¿Para qué quiere el dueño de la tienda más importante del siglo XXI un viejo periódico del siglo XIX?

¿Para qué quiere el dueño de la tienda más importante del siglo XXI un viejo periódico del siglo XIX?

EFE

“Hay una cosa de la que estoy seguro: no habrá periódicos impresos dentro de 20 años”, decía el dueño de Amazon, Jeff Bezos, en una entrevista el año pasado. Y va y esta semana compra The Washington Post. ¿Se equivocaba entonces o lo hace ahora? La aparente contradicción desaparece si se separa el sustantivo, periódicos, del adjetivo, impresos. Puede que ese sea el destino del Post y el resto de periódicos. Bezos nos lo irá mostrando.

Cuando el pasado lunes se anunció la compra del Washington Post (o WaPo como lo llaman en Estados Unidos) por parte del fundador, presidente y principal accionista de Amazon por 250 millones de dólares, todo el mundo empezó a preguntarse el porqué, el para qué. Bezos, en su carta a los empleados del WaPo no lo aclara.

Lo hace primero porque puede. Bezos es, según la lista de millonarios de Forbes, el 19 más rico del mundo, por delante de los fundadores de Google o el mismo George Soros. Su fortuna personal se estima en algo más de 25.000 millones de dólares. No hace falta coger la calculadora: comprar el WaPo le supone desprenderse del 1%. ¿Quién no estaría dispuesto a dejarse unos euros en hacerse con uno de los tres periódicos más importantes de Estados Unidos? Y más, cuando tus acciones de Amazon permiten que lo recuperes en un día. Pero no se trata sólo de dinero.

“Hablamos de una cabecera que es un auténtico símbolo: 80 años de historia - en perspectiva norteamericana - dedicados al periodismo de calidad, el único periódico que fue capaz de mover de su silla a todo un presidente de los Estados Unidos”, dice Enrique Dans, profesor de la IE Business School, a El Hufington Post. Ese valor simbólico lo destaca el propio Bezos en la mencionada carta: “El periodismo desempeña un papel fundamental en una sociedad libre y el Washington Post, como diario local de la capital de Estados Unidos, es especialmente importante”.

SIN PRISA POR LOS BENEFICIOS

La trayectoria de Bezos ayuda a entender el paso que acaba de dar. Renunció a una vida acomodada que le daba su trabajo en una gestora de fondos de inversión para empezar a vender libros (de papel) por internet desde Amazon. Ahora es un coloso que vende casi de todo, trabajan 90.000 personas y tiene unos ingresos de 61.000 millones. Bezos gana tanto dinero que puede dedicar una relativa calderilla a recuperar los cohetes que propulsaron la nave que llevó al hombre a la Luna, intentar democratizar la exploración espacial o el proyecto de crear un reloj casi eterno.

“El valor principal de Bezos es la innovación, la capacidad de pensar sin las ataduras de quien proviene del negocio tradicional. El principal problema que tienen los negocios tradicionales -el WaPo es una empresa familiar cuya propiedad no ha cambiado desde los años 30- está relacionado con cómo acomodar la innovación disruptiva. Las principales innovaciones suelen provenir o bien de nuevos entrantes, o bien de cambios bruscos que permiten tomar decisiones, como en este caso un cambio en la propiedad”, explica Dans. Además, el propio Bezos ha demostrado en el pasado que no tiene prisa por obtener beneficios.

REIVENTAR EL NEGOCIO

El dueño de Amazon se hace con el WaPo en el peor momento de la historia del periódico y la prensa en general. En 1993 llegó a superar los 800.000 lectores. 20 años más tarde, son casi la mitad. Su tirada lleva siete años consecutivos bajando. A eso se une el descenso continuado de la publicidad. Según Bloomberg, los ingresos han caído hasta el 44% de lo que ingresaban seis años atrás. En 2012, por ejemplo, tuvo unas pérdidas operativas de 53,7 millones de dólares.

La culpa, como siempre es de internet y lo decía el propio Bezos en la carta mencionada: “Internet está transformando casi todos los aspectos del negocio de la prensa: acortando los ciclos de las noticias, erosionado las fuentes de ingresos tradicionales y facilitando nuevos tipos de competencia, algunos de ellos con apenas coste o coste cero en la recogida de la información”. Los cambios tenían que llegar “con o sin nuevo dueño”, escribe también en la misiva.

“Bezos no está intentando acabar con el negocio de la prensa. Él está intentando reinventarlo, en un carrera contra compañías de la talla de Apple y Google por desarrollar el más amplio abanico de innovadores dispositivos y servicios de noticias y entretenimiento”, escribe Business Week. El enemigo, en todo caso, es el papel y la pesada estructura levantada sobre él.

Para Dans, “la mayoría de los medios tradicionales están enrocados en que no se pueden hacer determinadas cosas, ven algunos cambios únicamente como amenazas terribles, y no son capaces de plantearse nada que amenace el negocio tradicional. Algunos siguen pensando en negocios de papel o intentando protegerlos, cuando el papel es únicamente el medio que resultaba más eficiente para transmitir información hasta el siglo pasado y no merece ningún tipo de apego”.

Aunque la compra la hecho Bezos a título personal y no como Amazon, sería una estupidez no aprovechar las sinergias entra el periódico y la tienda. El flamante responsable de Flickr, el español Bernardo Hernández, decía hace unos días en la Cadena Ser que Amazon se podría aprovechar de la red de distribución del WaPo y el resto de cabeceras locales que han entrado en el lote. Pero a Amazon ya le va bastante bien y será el WaPo el que se aproveche de Amazon. Puede que Bezos decida a medio plazo cargarse la impresión en papel, las rotativas y la red de repartidores y regalar uno de sus Kindle con la suscripción al periódico.

Aunque el propio Bezos decía que ni había plan ni hoja de ruta, que tocaba inventar, su llegada al negocio puede suponer un punto de inflexión. “Las consecuencias de un WaPo emprendiendo una vía de cambios disruptivos con un inversor de referencia detrás que lo permita pueden tener una muy amplia influencia en la industria en general, sostiene Dans.