Trump firma un singular decreto y declara la guerra a las duchas que no le permiten "cuidar de su bonito pelo" como es debido
El presidente estadounidense revoca, otra vez, las restricciones aprobadas durante el mandato de Barack Obama y Joe Biden para regular el caudal y ahorrar agua.

Donald Trump ha vuelto a sacar la pluma ejecutiva para librar una nueva batalla en una de las guerras más personales en las que está implicado: la presión del agua de las duchas en Estados Unidos. El presidente, ha firmado este miércoles una nueva orden ejecutiva que borra de un plumazo los límites al caudal de agua y le declara la guerra a las duchas cuya presión es muy baja. "Cuando me ducho, quiero que el agua me caiga a chorro. Ahora hay que estar quince minutos debajo hasta que te mojas. Sale drip, drip, drip. Es ridículo", dijo desde el Despacho Oval, antes de firmar el decreto.
"Quiero ducharme bien y cuidar de mi precioso pelo", bromeó un Donald Trump que este miércoles también ha tenido que recular en su guerra arancelaria, declarando una tregua de 90 días a todo sus socios comerciales, excepto para China -a la que castiga de nuevo con otra subida-, en lo que respecta al pago de los aranceles extra que entraban hoy en vigor y que han azuzado la sombra de la recesión sobre la economía global.
La cruzada de Trump contra los grifos rácanos no es nueva. De hecho, esta es la segunda vez que anula esta medida. En su primer mandato revocó las normas aprobadas durante el gobierno de Barack Obama y, ahora, deroga la regulación que recuperó Joe Biden nada más llegar a la Casa Blanca. Una normativa cuyo objetivo era el de ahorrar agua, limitando la presión y los caudales por minuto. Una legislación que, tal y como apunta sin rodeos el borrador del decreto, adelantado en exclusiva por The Wall Street Journal, quiere terminar con lo que el magnate republicano considera una condena de los estadounidenses: “Nada de duchas flojas y sin presión. Hagamos grandes otra vez las duchas de América", señala.
Según un comunicado que publicado la Casa Blanca en su página web, esta nueva orden de Donald Trump le exige al secretario de Energía, Chris Wright, que deroge de inmediato una normativa federal "excesivamente complicada que redefinió el término 'cabezal de ducha'" durante los mandatos demócratas que lo precedieron. De acuerdo con la nota, la anulación de la norma será efectiva 30 días después de la fecha de publicación del aviso.
Trump nunca se ha andado con rodeos al hablar del tema. A su juicio, Obama y Biden no han hecho nada más que complicarle la vida a los ciudadanos estadounidenses en tareas tan básicas como la de lavarse las manos o darse un baño. En 2020, durante la campaña electoral, ya había sentenciado a las duchas modernas porque le hacen perder el tiempo y le provocan frustración. "Lo que pasa es que te acabas lavando las manos cinco veces más, así que al final usas la misma agua. Vamos a abrir el grifo para que la gente pueda vivir", ha llegado a declarar.
Ya en su primer mandato, Donald Trump ordenó una revisión completa de las normas que regulan la eficiencia en baños y cocinas, algo que provocó una oleada de memes en redes sociales con el hashtag #ToiletTrump. También entonces declaró la guerra a los inodoros que, según él, le obligaban a "tirar de la cadena 10 o 15 veces" para que funcionasen bien. A principios de año, después de volver a la Casa Blanca, en pleno desmantelamiento de la política ambiental de Joe Biden, con la salida de Estados Unidos de los Acuerdos de París y ordenar por decreto que vuelvan las pajitas de plástico, también ha derogado medidas medioambientales sobre lavadoras, lavavajillas y cualquier aparato que, según él, no rinda.
Pero el tema no va únicamente de pelo, presión y ahorro de agua. Las restricciones que Donald Trump acaba de eliminar llevan en vigor en Estados Unidos desde 1992, cuando otro presidente republicano, George H. W. Bush, las aprobó. Con esos límites, una familia media podía ahorrar hasta 380 dólares al año y más de 60 litros de agua al día, según los datos de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense. Organizaciones sin ánimo de lucro que se dedican a promover fórmulas para evitar el despilfarro de agua, como el Appliance Standards Awareness Project, critican que el magnate republicano en la Casa Blanca haya elegido tomar un camino diferente, en dirección contraria.
A Trump, sin embargo, le parece que el Gobierno de Estados Unidos se está metiendo donde no debe. "Los americanos pagan su propia agua y tienen derecho a elegir cómo se duchan", recoge la orden. Para él, la presión en la ducha no es una cuestión menor, sobre todo cuando lo que está en juego es su característico peinado.