La muerte del presidente etíope Zenawi siembra dudas sobre el futuro del país

La muerte del presidente etíope Zenawi siembra dudas sobre el futuro del país

La muerte durante la madrugada de este martes en un hospital de Bruselas del primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, a los 57 años, ha sacado a colación el debate acerca del futuro que le espera al país africano. Por el momento, la noticia ha generado multitud de reacciones por parte de líderes mundiales, grupos armados y organizaciones de derechos humanos.

Los rumores sobre la salud de Zenawi se desataron a raíz de su ausencia en las últimas reuniones de la Asamblea de Jefes de Gobierno de la Unión Africana. El líder etíope llevaba ya un año sin aparecer en público, luchando contra una enfermedad. La información que han transmitido las autoridades etíopes, no obstante, es que "falleció a causa de una infección repentina".

El viceprimer ministro, Hailemariam Desalegn, será investido "pronto" como nuevo jefe interino del Gobierno, según informó el Ejecutivo etíope. Sin embargo, no habrá elecciones hasta 2015, año en el que terminaba el mandato de Zenawi.

LAS REACCIONES ANTE LA NOTICIA

Destacados líderes occidentales han mostrado este martes su pesar por la muerte del primer ministro etíope. El presidente de EE UU, Barack Obama, ha destacado los esfuerzos que hizo Zenawi contra la pobreza, y a su vez ha pedido a Etiopía "aumentar su apoyo a la democracia y a los derechos humanos". El presidente francés, François Hollande, también ha mandado sus condolencias y ha destacado que la muerte del líder constituye "una gran pérdida" para Etiopía. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha recibido "con gran tristeza" la noticia y ha deseado que la muerte de Zenawi "refuerce su senda [la de Etiopía] hacia la democratización, el cumplimiento de los derechos humanos y la prosperidad de su pueblo"

Los mensajes de luto también han llegado de otros líderes africanos. Entre ellos se encuentran el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Jean Ping, o bien los líderes de Kenia, Mwai Kibaki o Sudáfrica, Jacob Zuma.

El grupo insurgente somalí Al Shabaab, por su parte, ha celebrado el fallecimiento del primer ministro de Etiopía, al afirmar que "es un día histórico", y ha añadido que ahora ese país -que tiene tropas desplegadas en Somalia- se vendrá abajo.

También se ha manifestado el grupo rebelde etíope Frente para la Liberación Nacional de Ogadén, que ha asegurado que la muerte de Zelawi podría representar una nueva oportunidad para la paz en Etiopía.

Amnistía Internacional ha declarado que la sucesión de Zenawi "representa una gran oportunidad que el Gobierno y el próximo primer ministro deben aprovechar para cambiar el curso del país y abrir paso a una era de mayor respeto a los derechos de los etíopes".

HÉROE PARA ALGUNOS, VILLANO PARA OTROS

Meles Zenawi gobernó Etiopía con mano de hierro desde el 1991, año en el que, tras una sangrienta guerra civil que duró 17 años, el Frente Revolucionario del Pueblo Etíope (FRDPE) se hizo con el poder. Durante los años en los que gobernó, Zenawi se labró el aprecio de la mayoría de países occidentales y la condena de las organizaciones de derechos humanos.

Fue percibido por sus partidarios (EE UU y Occidente) como un líder visionario que sacó a Etiopía de la grave crisis económica y política en la que se encontraba tras la guerra civil. En 2008, el Fondo Monetario Internacional (FMI) describió el crecimiento económico del país como "el más rápido de los países no productores de petróleo del África Subsahariana". Asimismo, una consultora internacional calificó a Etiopía como "el segundo país más atractivo de África para los inversores extranjeros" a pesar de que una gran parte de la población sigue ahogada en la pobreza.

Etiopía se convirtió con Zelawi en uno de los principales aliados de EE UU en África. El gobierno norteamericano donó cientos de millones de dólares al ejército etíope para que luchara contra el terrorismo islamista somalí, convirtiendo al ejército de Etiopía en el más fuerte de África y en uno de los más activos en Somalia, donde ha entrado en dos ocasiones para luchar contra los milicianos islamistas de Al Shabaab.

El Gobierno de Zenawi también fue alabado por introducir un sistema multipartito -si bien con muchas deficiencias- y una red de medios de comunicación privados. También se celebró la reducción de la tasa de mortalidad infantil que se produjo en el país con su mandato.

Sus detractores, en cambio, le acusan de tirano, asesino y manipulador. Numerosas ONG han denunciado el estricto control del Gobierno sobre los partidos de la oposición y la prensa. Después de unas elecciones en 2005, en las que se auguraba un aumento de votos para la oposición, Zenawi impuso fuertes medidas de seguridad en el país y aplastó con dureza las protestas surgidas después de la publicación de los resultados, con un saldo de al menos 200 muertos y 800 heridos.

"Los 21 años de mandato de Zenawi estuvieron caracterizados por un aumento de la represión y una violación generalizada de los derechos humanos. Apartó las voces disidentes, desmanteló la prensa independiente, obstruyó a las organizaciones de defensa de derechos humanos y asfixió a la oposición política", dice un comunicado difundido por Amnistia Internacional.