"Los griegos no necesitamos ayuda humanitaria, necesitamos soluciones"
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"Los griegos no necesitamos ayuda humanitaria, necesitamos soluciones"

EFE

ATENAS- "Muy pronto habrá que hablar de ayuda humanitaria para Grecia", decía el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, el mismo día que el país heleno votó 'no' a las medidas de austeridad propuestas por los acreedores. ¿Necesita Grecia este tipo de auxilio? ¿Se convertirá en el primer país de la Unión Europea que lo recibe? Lo cierto es que los bancos están cerrados desde el lunes de la semana pasada y los griegos continúan aguantando. Si el próximo domingo no se llega a un acuerdo con el Eurogrupo y el gobierno de Alexis Tsipras no encuentra otra fuente de financiación, las arcas griegas pronto se quedarán sin dinero. ¿Qué ocurrirá entonces con las necesidades básicas de los ciudadanos?

E.P, un ginecólogo del conocido hospital ateniense Aritio, tiene claro que si no se llega a una solución pronto hará falta "algo más que ayuda humanitaria". Se muestra muy crítico con el Primer Ministro heleno, calificándole de "traidor" con Europa y con los griegos. "Cuando empiecen a faltar medicamentos y comida habrá mucha gente que quiera colgarle", opina enfadado. Está seguro de que si el domingo no hay acuerdo su país necesitará de la asistencia de Europa para proporcionales "antibióticos, medicamentos y los materiales básicos para las operaciones, además de alimentos". Prefiere no dar su nombre completo, ya que teme que si Grecia sale de la UE, "esto se convertirá en un régimen semi-dictatorial, como el de su amigo Maduro". Más tarde, Manolis, un cocinero de otro hospital, aclara que este tipo de comparaciones ya son habituales en una parte de la población.

En la farmacia a la que manda E.P a sus pacientes para hacerse con las medicinas que precisan, una chica joven muestra su preocupación sobre el tema: "Si nos quedamos sin dinero necesitaremos sobretodo medicamentos, alimentos básicos o latas de conserva y productos infantiles; además de lo que necesite la gente mayor. Eso es lo más importante". Cree que hay un 50% de posibilidades de que haya un acuerdo, y eso la inquieta.

Pegando a Aritio se encuentra el hospital psiquiátrico Eginitio. Allí trabajan Nasim, un enfermero de origen palestino, y Andreas Kaloginou, un joven psiquiatra griego. "Los medicamentos de algunas enfermedades son carísimos y está claro que si nos quedamos sin dinero va a ser un problema para cualquier hospital", apunta Nasim. "Creo que en Bruselas solo piensan en cifras, sin acordarse de que detrás hay personas de carne y hueso. Muchas de esas personas hoy buscan comida en la basura y vienen a pedirnos remedios que no pueden comprar en las farmacias", añade. "Exacto", confirma Andreas, el doctor, "no es que necesitemos ayuda humanitaria, necesitamos soluciones: que baje el desempleo, que suban los salarios... Casi un 35% de los griegos vive por debajo del umbral de la pobreza, pero no ahora, desde hace años. Y dudo que alguno de ellos hayan hecho nada para merecerse eso. Los que lo han hecho te aseguro que no necesitan ayuda humanitaria", explica emocionado.

Andreas asegura que muchas personas sufren la escasez de los alimentos y los medicamentos desde hace tiempo, "pero no porque no los haya, si no porque no pueden permitírselo. Ahora que están haciendo ver que el cierre de los bancos es culpa de Syriza, es cuando nos quieren ayudar". Como muchos griegos estos últimos días, Andreas asegura que está preocupado, pero que no tiene miedo. Votó 'no' el pasado domingo, pero no quiere salir de Europa, ni de la eurozona. "Quiero a Europa y quiero a los países que tenemos alrededor. Quiero a los españoles, a los franceses, a los italianos... Pero no quiero seguir recibiendo gente deprimida en mi consulta, personas desesperadas por dar de comer a su familia que acaban teniendo muchos problemas mentales", señala. "Voté sabiendo lo difícil que iba a ser para nosotros".

LA PLAYA COMO TERAPIA

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Una terraza junto a un lado de la costa / Carlota Ramírez

Para acabar con esos pensamientos depresivos, muchos atenienses utilizan como terapia las playas que tiene la ciudad. El mar luce azul turquesa hasta el horizonte. Las pequeñas calas están repletas de gente y el sol pega más que los días anteriores. Algunos no salen del agua. Hay turistas, pero también muchos griegos. Con razón el centro de Atenas estaba hoy más vacío. De camino a la playa de Varkiza hay una gasolinera regentada por dos griegos que no pasan de los cuarenta años. Uno de ellos explica que no hay escasez de gasolina. "Las compañías son internacionales y la gasolina llega, aunque hay que pagarla por adelantado. Lo que faltan son clientes", explican. Saben que la gente no tiene dinero y por eso, últimamente, "la gente acude más seguido y echa menos cantidad". Cuando cerraron los bancos decidieron no aceptar tarjetas de crédito, pero no tuvieron más remedio que volver a hacerlo: "El 80% de los clientes piden pagar con tarjeta, ya que no quieren dejarse parte de sus 50 euros diarios en gasolina. Y nosotros, si no las aceptamos, nos quedamos sin trabajo", aclara. Esperan que a partir del lunes que viene abran los bancos y puedan empezar a cobrar el dinero.

Una vez en la playa de Varkiza, se puede comprobar que algunas zonas de la costa no son tan turísticas como las islas. En el chiringuito, varias familias, en su mayoría griegas, disfrutan de una comida frente al mar. Si se cruza la calle, se encuentra un supermercado griego que a la hora de comer está vacío. Vacío de gente, porque sus estanterías están repletas de alimentos del día: fruta, pan, verdura, leche... y también de latas de conserva, bebidas, congelados...

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Supermercado con las estanterías llenas / Carlota Ramírez

La encargada se llama Gogo Vassilopoulou, y ronda los 45 años. Asegura que tienen productos, y que "hasta ahora" no han tenido problemas para conseguirlos. El único inconveniente es que "hay que pagarlo en efectivo". Agradece tener dinero guardado en casa. "Tengo familiares noruegos, polacos e italianos. Me llaman para preguntarme qué tal y me dicen que están preocupados por lo que ven en las noticias. Cuando me lo cuentan, les contesto que no sé de qué país están hablando".

Gogo tiene un pañuelo rojo atado en la cabeza, patas de gallo que demuestran lo mucho que ha reído y parece de carácter fuerte. Sabe que últimamente tiene menos clientes, pero está impresionada por la información que les llega a los turistas desde fuera: "Vienen pensando que esto va a ser el caos y se encuentran normalidad". No está asustada. Dice que es "optimista" y piensa que habrá un acuerdo. "Con haber podido decir 'no' y que cambien algunas cosas que no podemos soportar más en el país, es bastante. Que entiendan que no podemos pagar. Literalmente. No tenemos dinero para pagar esa deuda y en esas condiciones. Hay que negociar", apunta. "Cuando escucho 'ayuda humanitaria' se me ponen los pelos de punta. No creo que vayamos a necesitarla. Estamos aguantando de momento y no pueden tenernos mucho más tiempo así", añade.

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Gogo, en su supermercado / Carlota Ramírez

Cuando se le va a pagar una botella de Coca-Cola, Gogo sonríe, levanta la cabeza y dice: "Los españoles sois los siguientes. Somos amigos, y no quiero que olvidéis ni eso, ni que los griegos somos generosos. Guardad ese dinero". No es la primera que utiliza la expresión 'sois los siguientes'. Aunque muchos también hablan del 'riesgo de contagio' y la posibilidad de que, después del referéndum, Podemos u otros nuevos partidos de izquierda europeos cobren fuerza.

El politólogo Yannis Stavrakakis desarrolla cuatro metáforas en las que explica la situacion de la crisis en Grecia. Una de ellas es la metáfora médica, en la que la crisis es vista como una enfermedad de la que se teme el 'contagio' y por ello se requiere una medicación severa. ¿Estará esta medicación en las cajas de ayuda humanitaria que quiere mandar la UE a Grecia o es que los socios europeos aún están intentando dar con este remedio?

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