'Sister Act', unas monjas de cuidado para un espectáculo cuidado

'Sister Act', unas monjas de cuidado para un espectáculo cuidado

Es un espectáculo que tiene vocación de ser popular. Hecho para ir y reír con la pareja, la familia o los amigos (y, si se pudiera, cantar y bailar). Para pasárselo bien con una sencilla historia de gansters, cupletistas, monjas y música setentera al estilo de la que llenaba las pistas de la disco o acompañaba momentos románticos, si es que alguna vez ha dejado de acompañarlos.

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Foto cedida por Stage Entertaiment

Sister Act, el musical, llega al Nuevo Teatro Alcalá de Madrid. Es un espectáculo ya rodado fuera de Madrid y se nota. Un espectáculo que tiene vocación de ser popular. Hecho para ir y reír con la pareja, la familia o los amigos (y, si se pudiera, cantar y bailar). Para pasárselo bien con una sencilla historia de gansters, cupletistas, monjas y música setentera al estilo de la que llenaba las pistas de la disco o acompañaba momentos románticos, si es que alguna vez ha dejado de acompañarlos.

Y es que siempre han gustado las historias de las monjas díscolas que se enfrentan con ingenuidad y santidad a la cruda realidad, viendo bondad donde los demás solo son capaces de ver maldad, doblez, interés y mala gente. Esa que nos da la esperanza de poder cambiar, de poder ser lo que no somos. Una bondad inocente que desarma cualquier a priori que se tenga contra la iglesia. Y que estas obras no olvidan criticar de manera sutil, graciosa, conciliadora y leve, solo hay que ver a Fermí Reixach en el número Fiebre del domingo de este musical.

Inocencia de la que, ni siquiera la policía o los mafiosos -que haberlos, haylos en esta trama- son capaces de desembarazarse. Consecuencia de la sencillez y, tal vez, la simplicidad de la obra. La que se encuentra en todo espectáculo que tiende a ser masivo. Y que se le perdona cuando está hecho con el ánimo sincero de que el personal se lo pase bien aunque no a cualquier precio.

Solo hay que echar un vistazo a su equipo artístico para comprobarlo. Tanto al que viene de Estados Unidos como el que se ha incorporado en España. Para muestra del primero, Alan Menken, el compositor musical que ayudó a devolver el prestigio a Disney haciendo las partituras de La sirenita y La Bella y la Bestia. Y para muestra del segundo, la excelente actriz Angels Gonyalons, que interpreta a la sensata y algo cascarrabias madre superiora de este convento desmadrado como ella sabe hacer, y sabe hacer bien.

Vídeo cedido por Stage Entertaiment

Un musical que presenta actores y actrices que van camino de convertirse en estrellas del musical en España. Como Mireia Mambo, que tiene el papel principal de Deloris Van Cartier, el mismo que hacía Whoopi Goldberg en la película. O Edu Engonga, el policía Eddie Shouter, enamorado hasta las trancas de la protagonista. Son dos entre otros muchos. ¡Qué pena no poder nombrarlos a todos!. Una cantera a la que pulir en lo actoral. Aunque esta percepción tal vez se deba al microfonado plano de las partes habladas que se usa en esta producción.

Sin embargo, el microfonado funciona en términos generales en la parte musical. Permitiendo apreciar la música y lo que se canta, al revés que en otros musicales que se pueden ver y oír (es un decir) en Madrid. Dejando escuchar a una orquesta modesta, por el número de músicos que la componen, que bajo la batuta de Josep Ferré realiza un trabajo destacable. Además, de dejar que se entienda lo que dicen los cantantes al menos cuando hacen solos. Y en números tan divertidos como Mujer de negro una de las canciones con mejor pegada de la función.

Si a todo ello se añade una eficacísima y bella escenografía, en términos de musicales. A lo clásico. Con sus colores y su aire vintage. Que con sencillos y rápidos cambios permite ir de un garito al convento. De un convento a una iglesia. De una iglesia a la humilde casa de un policía y, también, al Radio City Music Hall o a la calle. Lugares que se llenan de personajes vestidos de estilo kitsch que poco a poco se van llenando de purpurina.

Con todo lo anterior, ¿quién no pensaría que está ante el musical de la temporada en Madrid? Aunque por poco tiempo. Sólo estará tres meses en cartelera, si la afluencia masiva de público no lo remedia.