El 7 de junio: la última gran batalla de las primarias en EEUU

El 7 de junio: la última gran batalla de las primarias en EEUU

AGENCIAS

Las primarias que se celebran este martes tienen dos titulares muy claros. O tres, según se mire. Serán aquellas en las que Donald Trump saboree su éxito, aquellas en las que Hillary Clinton puede hacer suya la nominación y también la última oportunidad de Bernie Sanders para hacerse con su sitio en esta campaña que ya vive sus últimos días.

La etapa de primarias llegará prácticamente a su fin este 7 de junio, cuando se celebren elecciones en California, Montana, Nueva Jersey, Nuevo México, Dakota del Norte y Dakota del Sur. A ellas se sumarán los comicios demócratas del 14 de junio en el Distrito de Columbia, que pondrán el punto final al agitado periodo de primarias, pero, eso sí, la jornada de este martes es crucial para las elecciones presidenciales ya que se reparten 303 delegados en el bando republicano y 806 entre los demócratas.

Aunque es cierto que las opciones de Sanders para ser el candidato demócrata son prácticamente nulas -Clinton está a apenas 60 delegados de cruzar los 2.383 necesarios para convertirse oficialmente en la nominada-, el ex senador de Vermont no ha dejado de luchar por su campaña. De hecho, Sanders ha incrementado sus esfuerzos en California, conocida como el "estado Dorado", y que el martes reparte de forma proporcional 546 delegados.

La estrategia no le está fallando y en la última semana Sanders ha recortado casi 10 puntos a Clinton, que aglutina el 47,7% del apoyo de la opinión pública de California frente al 43% del respaldo que recibe el legislador, según la web Real Clear Politics, que confecciona un promedio diario de los principales sondeos. Consciente de ello, y de que sólo le falta un último 'empujón' para centrarse sólo en Donald Trump, Clinton también ha incrementado sus esfuerzos en este estado.

LA 'LOCURA' DE TRUMP

Eso sí, la ex secretaria de Estado encara la cita con un 'chute' de energía, puesto que el pasado lunes confirmó su victoria en los caucus (asambleas populares) de las Islas Vírgenes y las primarias de Puerto Rico, celebrados el fin de semana. "¡Acabamos de ganar Puerto Rico! ¡Gracias a la Isla del Encanto por esta victoria!", afirmó en su cuenta de Twitter.

En California, donde hay en juego 172 delegados republicanos, Trump se enfrenta a un estado con un 40% de población hispana, minoría en la que ha concentrado sus ataques desde el mismo día en el que anunció su candidatura, cuando anunció sus intenciones de construir un muro entre EEUU y México.

Pero lo relevante en el caso de Trump es cómo va a seguir saboreando el éxito que a estas alturas ya ha cosechado. El pasado 26 de mayo el magnate se hizo con los 1.238 delegados que se necesitan para ser el nominado del partido y sumó el apoyo del presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, Paul Ryan, por lo que ahora, en cierto modo, está disfrutando de sus logros.

De ahí que para él el interés de este martes reside en que tiene ante sí el reto de ganar en estados en los que los republicanos no triunfan desde la década de los 80, como Oregón, Nueva York y la propia California, donde el último presidencial republicano en ganar fue George H.W. Bush, en 1988, tal y como recuerda la agencia Efe.

Dado lo cómodo de su posición actual, Trump se dedica ya a seguir dando polémicos titulares, vinculados ya no resultados electorales, sino a promesas incumplidas. Prueba de ello es que se ha pasado el fin de semana criticando a los medios de comunicación, una de sus grandes obsesiones.

Esta nueva crisis entre el magnate y los periodistas se ha debido a que, tal y como informa The New Yorker, él asegura que ha entregado 5,6 millones de dólares a asociaciones de veteranos de guerra estadounidenses mientras que la prensa lo niega. Esto ha llevado a que alardee de que los medios deberían "estar avergonzados de sí mismos" por haber dudado de su promesa, que data del pasado mes de enero.

Ya entonces las cosas fueron mal. En lugar de participar en un debate con sus contrincantes el 28 de enero en Iowa, Trump realizó un evento de recaudación de fondos para los veteranos y esa misma noche anunció que había recaudado 6 millones de dólares. Más tarde la prensa le reprochó su demora en hacer la donación y la falta de transparencia en el proceso para asignar el dinero. Trump se defendió acusando a los medios de comunicación de "injustos y deshonestos”.

La semana pasado sucedió algo parecido, cuando el magnate se dispuso a explicar el destino de los fondos que recaudó en enero. "Nunca he recibido tanta mala publicidad por hacer un trabajo tan bueno", declaró en una rueda de prensa en sus oficinas de la Trump Tower en Nueva York. "Ese dinero ya se ha enviado", agregó ante los periodistas, recalcando además que su opinión de los medios es "muy baja".

LO QUE NO CUADRA

“Son cerca de 6 millones de dólares, posiblemente más cuando terminemos de contar”, dijo el magnate, evidentemente molesto ante las informaciones de varios medios de comunicación que insistieron en que no había constancia de esas donaciones, mientras que muchas asociaciones citadas por el magnate afirmaron no haber recibido fondo alguno.

De hecho, el mismo día de la rueda de prensa de Trump, The Washington Post informó de que no había sido capaz de encontrar ninguna organización de veteranos que hubiera recibido dinero del magnate. Sin embargo, ese mismo día su personal se encargó de distribuir una lista de 40 organizaciones de veteranos a los que él o su organización habían enviado cheques con las donaciones, tal y como informa The New Yorker.

Posteriormente la agencia AP informó de que muchos de esos cheques habían salido la semana pasada, e incluso algunos de ellos el 24 de mayo, día en el que, casualmente, se publicó la historia de The Washington Post sobre las promesas incumplidas de Trump en lo que a estas donaciones se refiere.

Sin embargo, una vez más, Trump no se ha detenido a explicar nada de esto, sino que ha seguido por la senda por la que habitualmente camina: la del insulto y ataques a los medios que no publican sólo lo que él quieren.

Es una piedra más en el camino del aspirante a candidato, que saborea una nominación segura, pero que se enfrenta al desafío de unir a su partido para recuperar la Casa Blanca y conservar la mayoría en el Congreso, donde legisladores tan importantes como el senador por Arizona John McCain temen perder su escaño por sus propuestas xenófobas.