ocasión que ocurrió fue en abril de 2005, con la muerte de Juan Pablo II.
El Vaticano prepara ahora su cónclave y cumplirá con unas fechas fijadas para escoger al 266º papa de la historia. En concreto, el fallecimiento del sumo pontífice establece un proceso de reuniones para elegir a la nueva máxima autoridad de la Iglesia Católica.
La palabra cónclave viene del latín cum claves, es decir, "bajo llave". Esto ocurre porque la elección del nuevo obispo de Roma suele ser secreta. Los cardenales están encerrados hasta que toman una decisión unánime.
Durante el momento de debate entro los cardenales, deben residir en la Casa de Santa Martha y se les prohíbe que puedan contactar con el mundo exterior a la par que se ponen de acuerdo.
Votación
De forma aleatoria, se elige a un total de nueve cardenales. Tres para contar los votos, tres para recoger los de aquellos que están enfermos y tres más que verifican el trabajo de estos dos.
Las papeletas cumplen con unas condiciones claras. En cada una de ellas aparece la frase Eligo in Summum Pontificem (Elijo como Sumo Pontífice) y, en la parte de abajo, deben poner el nombre de la persona que han elegido.
Una vez tienen la papeleta escrita, cada cardenal se pone en pie y camina hacia el altar y alzan su voto diciendo "pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido". Una frase que mencionan justo antes de depositar el papel en el cáliz.
Tras la votación, los boletos se revuelven del cáliz y se cuentan para comprobar que están las mismas papeletas que cardenales presentes. Se cuentan una por una, la inspeccionan y se dice el nombre de cada candidato en voz alta.
El siguiente paso es el de coser con una aguja cada voto a través de la palabra "elijo" y, en el caso de no haber decisión, se queman con aditivos químicos para que la chimenea suelte humo negro. Si a los 13 días no hay decisión, habrá que hacer una pausa de reflexión.
En tal caso, se optará por votar entre los dos cardenales que más apoyo recibieron en la anterior reunión y si se alcanza un veredicto, se quemarán los votos con paja húmeda para que salga el humo blanco.
Decisión del elegido
Ese no será el último paso. El que se escogido por votación todavía tiene la posibilidad de rechazar el cargo, se volvería a empezar el proceso, en el caso de aceptar su cargo como Sumo Pontífice se le preguntaría por el nombre por el que quiere ser conocido durante su papado.
Tras dar a conocer su nombre, los cardenales muestran su respeto y juran fidelidad al nuevo pontífice y le rezan una oración. Una vez es oficial, la columna emite el humo blanco y eso indica a los fieles de la plaza de San Pedro que ya hay nuevo papa.
El cardenal protodiácono se encarga de salir al balcón y anunciar la emotiva frase: "Habemus papam (Tenemos papa)". Momento en el que el elegido también aparece para dar su primera bendición Urbi et Orbe.