Las sombras del viaje del rey Felipe a Arabia Saudí

Las sombras del viaje del rey Felipe a Arabia Saudí

EFE

El rey Felipe inicia este sábado un viaje oficial de tres días a Arabia Saudí. A la tercera va la vencida, después de haber tenido que posponer la visita en dos ocasiones desde febrero del pasado año. La primera vez, por la interinidad del Gobierno de Mariano Rajoy tras las elecciones del 20-N; la segunda, por la muerte de uno de los hermanos del rey, Salman Bin Abdulaziz Al Saud.

Ahora, estrenando su agenda internacional en 2017, ha llegado finalmente el momento de acometer una expedición que, por mucho que se venda como una enorme oportunidad de negocio, es también mucho más que eso: un encuentro con los mandatarios de un país incómodo, conocido por sus sistemáticas violaciones de derechos humanos, su persecución de la disidencia y el sectarismo, el ostracismo de las mujeres y su implicación en conflictos armados notablemente opacos.

Estas son las claves del polémico viaje.

El rey español tiene dos objetivos con su visita: lograr un contrato para Navantia por valor de unos 2.000 millones de euros y arrancar a Riad una moratoria de 17 meses en las obras del AVE a La Meca.

Los astilleros de El Ferrol y San Fernando podrían lograr trabajo para 2.000 personas durante cinco años si Arabia Saudita les encarga finalmente las cinco corbetas que están a punto de firmarse, el mayor contrato de Navantia hasta ahora.

En el caso del tren, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna -quien acompaña al monarca, junto al titular de Exteriores, Alfonso Dastis- intenta que se dé más tiempo a las empresas españolas a acabar la macro obra, que debe finalizar este mes pero va con notable retraso.

Ya en noviembre, el presidente del consorcio del AVE a La Meca y actual titular de Renfe, Pablo Vázquez, volvió de Riad con un importante acuerdo para el llamado Tren de los peregrinos, entre las ciudades santas de Medina y La Meca. El grupo de empresas españolas logró que el cliente árabe, la Saudi Railways Organitation (SRO), concediera una prórroga para la culminación de las obras hasta marzo de 2018. Además, la operadora árabe reconoció 600 millones de riyals saudís más en concepto de sobrecostes, lo que al cambio son unos 151 millones de euros.

En su visita, el rey dedicará una jornada a cuestiones de defensa e interior, otra a la economía y una más, a un encuentro con los 5.000 españoles que residen en el país.

Hay cuatro grupos de defensa de los derechos humanos que han solicitado al rey que impida la venta de los cinco buques de guerra a Arabia Saudí, ya que argumentan que, en caso de realizarse esta operación, España podría convertirse en "cómplice de las atrocidades cometidas en el conflicto de Yemen", puesto que las corbetas podrían utilizarse para cometer crímenes de guerra.

Amnistía Internacional, FundiPau, Greenpeace y Oxfam Intermón han emitido una nota conjunta en que hablan de una venta "ilegal" y muestran su temor de que este nuevo material se emplee para atacar a la población civil o para mantener el bloqueo naval al que está sometido Yemen desde hace más de un año, y que impide el acceso de ayuda humanitaria.

Arabia Saudita lidera la ofensiva de varias naciones árabes en Yemen, donde se calcula que 7.000 personas (civiles en su mayoría) han muerto en los dos últimos años, en la batalla entre el Gobierno -que es a quien apoya Riad- y las fuerzas de la oposición hutíes. Más de la mitad de la población -más de 14 millones de personas- pasan hambre y más de 19 millones de personas carecen de acceso al agua.

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Combatientes progubernamentales de Yemen, en una ciudad bombardeada en el sur del país.

Zarzuela insiste en que es el Gobierno el que fija los viajes al exterior del monarca, de ahí que el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, haya sido el que, en el Senado, ha tenido que justificar esta visita. Sostiene que España se juega muchos euros en Arabia Saudí. Reconoce que su anfitrión está en una situación "no satisfactoria" en cuanto a respeto de libertades básicas pero que ya "mejora" y que sigue siendo un actor clave para "estabilizar" Oriente Medio. Sobre los derechos humanos, promete que en la visita se "evocará" la necesitad de un mayor respeto, sin especificar qué se entiende en Exteriores por "evocar".

Podemos e Izquierda Unida han sido los partidos que con más fuerza han pedido al rey que desista de este viaje, ya que va a un país "donde los defensores de los derechos humanos sufren una represión continua".

Porque aplica castigos a latigazo limpio: Arabia Saudí practica como normal el linchamiento a latigazos de su gente. Es un castigo que se aplica conjuntamente con multas o condenas de cárcel, de distinta naturaleza. En los últimos años se ha condenado a 350 latigazos a un anciano británico que tenía en el maletero de su coche varias botellas de vino casero; a 200 a una joven que fue víctima de una violación múltiple y que, pese al abuso al que la sometieron hasta siete hombres, fue condenada por contar el suceso en los medios de comunicación y no ir acompañada de un hombre en el momento de la agresión; a 1.000 al bloguero Raif Badawi, galardonado por la UE con el Premio Sarajov...

Porque condena a muerte aplicando decapitaciones: Otra práctica habitual para sancionar un delito es la pena de muerte por decapitación. Cada año hay unos 140 muertos por esta vía, una cifra récord. Se le ha aplicado a ladrones, narcotraficantes, asesinos con crímenes planeados o responsables de homicidios involuntarios. Amnistía Internacional sostiene que hoy hay al menos 50 personas esperando a que se ejecute su sentencia de muerte.

Porque no acepta la carta de derechos más básica: Arabia Saudita es uno de los pocos países en el mundo que no aceptan la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU. Se abstuvo cuando se celebró la votación. Teniendo en cuenta que se aprobó en 1948, quizá sea hora de revisar su postura... Hoy los derechos humanos en Arabia están basados en las leyes religiosas islámicas bajo el régimen monárquico de la Casa de Saud.

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Linchamiento público por parte de las fuerzas policiales saudíes.

Porque las mujeres son ciudadanas de segunda: Pese a que en 2015 se dio un paso histórico, permitiendo por vez primera a las mujeres saudíes votar y ser votadas en unas elecciones, sigue siendo uno de los países en los que los derechos de las mujeres están más coartados. El concepto de tutela de los hombres sobre las mujeres aplicado en Arabia Saudí limita gravemente los derechos de éstas en la vida pública y privada. Las mujeres no pueden viajar, conducir, abrir una cuenta en el banco, tener trabajos remunerados, recibir educación superior ni casarse sin el permiso de un tutor varón. Además, las saudíes casadas con extranjeros no pueden transmitir su nacionalidad a sus hijos, mientras que los hombres en circunstancias similares sí pueden hacerlo, sin problemas. Eso, por poner sólo un puñado de ejemplos.

Porque veta hasta el arte: Los teatros y los cines están prohibidos, toda vez que la tradición wahabi considera estas instituciones "incompatibles" con el islam. No obstante, en algunos lugares privados se pueden encontrar representaciones teatrales, musicales y otras manifestaciones artísticas, pero no películas. Sólo hay un cine público en el país, una sala IMAX en Khobar, donde se exhiben únicamente documentales. Una de las razones principales para cerrar estos espacios es que allí los hombres y mujeres pueden mezclarse sin ser supervisados, lo que les podría llevar a cometer acciones que no están permitidas antes del matrimonio.

En Arabia Saudita, además, las clases de música en las escuelas públicas están prohibidas. La música en sí está prohibida; las tiendas y centros comerciales no tienen música, las escuelas y las universidades tampoco.

Porque no hay libertad de culto: El reino de Arabia Saudita es una monarquía teocrática islámica en la que el islam es la religión oficial, la ley exige que todos los ciudadanos sauditas sean musulmanes. La libertad religiosa es inexistente. Está prohibido tener una religión distinta al islam. Es más, en caso de que alguien se decida a abandonar o que se convierta a otra fe, la pena es la muerte. El Gobierno afirma que se reconoce el derecho de los no musulmanes a practicar sus cultos en privado, pero lo cierto es que en la práctica no se respeta y quien es sospechoso de no musulmán es relegado al ostracismo social absoluto.

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