Runway Enduro 916, el peor neumático de la historia, con diferencia

Runway Enduro 916, el peor neumático de la historia, con diferencia

Como probador, con muchos kilómetros en mi haber a través de centenares de coches con neumáticos de todo tipo, nunca había probado algo tan malo. No se lo recomendaría ni a mi peor enemigo. Os pido, animo y aconsejo que no las compréis.

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Créeme, cuando a principios de semana tuve que decidir hacer un cambio de neumáticos provisional, lo último que quería era acabar haciendo un artículo sobre neumáticos malos. Pero aquí me tienes, cumpliendo una obligación moral, porque no me queda otra.

Empecemos por el principio de la historia. Tras 67.000 kilómetros con las geniales Michelin Pilot Sport 3 montadas en nuestro Abarth 500 de prueba de larga duración (con permutación delante-detrás entre medias para llegar a semejante épica cifra), nos tocaba cambiar cubiertas. En principio programamos el cambio en Madrid, para hacerlo esta misma semana. Con 2,5 milímetros de surco delante y 2 milímetros detrás, teníamos que tener goma suficiente para llegar a Madrid y hacer el cambio.

Pero un par de viajes que no nos tocaban en el calendario nos hicieron comernos las ruedas de atrás, dejándolas con un surco de 1,5 milímetros nada más. Con tan poca goma no sólo teníamos un problema legal (por debajo de 1,6 milímetros de dibujo no se puede circular), sino que además teníamos que hacer un viaje de 320 kilómetros hasta Madrid... ¿Llegaríamos sin llegar a los alambres antes de alcanzar el destino? ¿Y si nos llovía?

El sentido común me recomendó entonces cambiar las ruedas traseras para asegurar la jugada. Las ruedas definitivas ya las teníamos encargadas en Madrid, y de ellas te hablaremos en un artículo a parte (sí, hemos repetido Pilot Sport 3), así que la solución de urgencia que teníamos que poner sólo iba a ser para rodar 320 kilómetros.

El problema era encontrar unas cubiertas decentes en la medida necesaria en una tarde de agosto (sí, soy un auténtico desastre, y la decisión de cambiar la tomé sobre la bocina). Con una medida relativamente rara (205/40 17 84W), era complicado encontrar talleres con stock por Logroño para montar esa misma tarde.

Así las cosas, la única solución de emergencia que encontré antes de venir para Madrid fue en un taller de mecánica rápida (del que por su bien, no recordaré el nombre), donde me ofrecieron dos cubiertas marca Runway, modelo Enduro 916.

Como bien recordarás si eres un fiel lector, un servidor trabajó unos años vendiendo neumáticos en un centro Norauto. Por eso mismo no quería montar las Runway... conocía todo tipo de historias de terror sobre ellas. Pero el vendedor me dijo "hombre, han mejorado, ya no son malas". Y agregó un convincente "total, para 300 kilómetros ya te llegarán". Me ofreció otra opción, el doble de cara, de la marca del taller, pero me dijo "en serio, no te gastes tanto dinero, las Runway ya te valen para esto".

Inocente de mí, por un momento obvie mi experiencia en el taller de hace más de 7 años, y le hice caso al vendedor. Por 145 euros monté dos ruedas traseras para cubrir expediente. Pensé que mejor eso que ir con unas gomas tan gastadas. Error por mi parte.

Nada más recoger el coche con las ruedas traseras cambiadas, observé que las llantas traseras, en especial la derecha, tenían un montón de plomos de equilibrado instalados. El Abarth tiene las llantas perfectamente equilibradas, y con neumáticos buenos (Pirelli, Michelin), nunca había necesitado plomo para tener equilibrio en las ruedas. Era el Runway, este neumático (por llamarlo de alguna manera) el que tenía el problema de equilibrado...

Mala señal. Pero volví a jugar a la autoconvicción y el autoengaño, pensando que tan malas no pueden ser.

Salí a carretera, y en menos de un kilómetro descubrí que, efectivamente, no sólo podían ser tan malas, sino que eran peor que nada que hubiera probado nunca. Jamás en mi vida.

Nada más sobrepasar los 90 kilómetros por hora, el coche dejó de ser estable en línea recta. Si algo caracteriza a nuestro Abarth 500 es que, a pesar de su corta batalla de 2,3 metros, rodar con él, como hemos hecho por la Autobahn, a 210 km/h de marcador es una experiencia sólida y predecible, donde la dirección te da confianza.

Hasta el troncomovil de Pedro Picapiedra tenía más agarre que estos Runway...

Pero con las Runway, pasar de 90 por hora, recién montadas, era encontrarse con bamboleos de dirección que había que micro-corregir con pequeñas insinuaciones de muñeca. Algo que no te da ni confianza ni tranquilidad.

Pensé entonces que algo mal habían hecho los chicos del taller. Manómetro en mano y tras esperar a que las cubiertas se enfriasen comprobé que, efectivamente, habían hecho ya varias cosas mal. En un coche donde las ruedas traseras van a 2,1 bares, las habían hinchado a 2,6 una y 2,4 otra. Nadie espera salir del taller con los neumáticos mal hinchados, y de forma desigual. Vamos mal.

Corregidas las presiones, volví a probar cómo estaba el tema. Una ligera mejora en estabilidad se notaba, pero cualquier ligero movimiento de muñeca a 100 por hora o algo más conseguía nuevos bamboleos, ligeramente perceptibles, que había que corregir para mantener la estabilidad.

¿Mal equilibradas podrían estar las ruedas? Para salir de dudas, me fui a otro taller, de un amigo de confianza, donde metimos las ruedas traseras en la equilibradora. Estaban bien equilibradas pero es que... los neumáticos no eran cilíndricos. Bastaba ver la rueda girando en la máquina de equilibrado para comprobar que el neumático no era circular... sino elíptico.

Al menos, yendo a 80 por hora sabía que el coche era estable y predecible como para andar 320 kilómetros. Así que, con mucha paciencia, iniciamos viaje a Madrid con la máxima de no pasar de esa velocidad.

Unos pequeños juegos de pruebas a velocidades bajas nos descubrían además que estas ruedas contaban con la goma más dura jamás montada sobre una carcasa... Derrapar de atrás al mínimo cambio de carga de acelerador en apoyo era algo que nunca habíamos visto tan fácil en este coche.

A medida que los kilómetros caían, transcurridos los 90 primeros, las ruedas se habían desgastado suficiente para convertirse en cilíndricas... La estabilidad en línea recta seguía sin ser ni tan siquiera adecuada, pero algo había mejorado.

Pero a los 120 kilómetros los neumáticos, con un agresivo dibujo en uve, ya comenzaban a hacer un zumbido molesto.

Más de cuatro horas después de salir de casa llegábamos al taller donde habíamos concertado la cita para montar nuestras nuevas Michelin. Toda una odisea de viaje en tensión.

El técnico nos preguntaba si queríamos guardar las ruedas traseras. Le dijimos que no, que se las quedase e hiciese con ellas lo que quisiera. Nos respondió fácilmente: "Las tiraré a la basura, no pueden ser más malas... duras, mal hechas, desequilibradas, no sé quién puede vender esto".

¿Conclusiones?

Juzgar un neumático suele ser algo complicado. Con la prueba de larga duración de nuestro Abarth 500 hemos podido ir viendo cómo las Pirelli PZero Nero iban peor que las Pilot Exalto, y estas no llegaban al rendimiento de las Michelin Pilot Sport 3, las mejores gomas que hemos montado hasta la fecha.

Pero nunca, nunca jamás, esperaríamos diferencias como las que hemos visto en estas Runway... Porque si bien entre la Pirelli y la Michelin o una Bridgestone, las diferencias de agarre, desgaste y comportamiento en mojado están ahí, hay que hilar fino para encontrarlas (bueno, la de desgaste no, porque es espectacular, no así las otras, pero de eso te hablaremos en otro lado), en el caso de la Runway, en 800 metros ya teníamos miedo y nos arrepentíamos de haberlas puesto. Lo bueno es que tan pronto montamos nuestras Michelin y salimos a la A1, nos reencontramos con el Abarth 500 de siempre, estable, con agarre, sin ruidos raros de rodadura...

Cuando unas ruedas no son redondas, ni están equilibradas, hacen ruidos, no agarran nada, no valen ni para hacer 300 kilómetros... no tienen razón comercial de ser.

Quiero decir que, como probador, con muchos, muchos kilómetros en mi haber a través de centenares de coches distintos con neumáticos de todo tipo, nunca había probado algo tan malo. No se lo recomendaría ni a mi peor enemigo. De hecho, no sólo os pido, animo y aconsejo a vosotros, amigos míos, que no las compréis, sino que recomiendo a ese taller de mecánica rápida que las retire de la venta inmediatamente. Porque no valen ni para un carrito de golf... Son peligrosas, inestables y de mala calidad. Venderle esto a un cliente es horadar en la seguridad del vehículo, del conductor y de sus pasajeros.

De hecho, dudo que merezcan la calificación de neumático como tal... Es que ni se le parece. Es más, te diré que corriendo rallyes he conducido con neumáticos pinchados en algún tramo, con baja presión, y con neumáticos desgastados, y no me parecieron experiencias tan horribles como ir a 100 con las Runway nuevas. Da que pensar, ¿no crees?