Una empresa de Melbourne vende sándwiches lanzados en paracaídas

Una empresa de Melbourne vende sándwiches lanzados en paracaídas

Lo mejor de comer un sándwich de queso fundido es que esté muy caliente. Además de intentar evitar que los hilos de queso derretido te manchen la camiseta, hay otra forma de divertirte mientras lo comes: pedirlo por Internet, recibir un mensaje con la hora y el lugar de entrega y esperar en la calle a que el producto recién hecho caiga del cielo en paracaídas.

Esta rocambolesca idea para vender sándwiches voladores se le ocurrió a un grupo de amigos de Melbourne en 2013. Después de bautizar a la empresa como Jafflechutes -‘jaffle’ es la forma coloquial de llamar al queso fundido en Australia- consiguieron recaudar 5.300 dólares a través de una campaña de crowfunding para poner en marcha el primer ‘restaurante flotante’ de la ciudad.

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El sistema de entrega tiene algo de gymkana. Los clientes pagan cinco o seis dólares por el sándwich a través de PayPal, después reciben un mensaje con la hora de entrega y el nombre de una calle de la ciudad en la que tendrán que encontrar una ‘X’. Una vez allí, un empleado lanzará desde una ventana el sándwich con un envoltorio de papel enganchado a un pequeño paracaídas. Si se queda enganchado en alguna parte durante el descenso, Jafflechutes preparará otro de inmediato, aseguran en su página web.

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El innovador sistema surgió durante un fin de semana en una casa de campo sin electricidad ni Internet. “Sin las distracciones de YouTube y los vídeo juegos pasamos la noche hablando sobre ideas de negocio. Por la mañana habíamos ideado el primer restaurante flotante de Melbourne”, contó Adam Gran, uno de los creadores, a la revista Fast Company.

Tras el éxito de los sándwiches voladores en Melbourne, que se pueden encargar de queso con tomate o de jamón con queso, la próxima parada de Jafflechutes es Nueva York, aunque todavía no hay fecha oficial del primer lanzamiento.

¿Lloverán algún día sándwiches en tu ciudad? Y si fuera así, ¿te los comerías?