Caddy Adzuba: "Mi lugar está en África. En Europa no me necesitan"

Caddy Adzuba: "Mi lugar está en África. En Europa no me necesitan"

GIOSEPPO

"Mi lugar está en África" dice Caddy Adzuba cuando le preguntan por qué no ha pedido asilo en Europa si tantas veces ha estado amenazada de muerte. "Allí me necesitan. En Europa no". Y tiene razón. Adzuba tiene 34 años y es una abogada, periodista y activista por los derechos de la mujer que ha dedicado su vida a denunciar las aberraciones que sufren las mujeres en su país, la República Democrática del Congo, donde son violadas, mutiladas y humilladas hasta límites que muchos no pueden imaginar. En 2014 recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y ahora vive bajo protección de la ONU, ya que ha sufrido varios intentos de asesinato. "Si no me han metido una bala en la cabeza es por pura suerte", cuenta. Es una voz peligrosa pero necesaria en su país.

La violencia en la República Democrática del Congo continúa desde el final de la Segunda Guerra del Congo en 2003 con diversos grupos armados que luchan contra el ejército nacional por el control de la tierra y los recursos. En una entrevista con Montserrat Domínguez organizada por la Fundación Esperanza Pertusa de la firma española Gioseppo y presentada por Esther Palomera, Adzuba cuenta su historia para presentar el movimiento Women 4 Change, que pretende ayudar a la reinserción socio-laboral de mujeres víctimas de la violencia en su país. Esa es la labor que Caddy lleva haciendo tanto años: ayudar a la reinserción de las mujeres que han sufrido estos episodios traumáticos. Trabaja en Radio Okapi, donde escucha y da voz a las personas que lo necesitan.

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Caddy Adzuba y Montserrat Domínguez

Entre el público se encontraban varios personajes conocidos como la abogada Cristina Almeida, la escritora Almudena Grandes, la periodista Ana Rosa Quintana, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y la portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, Begoña Villacís.

¿POR QUÉ LAS MUJERES?

¿Por qué ese ensañamiento con las mujeres? ¿Por qué su cuerpo se convierte en un territorio de guerra? Adzuba explica que se trata de una estrategia. "Permite a los agresores tener más oportunidades de conseguir objetivos militares. Toda guerra precisa de una planificación". En su país, los hombres se dedican a la administración pública mientras que las mujeres han sido siempre las que "llevan la sociedad en sus hombros", son "el centro de la familia" y la familia "constituye la base del país". "Si rompemos la familia, rompemos toda oportunidad de que el país se desarrolle", explica. La estrategia, por tanto, se ha enfocado en destruir a las mujeres.

La forma más humillante de destruir a una mujer allí es la violencia sexual ya que "en el país el sexo es un tabú", por lo tanto, al violar a una mujer, esta será repudiada y estará afectada tanto física como psicológicamente, "hasta el punto de no poder trabajar", señala la activista.

Ella trabaja en Kivu (El Congo) ayudando a las mujeres a superar todas las secuelas de las brutalidades a las que están expuestas. Cuenta que hay casos de familias enteras en cuyas casas irrumpen hombres armados y obligan a los niños a violar a su madre. Si no lo hacen los matan. "Conozco una familia que perdió a todos sus miembros porque los hijos no querían violar a su madre y quedaron solo la hija y la madre", dice. Pero el sufrimiento no acaba ahí, después de ser violadas y humilladas, llevan a la mujer caminando hasta 20 km con todas las heridas para ir a la base del grupo armado. "La atan a un árbol y la someten a prácticas inhumanas", cuenta. La voz y los gestos que hace son pausados, como si lo hubiese contado más de una vez y hubiese visto muchos casos de esta índole.

LA REINSERCIÓN PUEDE DURAR HASTA QUINCE AÑOS

Algunas de estas mujeres tienen la oportunidad de escapar y encontrar a alguien que la salve. Es entonces cuando comienza el proceso de curación. Primero hay que curarlas físicamente. "A algunas las han tenido que intervenir quirúrgicamente hasta doce veces, otras ya no tienen órganos genitales" asevera la joven. Tras eso viene la curación psicológica. "Es lo que más tiempo conlleva y depende de la forma en que la mujer acepta la situación", continúa, añadiendo que hay que tener en cuenta que son mujeres que se han quedado sin familia y sin medios.

Después hay que seguir adelante a través de la reinserción socio-económica. Ahí es donde interviene ella y, según cuenta, puede llevar, al menos, quince años. Adzuba ha trabajado ya con 150 mujeres y llegó a pensar que este proceso iba a durar toda una vida, pero hace dos o tres años estas mujeres le manifestaron que ya "estaban listas y curadas " y que querían "apoyar la reconstrucción del país". "Eso nos conmovió muchísimo", recuerda, "por eso lo llamamos la Ruta de la Esperanza".

"NO ES EL FINAL"

Al recorrer esta Ruta de la Esperanza, muchas de estas mujeres llegan la conclusión de que "ser víctima de violencia sexual no es el fin del mundo". "Quince años después entendieron que no era el final", cuenta Adzuba, añadiendo que tienen potencial y fuerza y que al decir que la mujer es el sexo débil "nos equivocamos. La mujer es el sexo fuerte". Según ella, un hombre no sobreviviría si estuviese en la misma situación que la mujer en su país.

En la República Democrática del Congo las mujeres no han participado en política por haber sido humilladas. "Pero ahora están listas", asegura, haciendo mención a una de estas mujeres, que hace poco le manifestó su intención de participar en las elecciones de su circunscripción. "Fue increíble, hace años no podríamos imaginarlo y esa mujer tenía vergüenza de salir de casa. Hoy sí que son capaces".

"NECESITAMOS JUSTICIA"

Al ser preguntada por las leyes y la educación que reciben las mujeres en el país y si se les da la oportunidad de avanzar y las incentiva a ocupar puestos que no sólo se remitan al hogar, Adzuba responde que sería necesario forzar al Gobierno a que se responsabilice: "Necesitamos justicia, sin justicia no se puede avanzar". Por eso pide la participación de la comunidad internacional que ha intervenido en la financiación del conflicto y del Gobierno congoleño. Reclama que se sostenga a estas víctimas que "han perdido todo" y la creación de un tribunal internacional para la República Democrática del Congo.

Es consciente de que se ha avanzado en su país y de que "hay un principio de cambio". Sabe que día a día hay una evolución pero sigue denunciando el 'feminicidio'. Los avances que se han hecho le saben a poco: "El principio es un pequeño paso, pero estos pequeños pasos permiten que todo sea posible, aunque nos quede un gran camino por delante".

Empezó su trabajo como periodista denunciando lo que pasaba desde los grupos de presión. Se dio cuenta de que daba sus frutos pero "no era suficiente". Explica que hace años percibió la ignorancia de la sociedad civil europea al oír que "el conflicto del Congo es de los congoleños". Fue entonces cuando se centró en explicar que Europa también es responsable de esa guerra y así fue cómo la sociedad internacional comenzó a intervenir.

"NO ESTÁS SOLA"

Adzuba tiene la esperanza de que países como España, que forma parte del Consejo de Seguridad de la ONU, pueda ayudarles, ya que su país no puede enfrentarse a todo esto solo. "Hay muchos generales del ejército y miembros del cuerpo político acusados de violencia sexual y se podría dar un tráfico de influencias", por eso pide justicia a nivel internacional.

Acto seguido, Domínguez hace una pausa para mencionar "la frivolidad en la que a veces nos movemos los medios" en España. Y recuerda que "los periodistas debemos hacer una reflexión permanente por abordar las cosas que realmente cambian la sociedad". Dice que "aquí también hay derechos humanos pisoteados todos los días". "Sin ninguna duda podemos hacer mucho más. Cuenta con nosotros, no estás sola", concluye.

Antes de dar por finalizado el acto, Adzuba formula dos preguntas ante los atentos oídos de los allí presentes. En la primera se refiere a los medios de comunicación occidentales: "¿Por qué no quieren cambiar la manera de trabajar? ¿son conscientes de su poder? ¿son conscientes de que pueden cambiar el mundo? ¿por qué centrarse en alimentar la guerra y no trabajar por ser sensibles al conflicto?"

"No puedo contestar en nombre de todos los medios", responde la directora de El Huffington Post, "pero creo que tienes razón y que a veces viene bien que alguien nos lo recuerde". Considera que es "fundamental" que no solo haya "un periodismo que se dedique a contar los muertos y la guerra", sino que también debe haber periodismo que "contribuya a crear una sociedad más fuerte y dar voz a aquellos que no la tienen".

"¿NO PENSÁIS QUE ESTÁIS NEGANDO A OTROS LA OPORTUNIDAD DE VIVIR?"

La segunda pregunta de la joven congoleña es sobre Europa y la crisis de los refugiados: "No entiendo. ¿Por qué los políticos europeos tienen esa tendencia de cerrar el corazón? ¿Por qué una humanidad tan cerrada? ¿No pensáis que estáis negando a otros la oportunidad de vivir?"

La periodista española le recuerda que sí, hay una Europa así, pero que "afortunadamente hay otra Europa. Gente que va a Munich a recibir con aplausos a los inmigrantes, gente que lleva mantas y agua a los refugiados afganos en la plaza Victoria de Atenas. Créeme Caddy: hay otra Europa".

Caddy Adzuba no parece quedar muy convencida: "Las personas que no han vivido la guerra no pueden entender el sufrimiento de las que sí que han vivido en conflicto. Es por eso que pregunto". Menciona el sentimiento de la sociedad civil al ser rechazada cuando busca refugio en otros países. "Creo que Europa debe reflexionar para llegar a una política humana porque parece que la vida no tiene ningún valor. Debemos trabajar para que cada uno pueda quedarse en su país y avanzar en paz".

Puedes ver el acto completo aquí:

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