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Venezuela, un polvorín con presidente autoproclamado y una oposición a la espera del "momento" adecuado

Venezuela, un polvorín con presidente autoproclamado y una oposición a la espera del "momento" adecuado

Nicolás Maduro jura el cargo sin rastro de las actas que acrediten su supuesta victoria y presume, sin pruebas, de una legitimidad que la oposición le niega. El antichavismo clama contra su "golpe de Estado" y promete contraatacar, a la espera de Edmundo González, que prepara su regreso inmediato para "asumir la Presidencia".

Nicolás Maduro, pensativo en uno de sus actos por su toma de posesiónJUAN BARRETO vía Getty Images

Con o sin presidente, Venezuela es un polvorín. Con o sin actas, Venezuela es una coctelera de tensión, miedo, represión y ansias de cambio a punto de rebosar. Pero no ha sido este viernes, una jornada tildada de crítica y que ha resultado menos accidentada de lo que se presagiaba.

Este 10 de enero presentaba muchas incógnitas y una sola certeza, que se ha cumplido para sorpresa de nadie. Nicolás Maduro ha tomado posesión del cargo de presidente tras jurar el cargo de forma unilateral, mientras la oposición ha reaparecido a golpe de vídeo pidiendo aguardar a "su momento" para "asumir la Presidencia", como prometía Edmundo González. Un momento que será "muy pronto"... pero no hoy.

Maduro ha abierto una caótica jornada llamado a ser capítulo destacado en la caótica historia reciente de Venezuela. Sin actas, sin pruebas que avalen su supuesta victoria electoral, sin representación internacional de peso más allá de sus socios... pero con todo el boato y el autoconcedido "mandato del pueblo"

El heredero de Hugo Chávez ha sacado pecho ante la cúpula del chavismo que ha abarrotado el Salón Elíptico del Palacio Federal para seguir su largo discurso para inaugurar una legislatura que podría extenderse hasta 2031.

Por momentos grandilocuente, por momentos absolutamente inconexo, pero siempre trufado del ansia por autolegitimarse como mandatario plenipotenciario de Venezuela. Una suerte de pilar inquebrantable ante todo tipo de amenazas exteriores capitaneadas por el "imperialismo" americano tan habitual en su retórica.

La fastuosa puesta en escena de Nicolás Maduro ha llegado, también, con premura. Porque ha adelantado cerca de dos horas su acto de juramentación, en previsión de una más que difícil jornada en todo el país y especialmente para dar el primer paso antes de que la oposición diera el suyo. 

Lo habían advertido figuras del antichavismo, pero a última hora han echado el freno a sus planes. María Corina Machado, en su reaparición por vídeo tras la "errática" detención del jueves, ha confesado haber pedido ella misma a Edmundo González no venir aún a Caracas, hasta que no se den las "condiciones adecuadas" porque "porque su integridad es fundamental para la derrota final del régimen".

Estoy muy cerca de Venezuela. Estoy listo para el ingreso seguro y en el momento propicio haré valer los votos que representan la recuperación de nuestra democracia
Mensaje de Edmundo Gonzále

Horas más tarde, el propio candidato opositor, para muchos vencedor de las elecciones del 28-J, reclamaba su legitimidad, pidiendo tiempo, eso sí. Desde República Dominicana, fin de su gira de reconocimiento internacional, ha prometido estar "trabajando en las condiciones" para un regreso que será "muy pronto". 

Y cuando sea, asegura, "asumiré la Presidencia" con el mandato de los millones de votos y apoyos de venezolanos. De momento ha dado orden a la cúpula militar para preparar su "regreso seguro" y desoír las órdenes de Maduro y su aparato.

No hay fecha. Los planes opositores han quedado temporalmenre en suspenso tras la demostración de fuerza del jueves, incluida la reaparición y detención temporal de María Corina Machado. También en las calles se ha mantenido un perfil bajo en manifestaciones mucho menos numerosas (y ruidosas) que las del jueves. 

Entonces "cientos de miles de venezolanos antichavistas" poblaron las cerca de 180 marchas afirmadas por Machado, mientras los partidarios de Maduro salían a las calles de forma mucho más moderada.

Esas mismas calles volverán a ser epicentro de tensión en cuestión de días, si no horas. El polvorín de Venezuela vive el enésimo capítulo crítico en un mar de incógnitas donde lo único que se sabía que iba a pasar ha pasado. Autoproclamado Maduro se abre un nuevo horizonte, con la posible réplica de Edmundo González, que de momento, prefiere esperar a esas "condiciones adecuadas".

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Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos. Puedes contactar con él en miguel.fernandez@huffpost.es