Tele 5 vs La Sexta: Gordillo, San Sebastián, Colau, Inda, Marhuenda & cía (VÍDEOS)
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Tele 5 vs La Sexta: Gordillo, San Sebastián, Colau, Inda, Marhuenda & cía (VÍDEOS)

Los sábados por la noche, cuando vivíamos por encima de nuestras posibilidades –los que lo hicieran-, en la tele se ponían las mejores galas. Los mejores ropajes, sí, pero en concreto los programas de variedades clásicos: el ‘Sábado noche’, donde Toni Cantó presentaba, que no debatía ni tuiteaba, junto a una ‘partenaire’ distinta de Rosa Díez: Paola Dominguín Bosé. Y, más recientemente, la ‘Noche de fiesta’ de Moreno, que igual repartía ordenadores y euros en sobres portados no por Bárcenas, sino por modelos de escaso vestuario, que ofrecían músicas o teatros. Matrimoniadas, para ser exactos.

Pero desde que la crisis es crisis –cada cual que la feche donde quiera-, las cuitas de Pepa y Avelino ya no son sobre la convivencia familiar. Ahora, los que se enfadan en el fin de semana catódico no están casados… ni hacen –siempre- teatros. Y el motivo de disputa es la actualidad informativa y/o política. De noches de fiesta se han pasado a madrugadas de debates encendidos porque, apagados, no serían nada televisivos.

Y anoche, Pepa y Avelino podrían haber sido perfectamente Isabel San Sebastián y Juan Manuel Sánchez Gordillo. Que no, que no se ponían de acuerdo ni a la de tres. Bueno, ni a la de cinco, por mucho que ‘El gran debate’ se emita en esa cadena. Y aun así, acabaron manteniendo conversaciones paralelas, mientras el resto de contertulios trataban de hacerse hueco en la marabunta de opiniones más que cruzadas, entrelazadas con el patente agobio de Jordi González, que llegó a soltarle a su invitado estrella: "Sí, sí, eres ateo, gracias a Dios", parafraseando a Buñuel. Gordillo, sin inmutarse, le contestó que la propiedad era un derecho divino. Por muchas referencias católicas que hubiera, la conversación estuvo lejos de resultar celestial.

Anoche tocaba hablar de la ocupación de la finca Las Turquillas, cuya cesión tiene el Ministerio de Defensa, por parte de un movimiento liderado por el alcalde y diputado de Izquierda Unida. Un grupo que no se considera de extrema izquierda, sino, en palabras de su líder, "de extrema necesidad". Una necesidad que no veían ni San Sebastián ni Isabel Durán ni Alfonso Merlos, a un lado del ring, pero que sí consideraban acertada o, al menos, justificada, los otros tres en contienda: Pilar Rahola, Jorge Vestrynge y Ada Colau.

A pesar de estar bregados en estas lides, Gordillo y el sindicalista Diego Cañamero no se lo pusieron fácil a estos seis. Ni siquiera a los contertulios que les apoyaban. Gordillo llegó a comparar sus acciones con el pensamiento de Gandhi, a Vestrynge no le dolían prendas –ni su cazadora de sport- en afirmar que lo que es público puede tomarse y San Sebastián calificaba todo –desde las protestas en Las Turquillas hasta el propio debate- de "surrealismo". ¿Una nueva referencia al genio de Calanda? En algo sí se pusieron de acuerdo todos, que no se diga que hablando no se entiende la gente –o la basca, que presentaba Jesús Vázquez-: las acusaciones de demagogia volaban de una bancada a otra y rebotaban para volver a sus primeros destinatarios. Demagogos todos, según se acusaron. En la pantalla, un miembro de las juventudes de ‘Ciutadans’ criticaba la violencia de las últimas reivindicaciones populares, porque "el 1 de mayo, hubieron altercados y detenidos" y, en Twitter, también hacía cada uno la fiesta a su manera: unos, pidiendo un ‘reality’ de la MTV para Gordillo y Cañamero y otros, definiendo la noche de "empanada mental". Viva Honduras, que dijo el ex ministro Trillo. Y la noche las tuvo. Las honduras. Como cuando la exjueza Manuela Carmena salió a defender las últimas acciones ciudadanas o como cuando el economista Gay de Liébana compareció para dar sus recetas anticrisis.

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Solo un peldaño más arriba (en el mando a distancia), de la 5 a la 6, ‘La sexta noche’ también acudía a sus expertos para analizar la gestión del Gobierno. Muy mala para Juan Torres y José Carlos Díez y aceptable para José Ramón Pin. En ese plató, un espídico Iñaki López, que había iniciado la noche recordando los suspensos a la clase política -y, de paso, el 4,7 que los encuestados nos han otorgado a los medios de comunicación-, daba paso a un vídeo sobre el año 1977 que empezaba con la ‘Fiesta’ de la Carrá… y terminaba con la de la democracia: las elecciones y los Pactos de la Moncloa.

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El programa preguntaba sobre la conveniencia o no de pactos entre PP y PSOE para superar la actual situación y si el Rey debería incentivarlos. Los que no hubieran llegado a un pacto serían los invitados de anoche en el espacio que, eso sí, se daban la palabra muy amablemente. Eduardo Inda llamó genios a los políticos del 77 y prepotentes a los actuales. Y, más en concreto, a Montoro. Marhuenda se daba a sí mismo ‘La Razón’ cuando consideró que, durante la Transición, «había ilusión… y líderes en el PSOE» «Rajoy no tiene que ceder a lo que quiera Rubalcaba», añadió. Carmelo Encinas manifestaba que hoy solo se busca discutir. Y se refería, en este caso, a la clase política, que, por las notas otorgadas por el CIS, deberá seguir mucho tiempo en clase. Alfonso Rojo se preguntó «para qué y contra quién» pactar y apuntó que «si pactas un desastre, vas al desastre», una idea similar a la ofrecida por Antonio M. Beaumont: «Los pactos dejan a la gente sin sus funciones según lo que digan las urnas». «Es que la responsabilidad de la oposición no es abroncar», le replicó Encinas.

Más allá de la medianoche, Paco Vázquez se incorporaba al debate en Telecinco para defender el papel del Rey como árbitro entre PP y PSOE y en La Sexta se hablaba de que la encuesta del CIS estaba «cocinada». Lástima que no estuviera Adrià para decirnos cómo. La noche era joven. Quizá no fuera de fiesta, como en las galas de antaño. Pero sí de ronda. Aunque fuera de ronda política.