2013: Una conferencia sobre la deuda del sur de Europa

2013: Una conferencia sobre la deuda del sur de Europa

En el sur podemos recrearnos en las debilidades de Angela Merkel, la dama de hierro 2.0, pero debemos desperezarnos intelectualmente y pasar a la acción. La situación de emergencia humanitaria a la que se encaminan importantes capas de la población de países como Grecia, Portugal, Italia y España así lo exige.

Dos apuntes sobre la mujer del año para Financial Times: Angela Merkel se fue a la sauna, como cada semana, el día en que cayó el muro de Berlín. También perteneció en sus años mozos a las juventudes comunistas en la República Democrática Alemana, al otro lado del telón. Es pragmática y poco ideológica. No le hizo falta recoger el Nobel en Oslo, a pesar de que es de facto la presidenta de lo que queda de Europa.

En el sur podemos recrearnos -reconozco que me divierte hacerlo- en las debilidades de la dama de hierro 2.0, pero debemos desperezarnos intelectualmente y pasar a la acción. La situación de emergencia humanitaria a la que se encaminan importantes capas de la población de países como Grecia, Portugal, Italia y España así lo exige.

Tenemos Merkel para rato, que acaba de ser confirmada como cabeza de cartel para las elecciones que celebrará Alemania en el otoño próximo. Perdemos el tiempo poniendo nuestras esperanzas en que los socialdemócratas de la mano de Peer Steinbruck cambien las cosas. Parecen aspirar, como ha escrito el euro-columnista estrella del Financial Times, Wolfgang Munchau, a socio menor de una futura coalición con los demócrata-cristianos. Supongo que nadie es tan ingenuo como para guardar esperanza en que las elecciones del Parlamento Europeo de 2014, o las nuestras, cuando toquen, enderecen nuestro curso. No podemos esperar.

Tenemos en el sur de Europa una peligrosa fatiga democrática. Observar reiteradamente cómo nuestros votos cambian poco o nada las políticas genera frustración. O cuando las cambian, es a peor, como en España. También tenemos eurofatiga, y es normal. ¿A quién le gusta una Europa dominada por Alemania en la que el resto agacha la cabeza y cumple, incluso aunque camine con pasos cortos hacia un suicidio colectivo?

Hemos de pasar a la acción. Nada peor que morir en un espeso letargo por miedo a un despertar colectivo. Y he aquí la palabra clave: colectivo. Igual que en España la mayor debilidad de los damnificados por los recortes de Rajoy es su propia falta de unidad con otros sectores perjudicados, algo similar nos pasa en la Europa del sur.

Grecia, Portugal, España e Italia debemos dejar de ponernos la zancadilla y decir cada semana que "su prima de riesgo está por encima de la mía". Es verdad que teníamos problemas diferentes pero han terminado por ponernos a todos en el mismo barco. Actuemos unidos y dejarán de hacer bromas sobre los PIGS. ¿Por dónde empezar?

Comencemos el año 2013 organizando una conferencia sobre la deuda. La idea la ha lanzado el líder de Syriza, Alexis Tsipras, ahora jefe de la oposición en Grecia. El foro serviría para tejer estrategias concertadas para lograr un ritmo de consolidación fiscal compatible con un horizonte de crecimiento económico y esperanza. ¿Por qué descartar ciertas quitas, como la que ya ha tenido Grecia? Lamento recordarlo pero a Alemania se le condonaron una gran parte de sus deudas tras la II Guerra Mundial a fin de que pudiera recuperarse y de hecho se convirtiera al cabo del tiempo en la gran locomotora de Europa.

La primera tarea diplomática para organizar la conferencia sería contar con el apoyo de Francia. A primera vista, a Hollande no le gustaría una foto con los alumnos rebeldes del eurogrupo, pero si lo pensara dos veces, no le desagradaría un contrapunto a la dominación alemana sobre el Consejo Europeo. Por otro lado, se teme que sea Francia la próxima gran ficha en sufrir las presiones de los mercados sobre su deuda soberana. Nuestros problemas pueden ser pronto también los suyos.

Hagamos de nuestra debilidad también nuestra fortaleza. En una sociedad de hiperconsumo, los compradores tenemos sobre nuestros productores una posición de fuerza. Eso sí, debemos actuar unidos.