Un golpe a 183 barcos rusos amenaza con desembocar en el gran problema de Putin en la guerra
Estados Unidos y Reino Unido anunciaron sanciones adicionales contra el sector del petróleo y el gas licuado de Rusia.

Estados Unidos y Reino Unido anunciaron el pasado viernes sanciones adicionales contra el sector del petróleo y el gas licuado de Rusia, calificadas por altos funcionarios estadounidenses como las "más significativas" impuestas al sector energético ruso desde el inicio de la guerra en Ucrania.
El objetivo de estas medidas es cortar los ingresos que financian la "máquina de guerra del Kremlin" y podrían costar a la economía rusa miles de millones de dólares al mes, explicó un funcionario estadounidense en una llamada de prensa. Aunque el Gobierno de Joe Biden ha adoptado estas sanciones, podrían ser revocadas por Donald Trump cuando asuma la Presidencia el próximo 20 de enero.
En concreto, Estados Unidos, en coordinación con Reino Unido, sancionó a dos de los mayores productores y exportadores de petróleo de Rusia: Gazprom Neft, la tercera mayor petrolera del país, y Surgutneftegas, otra destacada compañía del sector energético.
Según el Gobierno británico, estas empresas producen en conjunto más de un millón de barriles diarios, valorados en unos 23.000 millones de dólares anuales a precios actuales, una cantidad que supera el PIB de Jamaica. Washington y Londres consideran que las ganancias de estas empresas sirven para financiar la guerra en Ucrania.
Además, Estados Unidos sancionó a más de dos docenas de filiales de Gazprom Neft y Surgutneftegas, así como a 183 barcos rusos que transportan petróleo y que, según funcionarios estadounidenses, forman parte de una flota "en la sombra" para vender crudo ruso eludiendo las sanciones occidentales.
Rusia ha pasado los últimos tres años comprando viejos petroleros en todo el mundo para transportar su petróleo, según apunta el medio UNITED24 Media, que avisa que "la pérdida de estas capacidades de transporte aumentará los costos logísticos y reducirá los márgenes de ganancia de las compañías petroleras rusas".
Además, a los barcos sancionados se les niega a menudo la entrada a los puertos que temen sanciones secundarias. Por ejemplo, puertos chinos como Qingdao, Rizhao y Yantai ya se han negado a aceptar buques sancionados. De manera similar, representantes de refinerías indias han declarado que no trabajarán con petroleros incluidos en la lista de sanciones de Estados Unidos.
En este nuevo esnecario, las empresas rusas necesitarán encontrar compradores dispuestos a trabajar con la flota "en la sombra" y tratar con entidades sancionadas, lo que amenaza con desencadenar en el gran problema de Putin en la guerra.
200 entidades e individuos presuntamente vinculados al sector energético ruso
Estados Unidos también golpeó con sanciones a 200 entidades e individuos presuntamente vinculados al sector energético ruso, incluidos 80 relacionados con la producción y exportación de gas natural licuado (GNL).
Otras sanciones apuntan a quienes buscan expandir la capacidad de producción petrolera de Rusia, a los implicados en el proyecto Ártico LNG 2 de Novatek y a altos cargos de Rosatom, el conglomerado estatal ruso de energía nuclear, detalló el Departamento del Tesoro en un comunicado.
En una llamada con periodistas, funcionarios estadounidenses detallaron la razón tras estas sanciones, que se suman a las impuestas por Washington y sus aliados tras la invasión rusa de Ucrania.
En concreto, en marzo de 2022, un mes después del inicio de la guerra, Estados Unidos prohibió la importación de petróleo, gas natural licuado y carbón rusos. La Unión Europea también restringió estas compras, lo que asestó un duro golpe a Moscú por su dependencia del mercado europeo.
No obstante, Washington decidió entonces no imponer sanciones más amplias debido a la tensión en los mercados globales de petróleo, que podrían haber provocado un aumento en los precios del crudo, explicó un funcionario estadounidense.
Para mitigar ese impacto, en diciembre de 2022, Estados Unidos, junto con el G7 y Australia, adoptó un tope de 60 dólares por barril para las exportaciones marítimas de petróleo ruso, permitiendo compras solo por debajo de ese límite.
Ahora, con una mayor oferta global gracias al incremento de producción en otros países, Washington ha decidido avanzar con sanciones dirigidas a gigantes energéticos rusos, añadió el citado funcionario.