La gente insulta a Blue Ivy, la hija de Beyoncé: así se fomentan los problemas de autoestima

La gente insulta a Blue Ivy, la hija de Beyoncé: así se fomentan los problemas de autoestima

Una foto publicada por Beyoncé (@beyonce) el

Desgraciadamente, desde bien jóvenes se enseña a las mujeres a juzgar a las demás basándose en su aspecto. Desde primaria, el estatus social se decide por la belleza y los grupos de amistad también se rigen por ella.

Los hombres también se dividen en distintos estatus sociales según sus atributos, pero el criterio por el que se decide quién es guay y quién no no tiene tanto que ver con la belleza: importan más la inteligencia, las habilidades y el trabajo en equipo.

Aunque medir el valor de una persona por la belleza exterior puede sonar infantil —y lo es—, esta actitud no se esfuma cuando crecemos.

Esta semana, la cantante Beyoncé recorrió la alfombra roja de los MTV Video Music Awards (VMA) con su hija Blue Ivy. Desde que nació, la niña ha sido objeto de críticas por su apariencia. Y las reacciones a su aparición en los VMA que se han visto en Twitter y otras redes sociales son más que vergonzosas.

"¿Tenemos que fingir que Blue Ivy no es fea de cojones?", se pregunta la usuaria de Twitter @keltheyrich, que añade en otra publicación: "...Blue Ivy es feísima y eso es innegable".

"Me da igual lo que me digáis, Blue Ivy es fea", afirma la usuaria de Twitter @PhazeeWuhnn.

Y siguen las críticas...

"Lo siento, pero creo que Blue Ivy es fea"

"Blue Ivy es fea de cojones jajaja. La pobre se parece a su padre".

"Dios, Blue Ivy es fea de narices".

¿Qué tienen en común estas y muchas otras publicaciones? Las han escrito mujeres. Pensemos en ello durante un segundo. Son mujeres adultas que hablan de una niña de cuatro años que crecerá y verá estos comentarios en Internet y que cuando sea adolescente ya habrá estado expuesta a este tipo de ataques varias veces. Como sociedad ¿qué es lo que le estamos enseñando a esta niña tan pequeña y al resto de niñas que se ven expuestas a estas situaciones? Que lo que importa es el aspecto. Que lo que le tiene que preocupar es lo opinen los demás sobre su aspecto.

Una foto publicada por Beyoncé (@beyonce) el

Sólo es una niña que iba a pasar la noche con sus padres y se lo iba a pasar bien, pero hay mujeres que se dedican a escribir insultos y a llamarla fea escondiéndose detrás de la pantalla de sus ordenadores. Sí, sale en la televisión y resulta que sus padres son Beyoncé y Jay Z, pero eso no debería tener importancia. Y, si se cambia la situación y estas adultas fueran el objeto de este tipo de comentarios, se sentirían heridas, tristes, enfadadas o con la necesidad de pegar a las mujeres que han publicado estos comentarios. ¿Por qué no pueden ver cómo les afectaría a ellas?

Aunque criticar el aspecto de una niña de cuatro años hace que vayamos más allá de los comentarios malintencionados por parte de las mujeres, estas llevan mucho tiempo juzgándose entre ellas por la apariencia. Este tipo de comportamiento provoca inseguridad e incompetencia, pero las mujeres se aferran a las normas sociales que les inculcan de pequeñas y adaptan este comportamiento en su vida adulta. Algunas incluso pueden imitar esta conducta basándose en la idea de que "bueno, las mujeres me han tratado así, ¿por qué me iba a comportar con amabilidad?", y eso hace que el círculo vicioso no se detenga.

En un artículo de la CNN, la periodista Kelly Wallace habla con Sophia Nelson, la autora de un nuevo libro de autoayuda titulado The Woman Code (El código de las mujeres):

"Nos enseñan a competir desde que somos pequeñas", declara Nelson en una entrevista reciente en la CNN. "Tengo que ser más guapa, alta, inteligente y tengo que tener el pelo más liso, rizado o lo que sea. Tengo que conseguir al chico más guapo. Tengo que ser la mejor siempre porque nos han inculcado que, como mujeres, tenemos menos".

La sociedad nos enseña que debemos adaptarnos a un conjunto específico de estándares, elaborados por una sociedad patriarcal en la que las mujeres suelen ser vistas como meros objetos. Debemos vestirnos de forma atractiva, pero no para provocar, porque entonces nos etiquetarían como promiscuas. Se supone que debemos llevar maquillaje para tener un look profesional, pero si nos pasamos nos critican por considerarnos artificiales.

Estos malabares provocan que muchas mujeres sientan que caminan sobre una cuerda de acrobacias. Y hace que se muestren recelosas si alguien no consigue hacer estos juegos de malabares o si a alguien se le da el funambulismo mejor que a ellas.

Entonces, ¿cómo se puede cambiar el escrutinio al que se enfrentan las chicas y cambiar la influencia que tiene sobre ellas esta actitud?

En un artículo de la web sobre cultura femenina Bustle.com, la escritora Claire Warner comenta la malicia que puede surgir de la sensación de insuficiencia que experimentan las mujeres al ser constantemente juzgadas por su apariencia. Warner afirma que las mujeres deberían alabarse en vez de competir entre sí.

"Nuestro mundo dominado por los hombres enfrenta a las mujeres y, con toda probabilidad, ese es el motivo por el que una mujer siente la necesidad de reafirmar su dominancia", escribe Warner.

En otro artículo publicado por Psychology Today, la escritora Lisa Firestone relata la historia de una amiga que empezó a adoptar esa actitud malintencionada.

"En vez de reconocer que tenía una sensación de competitividad, mi amiga empezó a criticar y a enfadarse con su compañera, a la que describía como 'narcisista y guarrilla'. También descubrió que tenía pensamientos más críticos hacia sí misma a lo largo del día. 'Estoy tan fofa. No sé cómo se me ocurrió ponerme esta ropa. ¿Por qué intento atraer la atención hacia mí? Lo único que verá la gente es lo mal que voy'. En los siguientes días, se dio cuenta de que estaba actuando según esos pensamientos, llegando a vestirse de otra forma para 'cubrir sus caderas y las zonas problemáticas'. Empezó a hablar menos en las reuniones, porque se sentía insegura y cohibida", cuenta Firestone.

Todo esto demuestra que la maldad dirigida a Blue Ivy procede en general de un sentimiento personal de inferioridad. Con sólo cuatro añitos, Blue Ivy lleva una vida privilegiada que muchos ansían. Pero en vez de demoler a quienes admiramos, deberíamos optar por alentarlos. Porque, como dijo Michelle Obama: "Somos más fuertes si nos unimos".

Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés y Marina Velasco Serrano.