El ruido de las calculadoras ganó a los villancicos

El ruido de las calculadoras ganó a los villancicos

EFE

Sumas, restas, divisiones. La sede del PP en la madrileña calle Génova parecía este domingo más un aula de Matemáticas que el cuartel general del partido que ha vencido en número de votos las elecciones generales. Una noche de calculadoras, que han ganado al ruido de los villancicos versión jazz que escupían los altavoces en el exterior y que desprendían la posible pérdida de La Moncloa.

“Va a ser una noche larga”, decía uno de los hombres fuertes del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en las dependencias populares en el momento en el que cerraban los colegios electorales. En Génova cundía la sensación desde el final de la tarde de que serían la primera fuerza, pero aparecía el temor, según reconocían, de los escaños que iban a “bailar” y que serían determinantes.

No ha sido una jornada electoral fácil. El desánimo se ha extendido durante algunos momentos, cuando los dirigentes veían perder más de sesenta puestos en el Congreso de los Diputados. No es ya esa España que les encumbró de manera absoluta el 20 de noviembre de 2011. Ahora el panorama se parece más a ese fantasma de Lisboa que asusta al PP, el del pacto de izquierdas frente a los conservadores.

RAJOY, SÓLO BALCÓN Y SIN TRATO CON LA PRENSA

El resultado del partido les deja 123 diputados. El propio candidato ha asumido que llegan tiempos difíciles, pero él ya ha dejado claro -y desde el balcón que da a la calle Génova- que va a intentar formar Gobierno, que quiere estabilidad para el país. Ahora toca "dialogar más", ha sentenciado. Una promesa que no ha cumplido precisamente este 20-D. El jefe del Ejecutivo ha decidido salir a saludar a los 'fans' que han acudido a la sede, unos trescientos, pero no ha querido dar una rueda de prensa ni contestar a las preguntas de los periodistas.

El PP ha preferido guardar silencio en ese sentido. Ha vuelto al estilo plasma de la legislatura, que ha intentado disimular durante la campaña a ritmo de La Sexta Noche o ¡Qué tiempo tan feliz!. Ese silencio ha estado presente también en la calle, que sólo se ha animado a gritar cuando ha visto a Rajoy en el balcón, acompañado por su mujer y algunos dirigentes populares como Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal.

Rajoy había llegado a la sede del partido sobre las 20 horas, junto a su esposa, Elvira Fernández. Ha seguido el recuento desde su despacho en la séptima planta. En torno a esa dependencia merodeaba su núcleo duro. Allí estaban los vicesecretarios Javier Arenas, Pablo Casado y Fernando Martínez Maillo, además de su todopoderoso jefe de gabinete, Jorge Moragas, y los 'exiliados' en Bruselas Esteban González Pons y Miguel Arias Cañete. Andrea Levy y Javier Maroto se han incorporado a última hora después de una gira catódica.

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"PEDRO SÁNCHEZ TIENE UNA POTRA..."

La cúpula no va a dormir bien esta noche. "Muy difícil está", indicaba un miembro del equipo de Génova, mientras que otro reconocía que no sabía "qué puentes se había volado" esta jornada. Otro de los hombres más cercanos al presidente decía tras el discurso de Rajoy: "Pedro Sánchez tiene una potra...". ¿Y los resultados de Ciudadanos? En el PP algunos los interpretan como que Albert Rivera se ha "equivocado" durante la campaña. Los principales responsables del Partido Popular analizarán con más calma mañana el resultado en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional, que ha convocado el propio Rajoy.

Ahora su esperanza -y no Aguirre, que estaba en su despacho unas plantas más abajo desde las 18 horas- es que precisamente Ciudadanos le facilite el camino de la investidura y no permita una alianza potenciada por el PSOE y el partido de Pablo Iglesias. Y es que los 'morados' son otro ogro que despierta las peores pesadillas del PP. "Podemos es la ruina", decía enfadada una simpatizante popular que esperaba en primera fila la salida de Rajoy. "Menos Podemos y más torreznos", se leía en una pancarta que se movía entre las banderas azules y las de España que ondeaban los fieles.

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El discurso de Rajoypor elhuffingtonpost

Este domingo Génova no era ni la sombra de aquella celebración de 2011, que se bailó a ritmo de samba y reggaeton. En cambio, durante horas han tenido que soportar en 2015 villancicos en inglés y la versión navideña del himno del PP, que ha sido sustituida por una rock tras las palabras de Rajoy. ¡Qué bote Mariano!, gritaban desde la calle, y los pocos animados cantaban Viva España y "Yo soy español, español". El presidente se ha animado a saltar muy poco. No estaba la cosa para muchas fiestas, a pesar de haber intentado transmitir la sensación de ganador.

Comienza esa nueva España este 20-D. En Génova no les salen las cuentas. Su dogma de la estabilidad presupuestaria y del déficit cero no tendrá versión parlamentaria. Hay quien apunta hasta una repetición de elecciones en unos meses. Y en cuatro días ya es Nochebuena.

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