Manuela Carmena: "Cada vez me siento más cerca de los compañeros del PSOE"

Manuela Carmena: "Cada vez me siento más cerca de los compañeros del PSOE"

Hay carteles por toda la ciudad con el lema: “Madrid necesita feminismo”. Más allá del mensaje, al calor del Día de la Mujer, son un símbolo del cambio que ha llegado a la capital con el ‘asalto al poder’ de la plataforma Ahora Madrid, y con la juez independiente Manuela Carmena de alcaldesa -con el apoyo del PSOE-, tras más de dos décadas de gobiernos conservadores. El PP está ejerciendo sobre ella y su gestión una oposición estruendosa y martilleante, alimentada por varios errores de bulto de un equipo muy joven e inexperto. Conversamos con ella en su despacho de la plaza de Cibeles: en la mesa aún quedan algunas de las rosquillas que ha preparado para desayunar con la líder de la oposición, Esperanza Aguirre.

¿Por qué necesita Madrid feminismo?

Porque el futuro, el mundo, necesita que lidere la cultura femenina. Es bonito pensar que la supuesta inferioridad de la mujer solo proviene de la fuerza física. El liderazgo de mujeres es el de la convicción, la conciliación, el acuerdo, la paz. Ese es el cambio, y es evidente que el mundo no puede seguir destrozándose con actitudes pueriles que son expresiones de fuerza física. El ser humano es razón y corazón, y en eso las mujeres somos maestras.

Aquí en Madrid el ecosistema es diferente al de la política nacional, son mujeres las que lideran la alcaldía y la oposición. ¿Por qué razón?

No lo sé. Quizá la mujer se encuentra más cómoda en la política municipal. A mí me costó decir sí y nunca lo hubiera hecho para entrar en la política nacional. Y dije sí porque se trataba de liderar una candidatura que estaba hecha por ciudadanos de los barrios, movimientos reivindicativos, gente pegada a la vida y a la calle, y me costó pero pensé que lo podía hacer bien. Sin embargo, la política de Estado me hubiera resultado más lejana. Lo municipal está más próximo al ser humano, a lo cotidiano, a la vida.

Esa reflexión me lleva a preguntarle por el exceso de testosterona en la vida política actual, y la alcaldesa se lanza. Le parece pueril la actitud de los líderes nacionales que usan y abusan de las descalificaciones: "No se puede construir nada cuando todos nos estamos insultando", dice. "Parecen niños grandes jugando a ver quién coge la pelota". Está convencida de que ni puede, ni debe haber elecciones, y no le preocupa que esas palabras se interpreten como una crítica a Pablo Iglesias. Cuando unos días antes Carmena lanzó este mismo mensaje, y luego lo matizó leyendo un papel para que no tergiversaran sus palabras, algunos creyeron que el líder de Podemos la había forzado a rectificar. "Si alguien cree que a Carmena se la puede obligar a decir algo, es que no la conocen", zanjó Iglesias.

El PSOE alerta de que revisará los pactos locales si finalmente no cuaja uno a nivel estatal (la alcaldía de Carmena depende del apoyo externo de los socialistas). ¿Es bueno utilizar este tipo de presión?

No, no es bueno, porque además no es verdad. En este ayuntamiento, en los casi 9 meses que llevamos, hemos hecho cosas en común. Cuando se gestiona para resolver los problemas de los ciudadanos, se entrelazan muchas vinculaciones, y las vinculaciones personales son fundamentales en política. Que la gente en política se quiera y se respete es la base para que sus equipos funcionen. Yo me siento cada vez más cerca de los compañeros del PSOE, porque estoy trabajando con ellos y cada vez nos entendemos mejor. A mí no me preocupa por qué ha dicho quien haya dicho eso, le habrán dado la orden… Son cosas que forman parte de ese pequeño debate, nada serio, de que nos estamos peleando todos por la pelota y nos insultamos.

Yo me siento cada vez más cerca de los compañeros del PSOE.

Entonces, ¿no sería razonable que el PSOE entrara en el equipo de gobierno del ayuntamiento?

Pues me hicieron esa pregunta ayer, y yo, la verdad, no lo sé. Es como las parejas que se llevan bien y se casan, y empiezan a tener problemas y se quieren divorciar. Como estamos bien así, vamos a seguir un poco así. El trabajo en común que están haciendo el equipo de Ahora Madrid con el PSOE va generando lazos, y creo que es mejor que sigan formándose antes de tomar decisiones puras de gobierno, que son más complicadas.

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Cómo ve la experiencia similar de otros ayuntamientos “del cambio”: Valencia, Barcelona, Cádiz... ¿Los sigue de cerca? ¿Comparten retos y soluciones?

No mucho. Yo no he querido estar incluida en un grupo concreto ni tener ningún tipo de estructuras de los ayuntamientos del cambio, porque lo bueno del cambio es dirigirse hacia lo que hay que cambiar, no juntarnos mucho los “cambiantes”. Me parece más interesante que se trabaje en la Federación de Municipios, en los organismos ya estatales, que unirnos los que podemos tener elementos comunes. La mejor forma de demostrar el cambio es relacionarnos más con esas instituciones que hay que cambiar.

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor en estos nueve meses como alcaldesa?

Lo mejor es Madrid. Yo soy madrileña, y he vivido casi siempre aquí, excepto en los destinos judiciales de fuera. He descubierto una ciudad impresionante, llena de vida. La cantidad de asociaciones, actividades, impulsos artísticos, rincones, edificios… Es impresionante, vivir la ciudad es un estímulo alucinante. Eso unido a que he podido constatar algo que es preciosísimo, y es que cuando el político se mueve en el espacio cotidiano tiene la capacidad de tener la misma sensibilidad que los demás ciudadanos. El hecho de estar en la calle, en el metro, haciendo una cola, te da la sensación que participas de ese enorme número de vecinos anónimos.

Pero con la agenda de la alcaldía, los escoltas que la acompañan…¿Tiene aún margen para vivir como ciudadana?

Sí, claro. Esta mañana me he cogido mi metro, como todos los días. La gente es muy discreta, a veces te mandan una sonrisa que agradeces muchísimo, otras veces solo te miran… Alguna vez notas que hay alguna mala cara, pero normalmente son muy educadas y no te suelen decir nada. En estos nueve meses, salvo tres casos puntuales, todas han sido personas muy amables que me han animado. Y los casos de personas muy enfadadas que abordé, también me resultó muy interesante, porque estaban tan enfadados que no se podía razonar con ellos. Me resultó muy curioso. Un día en el metro, un señor me paró y empezó a hablarme del tema de las calles franquistas. Y yo intenté explicarle: “Mire, es que sobre esto hay una ley”. Empezó a hacer una ironía y yo no la entendía muy bien, y ya cuando lo hice, le dije: “Le voy a explicar”. Y él: “no, no me explique usted a mí nada. Porque ya la oigo yo a usted demasiado. Ahora quiero que me escuche usted a mí”. Bueno, pues me pareció razonable. Yo le oí y le di las gracias. En líneas generales, cuando la gente está tan enfadada se desahoga diciéndote cosas críticas; pero también está bien, no pasa nada.

Le preguntaba también por el peor momento, lo más frustrante de estos 9 meses. ¿Quizá el fiasco en la aplicación del cambio de las calles franquistas?

Sí, yo creo que lo peor son las dificultades que tienes con el equipo. En cualquier gestión, para mí lo humano es determinante. Cuando ves que hay roces, que no se ajusta o hay algún nivel de incomprensión, es lo que más me preocupa y lo que me hace sentir más a disgusto. Es lo que no puede fallar y tienes que volcarte. Desde fuera, la gente puede pensar que, si hay problemas con un equipo es por tema político, pero no es así; son problemas personales. La política, como todo acto, está siempre teñida de lo humano.

¿Y qué falló en el equipo, que es lo que no funcionó bien? Algo tan importante para una alcaldesa de izquierdas, llevar a la práctica algo que estaba ya en la ley.

Yo creo que falló un exceso de querer hacer las cosas sin reflexionar lo suficiente. Faltó reflexión para entender cómo se deberían haber llevado a cabo esas medidas. Hubo precipitación.

Faltó reflexión y hubo mucha precipitación con la aplicación de la ley de Memoria Histórica en Madrid.

¿Y hubo sectarismo?

El PSOE exigió que se abordara rápidamente el tema, un ciudadano había presentado una demanda contra el Ayuntamiento... Hay un refrán estupendo, ese de “átame las botas despacio, que voy deprisa”. Hubo mucha precipitación y eso nos hizo cometer errores.

Ha dicho también que el equipo es muy joven; se ha incorporado a todas las estructuras del ayuntamiento gente que viene de movimientos sociales y que no tiene experiencia política institucional. ¿Cómo se compensa eso, que va a seguir ocurriendo? Una ciudad no puede esperar eternamente a que crezcan sus responsables.

Bueno, lo que tienen es una experiencia enorme en abordar problemas sociales. Y eso es una riqueza grandísima, porque eso es lo que se hace desde el ayuntamiento. Quizá lo único que les falta es resolver los problemas en el marco de las instituciones. A partir de ahí, yo creo que cada día que pasa se aprende más y lo hacemos mejor. Quizá nuestra particularidad, a diferencia de otros equipos, es que cuando nos hemos equivocado lo hemos reconocido. Hemos analizado por qué lo hemos hecho y lo hemos corregido.

Vamos con una de las grandes polémicas: la gestión cultural. Aún no hay una explicación a qué pasó concretamente en el caso de los titiriteros. El foco cambió cuando fueron detenidos, acusados de enaltecimiento de terrorismo, y se disolvió el problema netamente municipal: programar una obra cuyo contenido nadie había visto.

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Para mí eso tenía una responsabilidad: no se puede poner en marcha una programación que no has testado. Como consecuencia de aquello, hay tres personas que ya están fuera del equipo. Su actitud podría ser indicativa de no haber tenido la sensibilidad necesaria para elegir lo que realmente se quería que fuera el elemento cultural en ese caso. En ese caso salió mal, pero salieron otras cosas muy bien.

¿Este tema está zanjado ya? Os habéis negado a la dimisión de la concejal de Cultura y Deportes, Celia Mayer, así que ¿se da por cerrado el incidente? También hablasteis de una reestructuración del área de cultura…

Sí, está en marcha. Lo que pasa es que no queremos adelantar los datos porque queremos que participen nuestros socios de la investidura, el PSOE. Y aunque está bastante enhebrada, estaríamos en un hilván, y ahora habría que coserlo como un acuerdo. Ya sabes que los hilvanes se levantan, y se vuelven a coser de otra manera. Lo tenemos hilvanado, pero falta coser. Nos comprometimos con el resto de grupos a explicarles en qué creemos que nos equivocamos y por qué. Eso está ya prácticamente preparado, y la reestructuración pendiente de esas dos primeras fases.

Pero han salido ya tres personas (el último, el director de Actividades Culturales, Jesús Carrillo), y han entrado dos nuevas, una de las cuales es del equipo propio de alcaldía, porque puede tener que llevar ese modelo a otras áreas (la bailarina canaria Getsemaní San Román y la gestora cultural Paula Foulkes). Desde la alcaldía, donde radica toda la responsabilidad, no se puede llevar todo con la celeridad que nos gustaría, así que estamos probando ese modelo de tener asesores específicos de la alcaldía dentro de las demás áreas.

Eso supone mayor supervisión de la alcaldesa de lo que hacen otras áreas. ¿Lo han aceptado de buen grado?

Claro, claro. El Ayuntamiento tiene una responsabilidad personal, las áreas son delegaciones del alcalde. Eso obliga a que tengan un marco de consenso.

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Nunca se había vivido un nivel de seguimiento -de lo que hace, dice, de los errores y proyectos de la alcaldía de Madrid- como estos últimos nueve meses. Un nivel de agresividad importante, también. ¿Este nuevo sistema no va a suponer que Manuela Carmena va a estar más expuesta también a las críticas?

Como ya estoy tan expuesta, no sé si cabe más. Me ha hecho mucha gracia una portada de El Jueves en la que yo llego a casa, mi marido está sentado y dice: “¿Qué tal el día, cariño?”. Y yo llego con mi bolso, llena de cuchillos por la espalda; no queda ni un trocito que no tenga un cuchillo (ríe). Así que creo que el nivel de exigencia, responsabilidad y crítica es completo, no creo que pueda caber más.

¿Y cómo lo lleva?

Bien, la verdad es que no me preocupa mucho. Me he acostumbrado y como no son navajazos reales… Tengo también alguna terapia: no leer demasiado los periódicos. Y sobre todo, tener dos inputs positivos: ver que se pueden hacer muchas cosas que mejoran Madrid y ese acompañamiento que me está resultando tan importante, sin haberlo previsto, que surge de compartir el espacio público con la gente. Eso es espectacular.

¿Más contacto en vez de una coraza para aislarse?

Sí, y aunque recibas alguna crítica, que son pocas, es vivificante, porque es lo personal, el contacto directo. Y luego ves la portada de El Jueves y te ríes.

Tiene 72 años. Una vida plena, involucrada en multitud de asuntos sociales, con sus nietos y disfrutando de la vida. ¿Siente que ha perdido más de lo que ha ganado?

Bueno, yo estaba en un paraíso, porque la jubilación activa hay que trabajarla, es fantástica. Ahora ya no estoy en un paraíso, pero sí estoy constatando día a día lo apasionante y estimulante que es trabajar para que una ciudad mejore.

Hay muchos que no creen que vaya a aguantar hasta 2018…

Yo espero que sí. Todo consiste en mucha dieta mediterránea y saber que las cosas realmente importantes de la vida no son las críticas políticas.

¿Cuánto gana de sueldo la alcaldesa de Madrid?

Yo te digo del sueldo neto, porque el bruto no te sabría decir. El que yo percibo en la nómina es en torno a 7.000 euros, de los que dono en torno a 1.500-1.600 al mes a ONGs [su equipo nos confirma más tarde que el sueldo neto que cobra la regidora es de 5.400 euros al mes]. Además, yo renuncio a la partida anual que me correspondería de 29.701 euros por gastos de representación, porque los asumo yo. En el Ayuntamiento hay gastos de protocolo y para eso se emplean, pero los de representación, que es algo muy sutil -cuando tú decides invitar a alguien-, prefiero hacerlo de mi propio bolsillo. Hago cosas austeras, pero me siento más cómoda que implicando el gasto público en algo que es muy discrecional y personal. Y así permito que esas partidas puedan tener otra utilidad.

Esta mañana ha compartido rosquillas con Esperanza Aguirre. ¿Qué tal es la relación con ella?

Es buena. Es una mujer muy simpática y agradable y la relación personal es buena.

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Carmena compartió rosquillas con Aguirre, con la que tiene buena relación

Pero en los plenos es muy dura...

Eso no tiene nada que ver. Cuando se entra en el escenario público, cambia todo. Es como el doctor Jeckyll y Mr. Hyde, es otra cosa. La descalificación, imputaciones injuriosas, falta de respeto… ¿por qué? No lo sé. Mucha gente, entre ellos Esperanza, piensan que la política hay que hacerla así. Yo desde luego estoy en el punto más distante de esa manera de ser.

¿Cómo desconecta?

Fundamentalmente leyendo, es una cosa muy especial: te envuelves en una cáscara y de pronto estás en otro mundo. Y sales de la cáscara fenomenal, sacas tantas cosas de la lectura… Para mí es algo clave.

En El Huffington Post somos evangelistas del sueño, nos parece que muchas de las cosas que van mal en el mundo funcionarían mejor si los dirigentes durmieran las horas necesarias. ¿Duerme bien?

Duermo muy bien, pero estoy durmiendo poco. Sobre todo por las mañanas, a veces me gustaría dormir una o dos horas más. Se me está haciendo un poco corto el día y no puedo, pero creo que debería hacerlo. Pero lo que duermo, duermo del tirón.

Han vuelto a resurgir, por lo menos en el centro, las bandas latinas. Madrid ha navegado por esta terrible crisis económica sin un rebrote de la violencia callejera, pero ahora estamos viendo cómo ha muerto un chico apuñalado en el centro, agresiones de grupos nazis en San Sebastián de los Reyes… Usted ha hablado de una posible mediación que se puso en práctica en el carnaval de Tetuán. ¿Es posible hacer un enfoque no exclusivamente policial para abordar el problema de las bandas?

Creo que sí. Quizá más que de mediación, es un trabajo de contacto. Los núcleos de violencia normalmente se aíslan. He reflexionado mucho en los tribunales sobre cómo una persona que decide agredir a otra tiene que distanciarse, porque si no es muy difícil agredir. El ser humano no está preparado para la violencia, es lo contrario a la sociabilidad y al desarrollo de la vida. Lo bueno de lo que hemos observado en Tetuán, con mucho éxito, es que, cuando se hace una gran fiesta, no queremos que se aíslen sectores que pensamos que pueden ser violentos. Se habla con ellos, se llega a acuerdos… Creo que ha dado un resultado extraordinario. Sin perjuicio de la mala experiencia de la obra de teatro de aquellos titiriteros, el carnaval de Tetuán fue un éxito. Y un gran éxito fue que, sabiendo la diversidad, las distintas y variadas procedencias de los habitantes de Tetuán, tan fuera de las estructuras de las culturas tradicionales, fue extraordinariamente pacífico, tranquilo, colorido y alegre. Desde esta experiencia de integración, sigamos trabajando: integrémosles más.

Hemos hecho todo lo que está en nuestra mano para garantizar que todas las procesiones salgan con la tranquilidad que deben tener.

La Semana Santa está próxima. ¿Prevé que pueda haber problemas, como ya los ha habido en otras ciudades, con procesiones laicas? ¿Prevé que Madrid tenga procesiones tranquilas? Estoy pensando ahora en la cabalgata de Reyes y ese Trending Topic de “No te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena. Jamás” ¿Puede haber problemas porque se hieran sensibilidades religiosas?

Yo creo que no, hemos hecho todo lo que está en nuestra mano para garantizar que todas las procesiones salgan con la tranquilidad que deben tener, se han autorizado los recorridos, se han autorizado unas tarimas específicas para los pasos, y combinar eso con la música sacra que se sigue haciendo en muchas iglesias. Respecto a si se va a organizar alguna procesión laica, eso no depende de nosotros, sino de la Delegación del Gobierno para que la autorice o no; yo creo que deben hacerlo, pero debe responder a una actitud de tolerancia ciudadana. Tendrán mucho cuidado en hacerlo todo lo bien que hay que hacerlo.

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Mirando hacia el futuro de una ciudad como Madrid, que necesita un modelo complejo que hile intereses empresariales con los sociales… Sé que anoche se ha reunido con miembros de la comunidad china y está sobre la mesa la remodelación de la Plaza de España. Y luego las inversiones del grupo Wanda. Usted insiste en que continúan abiertas, a pesar de que han puesto el edificio en venta y de que parece estar muerta esa operación. Ellos culpan al ayuntamiento la paralización…

Sí, yo me reuní con ellos hace unas dos semanas y ellos dijeron que tienen interés en seguir haciendo el hotel, y entendían que había habido desacuerdos incluso entre sus propios equipos técnicos, y se plantean cómo continuar. Si piensan que la manera en que lo deben hacer es para ellos muy gravoso y no les interesa, se plantearían venderlo, pero su objetivo principal es hacer el edificio. Para mí también, pero tienen que hacerlo, naturalmente, respetando las fachadas en la medida en la que han querido los técnicos que tienen la última palabra sobre cómo conservar el patrimonio de Madrid. Estuvo muy interesante (la reunión), y restablecimos el desencuentro que pudiera haberse producido, y el vicepresidente dijo que a finales de marzo vendría el encargado de Wanda Europa y volveríamos a replantear el tema para encontrar un consenso.

Además hay un proceso abierto para que los vecinos opinen qué tipo de entorno quieren en la plaza. ¿Es posible conjugar los intereses de un grupo multinacional, en este caso chino, con los ciudadanos?

Yo creo que sí. Es difícil que un inversor no tenga en cuenta el entorno, especialmente en una inversión sostenible como ésta. Lo que al final voten los vecinos va a ser compatible con que al final se pueda hacer ese hotel, que creo que es lo que siempre fue el Edificio España. Cuando era jovencilla, era un hotel importante, y creo que es muy bonito que lo siga siendo, a la vez que la Plaza de España se remodela como los ciudadanos quieren, esos 20.000 y pico que han participado ya.

Están poniendo en marcha un proyecto de radio y otro para convertir Madrid en un punto de atracción para el cine indio, el cine de Bollywood, que es una industria brutal.

La primera vez que lo oí me encantó. Nada más venir a la alcaldía, me llamó el embajador de la India para acompañarle a un encuentro de yoga en la Plaza de Colón. Fui y me encantó. Me dijo que estaba muy interesado en que se pudieran entregar los premios de Bollywood este año en Madrid. Me pareció una idea buenísima; ya han sido en Amsterdam, Nueva York, Londres… Madrid tenía que estar ahí. Traer el cine indio aquí es traer muchísimo negocio para todos los responsables, para todos los trabajadores del cine, traer turismo, visualizar la ciudad, nuestro magnífico cine… De entrada va a haber una serie de encuentros económicos entre Madrid y Delhi. Y tú dirás: ¿por qué los indios han escogido Madrid? Pues resulta que ha habido una película india sobre España que ha tenido un éxito tremendo. A mí me la han facilitado, y me hace muchísima gracia: de pronto, una película ha posicionado Madrid. Yo creo que necesitamos un lugar de producción de cine. Va a ser interesantísimo.

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La gorra de Manuela junto a los dibujos que le hacen los más pequeños

El modelo de turismo llevará a plantearse, por ejemplo, moratorias de la construcción de hoteles, como en Barcelona

Nosotros estamos en una situación muy diferente. En Madrid hay una demanda de hoteles de lujo, que atraigan un determinado tipo de turismo. Nosotros necesitamos más turismo. Aunque lamentemos haber ido un poquito por detrás, tenemos una experiencia para no caer en el error de Barcelona. Nosotros queremos hacer el turismo de los barrios, descentralizar el turismo de la almendra central de la ciudad. Pensemos en toda la zona de San Blas y Barajas: poner en marcha los tres maravillosos palacios y jardines que hay, el Capricho, la Quinta de los Molinos y Torre Arias. Eso va a ser un núcleo muy importante, y hay otros en otros barrios a los que hay que dar visibilidad. Por ejemplo, Vallecas pueblo y Vallecas ciudad cada vez tienen más singularidad, ¿no? Vallecas y su batalla naval, ¡Vallecas puerto de mar!, son cosas que merecen la pena. Puede acabar convirtiéndose en esos barrios que uno ve cuando va a Buenos Aires o a Londres, que han tenido una particularidad. Pienso que Vallecas tiene muchísimo que aportar con esa singularidad que tiene.

Y están en marcha los presupuestos participativos: por primera vez, una ciudad como Madrid se suma a un movimiento en el que ya hay ciudades importantes. ¿Qué esperas de esa propuesta?

Sobre todo espero que ayude a que los madrileños queramos más a Madrid. Me preocupa que a Madrid no se la quiere mucho, constantemente se habla mal de ella, incluso los propios madrileños. Cuando alguien vea que se ha podido construir una plaza porque, con su decisión, la parte de presupuesto que le corresponde ha hecho posible esa inversión, la gente va a querer y cuidar más esa plaza, porque va a sentir que se ha hecho con su dinero y que es mucho más suya. Va a ser superpositivo.

¿Realmente una ciudad puede cambiar el estilo de hacer política tal y como lo entendemos en este país?

Pues yo creo que sí; hay algunas pautas que son importantes y tienen muchísima trascendencia. A veces recibo algunas comunicaciones que me hacen pensar… Como me parece tan importante la limpieza de Madrid, normalmente saludo a los barrenderos que me encuentro. Es interesante ver cómo ellos lo viven. El otro día recibí un WhatsApp: “Vuelvo a tener esperanza en que la política puede ser diferente”. Y no fue más que -como hago tantas veces- vi a una barrendera, me quité el guante, ella el suyo, nos dimos la mano y estuvimos hablando de la sociedad, las basuras, nuestros trabajos…

REFUGEES WELCOME

madrid refugiados

Desde el mes de enero, el ayuntamiento tiene reservada una partida de 10 millones de euros para atender a los refugiados a quienes siguen dándoles la bienvenida un cartel gigante en la Plaza de Cibeles. Pero el desbarajuste con el que la UE está gestionando el reparto de quienes huyen de la guerra en Siria hace que apenas se haya atendido a poco más de dos mil personas, procedentes de Marruecos y todas ellas en tránsito hacia el norte de Europa.

En una nave de Coslada esperan también diez toneladas de ropa, juguetes, utensilios para bebés y productos de higiene donadas por los madrileños para hacer frente a esta crisis humanitaria. Además, 450 voluntarios se han apuntado a la base de datos para aportar su ayuda: médicos, profesores, abogados o gente que, sencillamente, ofrece su casa.

Primera entrega de la entrevista en la que Carmena lee la cartilla a los políticos: "Son como niños jugando a quién coge la pelota"