La estrategia de Pedro Sánchez se llama 'pick and roll'

La estrategia de Pedro Sánchez se llama 'pick and roll'

Todos tratan de adivinar los planes del líder del PSOE para el proceso de investidura recurriendo a viejos paradigmas que funcionaban con otros políticos, y no dan con la tecla que clarifique cuáles son en realidad. En realidad es muy sencillo: la clave está en el BA-LON-CES-TO, que diría mi admirado Pepu Hernández.

Andan como locos con Pedro Sánchez los tertulianos, plumíferos, escribidores y esa nueva aristocracia de politólogos postineros que tan estupendamente explican lo que va a pasar en las elecciones una semana después de que ya se haya votado -nunca antes-.

Tratan de adivinar sus planes recurriendo a viejos paradigmas que funcionaban con otros políticos, y no dan con la tecla que clarifique cuál es en realidad el plan de Pedro Sánchez para el proceso de investidura - o no- que tenemos por delante, cuando en realidad es muy sencillo: la clave está en el BA-LON-CES-TO, que diría mi admirado Pepu Hernández.

Comparto con Pedro Sánchez muchas cosas, entre otras que pertenecemos a la misma generación y que ambos somos fanáticos del baloncesto. Bueno, él es del Estudiantes. Nadie es perfecto.

Pertenecemos a la generación que comenzó a ver partidos de la NBA en los años 90 del pasado siglo, en cuyas retransmisiones nocturnas pudimos comenzar a ver a parejas como Stockton-Malone, base y ala-pivot de los Utah Jazz, realizando cientos de veces una jugada sencilla y efectiva a la que Antonio Díaz Miguel llamaba pick and roll, es decir, bloqueo y continuación.

La jugada es simple: Karl Malone realizaba un bloqueo en la parte alta de la zona sobre el base que perseguía a John Stockton (pick) y, mientras el base rival chocaba con la mole de Malone y dudaba entre seguir a su par o no, este se deslizaba hacia la canasta (roll), donde recibía el pase de Stockton para marcar fácilmente una canasta.

El juego de Sánchez consiste en llevar la pelota hasta la zona del Partido Popular e impedir la investidura de Rajoy o cualquier otro candidato.

¿Y en qué se parece esto a los planes de Sánchez? Pues es muy sencillo. El juego de Sánchez consiste en llevar la pelota hasta la zona del Partido Popular e impedir ( #NoEsNo) la investidura de Rajoy o cualquier otro candidato del PP con un bloqueo fuerte y los codos fuera. Ahí tenemos el pick.

Inmediatamente, Sánchez se deslizará hacia la canasta libre de marca ( ahí tenemos el roll) y pondrá a su partido ante la dicotomía de elegir entre dos posibles jugadas, a saber:

  1. Nuevas elecciones, con los riesgos que representan tanto para él como para su partido. Bueno, sobre todo para su partido.
  2. Intentar eso que la prensa ha definido como "Gobierno Frankenstein", esto es, tras el batacazo de Rajoy, tratar de conseguir que el rey abra un segundo proceso de investidura con él mismo de candidato. Jugando, esta vez, con votos favorables y abstenciones de izquierdas distópicas y nacionalismos de trinchera. Un experimento que le explotaría en las manos al mismísimo Churchill en menos de dos años y que amortizaría al PSOE como opción de gobierno al menos para una década.

Habrá a quien esto le parezca un chantaje, pero no es más que un pick and roll bien ejecutado por alguien cuya supervivencia política depende de alargar los plazos lo máximo posible y esperar a que su determinación, manejo de los tiempos y baraka vuelvan a otorgarle una nueva prórroga.

Y recuerden, queridos tertulianos, plumíferos, politólogos y escribidores, cuando se trata de Pedro Sánchez, antes de buscar símiles de sus estrategias en Maquiavelo, El arte de la guerra, el mus, el bridge o el ajedrez, háganlo en el ba-lon-ces-to.