"Tasa Google": por qué todos están a la gresca con la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual

"Tasa Google": por qué todos están a la gresca con la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual

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El ministro de Cultura, José Ignacio Wert, tiene esa habilidad para liarla. En esta ocasión, con el proyecto de reforma de la Ley de Propiedad intelectual (LPI) y, en concreto, con la inclusión de una mal llamada "tasa Google" que obligará a los agregadores de noticias a compensar a los editores de prensa. Casi nadie está contento y, los que lo están, andan a la gresca sobre cómo, quién y a quién se le cobra la factura.

Parte de la bronca viene del simple hecho de que no se conoce la redacción definitiva y oficial del texto de la reforma. Aunque no es costumbre de este Gobierno, bien podrían haber publicado su articulado el viernes, tras su aprobación en el Consejo de Ministro. Al menos se sabrían ya las reglas del juego.

Si damos por buena la redacción del proyecto publicada en El País (DOC), el artículo 32, dedicado a las reseñas y citas, modifica su apartado 2 para establecer que los agregadores que usen "fragmentos no significativos de contenidos divulgados en publicaciones periódicas o en sitios Web de actualización periódica y que tengan una finalidad informativa, de creación de opinión pública o de entretenimiento, no requerirá autorización, sin perjuicio del derecho del editor o, en su caso, de otros titulares de derechos a percibir una compensación equitativa". Además, "este derecho será irrenunciable y se hará efectivo a través de las entidades de gestión de los derechos de propiedad intelectual".

Pero, ¿quién es un agregador de contenidos? Todo el mundo señala a Google, en particular su servicio de Noticias (Google News). Pero también los son Microsoft y su buscador Bing y Yahoo Noticias. Lo es también Menéame, aunque aquí son los propios usuarios los que cuelgan las noticias. Y lo son además la decena de apps para móviles que, como Flipboard, Zite o el Currents de Google, agrupan en vistosas revistas información de muchos sitios.

Por su posición en el mercado, Google puede ser el más afectado. De ahí que la llamen la "tasa Google". En sus oficinas en España aún están valorando el alcance de la reforma y todavía no quieren tomar una postura pública. Del resto, sólo Menéame se ha posicionado radicalmente en contra de esta tasa por considerarla "injusta, innecesaria y perjudicial para empresas españolas y hasta a los propios medios de comunicación". Y no descartan cerrar o exiliarse.

LOS "MODELOS" EUROPEOS

La verdad es que casi les han dado las cartas marcadas. Cuando el ministro Wert decía el viernes pasado que este punto era "pionero en Europa" decía una verdad a medias. No es cierto que la "tasa Google" sea un invento español. En Alemania, Francia, Bélgica, Italia o Portugal también se ha planteado. Pero lo que sí es cierto es que aquí se ha ido un poco más lejos.

El primer encontronazo de Google con la prensa por esta tasa fue en Bélgica. Allí acabaron en los tribunales y Google decidió retirar todas las noticias de los medios de las dos asociaciones de editores de su agregador. Sin embargo, acabaron firmando un acuerdo secreto por el que, a cambio de unas compensaciones igual de secretas, los periódicos volvieron a Google.

En Francia fue clave la presión de su presidente François Hollande. Los editores galos exigían que se les reconociera su derecho a una compensación y Google amagó con desindexar sus contenidos. Al final, hubo un acuerdo: 60 millones de euros en tres años para la transición digital de los medios impresos. Dinero sí, derecho no.

Pero España ha seguido el modelo alemán, donde una reforma similar reconoció el derecho a compensación para los editores germanos. Sin embargo el diablo está en los detalles. Allí, el redactado de la norma excluye los snippet o fragmentos de la compensación y los mantiene amparados por el derecho de cita. Por eso es tan importante la frase "fragmentos no significativos" de contenidos de la norma española. Ese simple adjetivo es la clave.

"Aquí los snippet están sujetos a compensación", dice el director general de la Asociación de Editores de Diarios de España, José Gabriel González. Su gran victoria no es el huevo sino el fuero, "el reconocimiento de un derecho", añade González. En abstracto, su argumento tiene lógica: "Nosotros hacemos los contenidos, los agregadores los comercializan y obtienen unos beneficios con mis contenidos", recuerda el director general de AEDE.

Pero en internet, no está del todo claro quién se beneficia de quién. Según Google, envían a los editores más de 10.000 millones de clics al mes. Son datos mundiales de Google News, pero dan una idea de la simbiosis que existe entre el buscador y la prensa. Desde AEDE no niegan que Google les lleve muchas visitas pero insisten en que la mayor parte de los ingresos por publicidad de esas visitas se los sigue llevando el buscador.

"La única vampirización está en la mentalidad enfermiza y desfasada de los ejecutivos de la industria. Los agregadores simplemente utilizan un titular y una entradilla, algo que siempre ha sido de libre uso en internet cuando se vincula a la fuente, y no lo hacen para montar un negocio, sino como forma de ofrecer a sus usuarios una visualización ventajosa y conveniente de la actualidad informativa. Los medios que prefieran no estar, pueden perfectamente evitarlo", mantiene el profesor de la IE Business School, Enrique Dans.

Además AEDE no es toda la prensa. Otra asociación, la AEEPP, es la mayor asociación de editores de prensa que hay en España, con unas 700 cabeceras de todo tipo, desde diarios a semanales, pasando por el pago, los gratuitos, impresos u online. Aunque el jueves harán pública su posición ante la tasa Google, su presidente, Arsenio Escolar, apuesta más por la colaboración y la cooperación con los agregadores que por la confrontación o exigirles pagos o cánones. "Los vemos como unos aliados potenciales, no como unos piratas expoliadores. Como una oportunidad, no como un problema", asegura.

¿QUIÉN COBRA?

Otra bronca que se atisba en el horizonte es quién va a cobrar. Aunque AEDE sienta esta reforma como una victoria propia, ¿qué pasa con los medios que no pertenecen a esta asociación? Gran parte del contenido agregado en Menéame o Google News procede de periódicos 100% digitales o blogs personales como el de Dans. Además, no es una entidad de gestión de derechos, así que AEDE como tal no puede gestionar el cobro del dinero. Se ha apuntado a CEDRO, pero tampoco está claro.

Como no lo está el caso de aquellos medios que publican sus contenidos con licencias libres, que permiten su reutilización, o de aquellos que no quieran ese dinero. La reforma deja claro que es un derecho irrenunciable. Las entidades de gestión lo cobrarán sí o sí y lo repartirán entre los que sí lo quieran.

"Me parece demencial. Yo sé perfectamente lo que supone estar en portada de Menéame, y la idea de que por el hecho de que mi contenido esté ahí se genere un canon que financia a una serie de medios que desprecian lo que yo hago y lo consideran un género menor, cuando en muchas ocasiones son ellos los que me entrevistan o utilizan mi contenido para elaborar sus noticias, y jamás me han pagado nada a cambio, me parece directamente insultante", argumenta Dans.

Para el profesor no estamos ante otra cosa que "lo viejo contra lo nuevo". Y será en estas semanas hasta que llegue al Parlamento la reforma de la LPI y durante su tramitación cuando veamos en que acaba la batalla de la mal llamada "tasa Google".