Muere el expresidente de Uruguay José 'Pepe' Mujica a los 89 años
El veterano líder fue mucho más que un político relevante. Convertido en símbolo social de la izquierda latinoamericana y mundial, enseñó que es posible gobernar y vivir de un modo diferente, alejado de la ostentación y del poder hasta sus últimos días.

José 'Pepe' Mujica, expresidente de Uruguay, ha fallecido a los 89 años tras una larga batalla contra el cáncer de esófago que padecía. El deceso se ha producido este martes en Montevideo, donde residía y desde donde ya se había despedido públicamente ante el agravamiento de su enfermedad en las últimas semanas.
"Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo", ha apuntado el actual presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, que ha confirmado la muerte del veterano líder y uno de sus grandes valedores.
Mujica, que presidió el país entre 2010 y 2015, fue mucho más que un líder nacional. Convertido en un símbolo de la izquierda latinoamericana y mundial, mostró que es posible otro modo de gobernar y vivir. También de pensar, tal cual ha venido mostrando hasta sus últimas semanas de vida, ya agotado por el cáncer, como apuntó en su mensaje de despedida.
"El guerrero tiene derecho a su descanso. Hasta aquí llegué", escribía a comienzos de año, adelantando una noticia que se ha confirmado este 13 de mayo, tras unas últimas horas críticas.
Nacido en Montevideo en 1935, pronto se enroló en el Movimiento de Liberación Nacional, una guerrilla tupamara de izquierdas, una pertenencia por la que pasó 15 años en la cárcel en los tiempos de la dictadura militar. Bajo amenazas de ser ejecutado en aquel tiempo, el paso a la democracia en Uruguay supuso su salvación.
En 1985 fue amnistiado y salió de la prisión para empezar una carrera política en el Frente Amplio, formación con la que iría disparando su popularidad desde que en 1994 lograse un escaño en la Cámara de Representantes. Una década después se convirtió en senador, el más votado en la historia de Uruguay, un paso que ya entonces parecía el previo a su llegada al poder.
Al filo de los 75 años, fue designado candidato presidencial en las elecciones de 2009. La popularidad que arrastraba le llevó a imponerse en la segunda vuelta para ser investido presidente en 2010. Los cinco años de su mandato fueron también de revolución tranquila, de cambio empezando por los gestos convencionales.
No tardó en marcar perfil propio con un discurso y un comportamiento peculiar en la izquierda sudamericana, que tenía por entonces como principal referente a Hugó Chávez y a su 'revolución bolivariana'. Frente a su oropel, Mujica defendía una vida sencilla, sin subirse al coche oficial y sin ostentosas residencias presidenciales. En su lugar, apostó por una pequeña 'chacra' (granja) cerca de la capital junto a su mujer, Lucía Topolansky, también una activa militante de la izquierda. Por esa modesta villa pasaron líderes de todo el planeta.
En el terreno político, promulgó la ley de despenalización del aborto vetada por su predecesor —Tabaré Vázquez, que sería también su sucesor—, impulsó la legalización del matrimonio igualitario y firmó una reforma pionera para autorizar la producción y la comercialización de la marihuana.
Sus críticos, en cambio, le reprocharon no haber aprovechado las ventajas de un país en crecimiento para consolidar mejoras de servicios básicos como la educación o la salud o para emprender una reforma de calado de un Estado que seguía marcado por la desigualdad.
En aquellos años hubo más críticas, por ejemplo tras sellar un polémico acuerdo con EEUU para acoger a presos de Guantánamo. También se ha salido del perfil mayoritario y sumado críticas en los últimos años, con constantes reproches a la deriva "autoritaria" de Nicolás Maduro en Venezuela.
El paso del tiempo reforzó su posición de icono. Alejado de la primera línea política de Uruguay, aunque no de la actividad parlamentaria y social del país, Pepe Mujica fue elegido para el Senado en dos comicios consecutivos, pero en 2020, a los 85 años, renunció de manera prematura. Su influencia ha seguido siendo fuerte, como apuntan los analistas, que ven en su mano la clave de la victoria del actual gobernante, Yamandú Orsi
Convertido ya sí del todo en un icono y buscado por periodistas de todo el mundo en sus últimos años, con su muerte se pierde un referente social. El sentimiento de pésame ha llenado, nada más conocerse la noticia, las redes. Líderes de todo el mundo han mostrado su respeto y admiración a una figura que trascendió lo político y lo parlamentario.
"Un mundo mejor. En eso creyó, militó y vivió Pepe Mujica. La política cobra sentido cuando se vive así, desde el corazón", ha apuntado Pedro Sánchez, que le califica como "eterno". "Hermano" le dedica el expresidente de Bolivia, Evo Morales, quien asegura "recordar siempre sus consejos llenos de experiencia y sabiduría".