La magia de Messi, el cerebro de Einstein y el factor divergente

La magia de Messi, el cerebro de Einstein y el factor divergente

Tanto Einstein como Leo Messi tardaron, aunque de forma distinta, más en madurar que sus compañeros. Por eso lanzo la siguiente pregunta: ¿proviene una parte importante del genio de Messi y Einstein de su capacidad para seguir viendo el mundo con los ojos, la creatividad y la pasión de un niño?

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Fuente: WIKIPEDIA

Leo es como un niño, él sólo juega... y lo maravilloso es que cambia de opinión tres veces en un metro.

Johan Cruyff sobre Lionel Messi

Para el tío Al no había respuestas erróneas o acertadas, sólo experimentos.

Benay Dara-Abrams sobre Albert Einstein

Era uno de los días más calurosos que recuerdo en Berlín. En unas horas, el F.C. Barcelona iba a jugar la final de la Liga de Campeones, y una de las radios desplazadas hasta la capital alemana, buscaba voces berlinesas para hablar en directo sobre todo lo que rodeaba a ese partido. Y allí estaba yo, compartiendo habitación y sofoco con varios periodistas eufóricos que no paraban de exaltar las cualidades excepcionales del jugador blaugrana llamado Leo Messi.

Llegó mi turno y me espetaron la siguiente pregunta: ¿dónde reside el secreto de Messi, qué dice la ciencia? No pude hacer otra cosa que pensar en la entrevista que le hice a Einstein y contarles la siguiente historia.

El cerebro robado de Einstein

En marzo de 1954, Albert Einstein recibía un curioso regalo de cumpleaños: un loro. Aunque el mismo Einstein empezaba a sufrir ya graves problemas de salud, éste parecía más preocupado por el estado anímico del pájaro, traumatizado por el largo viaje hasta EEUU, que de él mismo. Así que Einstein empezó a hablar diariamente con el loro y a contarle bromas.

Algunos meses después, el loro se había repuesto. Probablemente gracias a unas inyecciones, y no a las bromas, pero Einstein moría. Unas cuatro horas después de fallecer, Einstein era objeto de un robo. El doctor Thomas Harvey extraía, sin informar a nadie, el cerebro de Einstein para fotografiarlo, cortarlo en láminas finas y guardarlo en formol. Al día siguiente, un niño de la escuela de Princeton explicaba orgulloso a sus amigos: "Mi papá tiene el cerebro de Einstein". Y no mentía. El doctor Harvey tuvo, durante décadas, el cerebro de Einstein en su poder, hasta que en 1986 accedió a que otros científicos pudieran estudiarlo.

Uno de ellos fue la neurocientífica Marian Diamond (la protagonista del vídeo que aparece en este artículo), quien recibió muestras del cerebro de Einstein en botes de...¡mayonesa!

Diamond encontró un porcentaje mayor de células gliales en relación a las neuronas en la región del lóbulo parietal del cerebro de Einstein. Este descubrimiento hizo feliz a muchos: la genialidad podía tener base biológica, la cual, además, se podía ver a través de un microscopio.

Estudios posteriores del cerebro o de sus fotografías revelaban otras características del cerebro robado: no era del todo esférico, su volumen era mayor al de la media y los lóbulos parietales presentaban ciertas peculiaridades.

Sin embargo, muchos científicos dudaban de estos estudios, ya que no parecían ser del todo concluyentes. Más aún, ¿eran las posibles peculiaridades del cerebro de Einstein la causa de su genialidad, o más bien una consecuencia de la misma?

Walter Isaacson, autor de una de las más recientes biografías sobre Einstein, coincide con el profesor Michio Kaku: si uno quiere descubrir el secreto de Einstein, probablemente la fuente más fiable sean las palabras del propio Einstein.

Y es que, al ser preguntado sobre lo que le hacía diferente a los demás físicos, Einstein respondía: "No tengo talentos especiales, simplemente soy apasionadamente curioso"; pero también: "El adulto común no se entretiene a pensar sobre el espacio-tiempo... Yo, por el contrario, debido a que me desarrollé tan lentamente, empecé a hacerme estas preguntas cuando era ya un adulto". O sea que, según el propio Einstein, el secreto de su éxito era el haber pensado en un problema de niños con la intensidad de un adulto.

Isaacson también parece convencido de ello: el genio de Einstein provenía de su creatividad, no de sus habilidades matemáticas. ¿Y qué tiene todo esto que ver con Messi?, se preguntarán ustedes. Permítanme narrarles la historia paso a paso.

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Izquierda: Einstein sosteniendo una marioneta de sí mismo en Pasadena, 1931. Derecha: Einstein en bicicleta. Fuente: flickr.com.

Los científicos y el secreto de Messi

Como ustedes ya sabrán, Leo Messi es capaz de cosas extraordinarias en un campo de fútbol. Con el balón milimétricamente pegado a sus pies, avanza a velocidades vertiginosas en dirección a la portería contraria, mientras uno, dos, tres y hasta cuatro defensas intentan infructuosamente arrebatarle la pelota.

Es capaz, también, de decidir en décimas de segundo la mejor opción de juego: chute, pase, regate. Pero, ¿qué es lo que diferencia a Messi del resto de los jugadores?

Al ser preguntado en la radio, respondí: "El secreto de Messi podría tener que ver con sus capacidades cognitivas, la toma de decisiones y la creatividad". Los periodistas abrieron los ojos como platos, sobre todo cuando les expliqué lo fascinante que podría resultar estudiar su cerebro con instrumentos de fMRI o PET. Pero, ¿tenían mis afirmaciones sobre Messi una sólida base científica?

El neurocientífico Facundo Manes explica que, en el caso de deportistas de élite como Lionel Messi, la forma física importa, pero la mente es fundamental: motivación, atención, concentración y control. Y también, por supuesto, la práctica intensiva y la capacidad de observación.

Sin embargo, aunque hace ya varios años que los neurocientíficos se ofrecen a estudiar el cerebro de Messi, ninguno lo ha conseguido. De momento, sólo nos podemos remitir a estudios científicos indirectos para tratar de averiguar dónde reside el genio del astro argentino.

Un estudio del Instituto Karolinska de Estocolmo afirma que, cuanto más alta es la división en la que juega un futbolista, mayores son sus capacidades cognitivas.

Concretamente, estos deportistas sobresalen en lo que se conoce como funciones cerebrales ejecutivas, tales como la capacidad mental para solucionar problemas inmediatos de forma creativa. ¿Les suena?

Pero, ¿de dónde viene la creatividad de Messi? Frases como "los zurdos son más creativos o mejores deportistas tiene algo de datos factuales y mucho de mito", comenta el neurocientífico Manes.

La creatividad, el pensamiento divergente y los niños

Aunque hace décadas que se trabaja en tests para cuantificar la creatividad, los científicos se han dado cuenta de que es más fácil hacerlo con algo que está estrechamente relacionado con ella: el pensamiento divergente.

Mientras que el pensamiento convergente se basa en encontrar una "respuesta correcta" a un problema, el divergente se basa en postular múltiples posibilidades en base al problema. Sin embargo, la ciencia nos dice que el pensamiento divergente disminuye con la edad.

Según Ken Robinson, experto en creatividad, esta disminución se ve especialmente afectada por el sistema educativo. En otras palabras: que los niños y niñas poseen un potencial creativo enorme.

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En base a todo lo expuesto anteriormente, y ante la falta de evidencias científicas claras que respalden otras tesis, permítanme elaborar una hipótesis para intentar explicar la genialidad de Messi y Einstein: asumiendo que ambos gozan de notables capacidades para la práctica de sus respectivas disciplinas, lo que les diferencia de muchos de sus contemporáneos reside en su forma de ver el mundo, en concentrarse mucho en una cuestión y ser increíblemente creativos al abordarla.

Benay Dara-Abrams, una vecina de Einstein en Princeton, explica cómo el físico iba de vez en cuando a su casa a jugar con ella, siendo todavía niña.

Aunque Dara-Abrams desconocía por completo la fama del científico, aquello fue una experiencia que la marcó de por vida: "El tío Al (así le llamaba) nunca decía que una respuesta era acertada o incorrecta, para él todo eran experimentos". Según Dara-Abrams, jugando con Einstein era capaz de concentrarse muchísimo durante largos períodos de tiempo, y encontrar soluciones creativas, al contrario que cuando intentaba resolver un problema de forma frontal.

Como ustedes ya sabrán, tanto Einstein como Leo Messi tardaron, aunque de forma distinta, más en madurar que sus compañeros. Por eso lanzo la siguiente pregunta: ¿proviene una parte importante del genio de Messi y Einstein de su capacidad para seguir viendo el mundo con los ojos, la creatividad y la pasión de un niño?

Escuchándoles hablar, observando sus rasgos risueños y cómo disfrutan de la compañía de otros niños, viendo como juegan, cada uno a su manera, tiendo a creer que así es. Como mínimo, hasta que alguien demuestre lo contrario.

Porque, como decía Einstein, tal vez no haya respuestas erróneas, sólo experimentos. Por cierto, para realizar experimentos con el cerebro de Messi no haría falta robárselo.